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miércoles, 16 de noviembre de 2016



  • Fernanda Solórzano habló de El suavecito, cinta de presupuesto limitado cuyo éxito se basó en la unión de ambos géneros

“El cine se puede adaptar a todas las realidades y todas las sociedades, incluso con poco presupuesto”, declaró Fernanda Solórzano, quien afirmó que El suavecito (Fernando Méndez, 1950) es un gran ejemplo de ello al adaptar el film noir a las condiciones de nuestro país. La crítica mexicana presentó la cinta este lunes 14 de noviembre en la Sala 4, Arcady Boytler, de la Cineteca Nacional.
Solórzano comentó que este filme habla del estado en que se encontraba el cine nacional en aquella época, cuando el género conocido como cine de barrio fue introducido. Además, señaló que contiene guiños tanto a la Época de Oro de la industria como al género negro, por contar con personajes de distintos valores morales. Durante su ponencia estuvo acompañada por Alejandro Pelayo, director general de la Cineteca.
La plática se dio en el marco del ciclo Charlas sobre cine y literatura, que se lleva a cabo cada lunes y que retoma obras de la literatura que han sido adaptadas a la pantalla dentro del género de cine negro. La actividad está organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional.
Como parte de su lectura, Fernanda explicó que el film noir ha surgido en diferentes lugares y momentos de la historia, siempre que existe alguna crisis social o de instituciones. Indicó que El suavecito “deja ver cómo la modernización de los años cincuenta va a provocar una desigualdad entre clases”. Comparó la película con Los olvidados (Luis Buñuel, 1950), pues en su momento ambas fueron motivo de escándalo debido a su tono controvertido.
Alejandro Pelayo agregó a los comentarios de la ponente que, además del aspecto sombrío, el filme también debe su éxito a los elementos del cine de barrio, pues de esta manera logró una conexión inmediata con el público. El lenguaje, el humor y los escenarios urbanos permitieron que la gente se identificara con la historia, de acuerdo con el director general.



El cine mexicano de barrio y el film noir coincidieron en la Cineteca Nacional

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miércoles, 5 de octubre de 2016



  • De acuerdo con Armando Casas, el cineasta Julio Bracho recopiló elementos de otros géneros y los añadió con ingenio a este thriller de 1943

Durante la Época de Oro del cine mexicano, el cineasta Julio Bracho marcó un punto de inflexión gracias a su habilidad para tomar elementos de diferentes géneros y añadirlos a un filme de cine negro. Esto fue señalado por Armando Casas durante la sesión inaugural del ciclo de Charlas sobre cine y literatura dedicado al film noir nacional, que se llevó a cabo el 3 de octubre en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional, el ciclo de pláticas tendrá una sesión cada lunes y retomará obras de la literatura que han sido adaptadas a la pantalla dentro del género de cine negro. En esta primera ocasión, Distinto amanecer (Julio Bracho, 1943) fue comentada por Casas y por Alejandro Pelayo, Director General de la Cineteca.
“Dentro de su época, Julio Bracho era el director que todos conocían como el hombre intelectual", aseguró el exdirector del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) con respecto a la reputación del aclamado realizador. "Con esta película podemos diferenciarlo de otros cineastas más orientados a lo popular”.
Distinto amanecer narra la persecución que sufre Octavio, el compañero de un líder sindical asesinado, mientras busca la manera de comprometer al autor del crimen, un político corrupto. Durante la búsqueda de unos documentos que puedan brindarle justicia al caso, Octavio se reencuentra con un antiguo amor.
El filme ofrece vistosos planos de las locaciones en que fue realizado, como el Centro Histórico y la estación ferroviaria de Buenavista, gracias al trabajo en la fotografía de Gabriel Figueroa. “Es la primera película en mostrar la Ciudad de esta manera”, añadió Casas. El productor valoró también la importancia de la música que se encuentra dentro de la historia y que afecta a los personajes.

Adicionalmente, señaló que la obra es pionera en abordar temas políticos. “Vemos gobernadores, diputados, movimientos obreros y estudiantiles... Temas que no se verían en el cine sino hasta mucho después; es adelantada a su tiempo”. Añadió igualmente que “marca los inicios de otro género representativo de México: el cabaret, que tiene momentos muy importantes en esta película”.
Por su parte, Alejandro Pelayo destacó con emoción el desarrollo de la historia. “¿Cuántos de ustedes pensaron que iba a suceder tal o cual cosa?”, preguntó al público. “Todo esto del gobernador, los matones, el cómo está construido todo; creo que es un muy buen thriller político”. Asimismo, alabó los memorables diálogos escritos por Xavier Villaurrutia.
“Tiene las características del cine negro: es urbana, oscura, tiene los asesinatos y nos encanta esta combinación de géneros, pues el thriller es maravilloso”, concluyó Pelayo sobre el filme. “Es aquí donde se conjugaron elementos que después se desarrollarían de distinta manera en el cine mexicano: el tema político que no se había tocado antes, la ciudad como telón de fondo y, además, el cabaret”, finalizó Armando Casas.
El ciclo Charlas sobre cine y literatura continuará el próximo lunes 10 de octubre en punto de las 18:00 horas con la proyección de La otra (Roberto Gavaldón, 1946), que será comentada por Pilar Jiménez Trejo en la sala 4. La entrada es libre al presentar las cortesías de acceso que serán repartidas en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.

Con Distinto amanecer dio inicio el ciclo sobre cine negro mexicano en la Cineteca

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miércoles, 7 de septiembre de 2016



  • Con Todas las mañanas del mundo, Pascal Quignard establece un diálogo con la vida misma a través de la música, según el periodista Pablo Espinosa

Cuando dos formas de arte complejas como el cine y la música se reúnen de forma tan sofisticada y filosófica, el resultado siempre es fructífero y de gran interés para el público. Tal es el caso de la obra escrita por Pascal Quignard, fuertemente inspirada en sus años como músico y que al ser llevada a la pantalla grande se convierte en un placer único para los sentidos.
Para el columnista y experto en música Pablo Espinosa, discutir sobre la influencia de la música en los textos de Quignard es un tema inagotable, así lo expresó durante su participación en Charlas sobre cine francés, llevada a cabo este lunes 5 de septiembre en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional, el ciclo de pláticas se realiza cada lunes desde el pasado agosto y retoma grandes obras de la literatura francesa que han sido llevadas al cine. En esta ocasión, el filme Todas las mañanas del mundo (Tous les matins du monde, 1991) de Alain Corneau, fue analizado por Espinosa.
La clave tanto del filme como de la literatura de Quignard reside en una particular frase: “Toda nota debe terminar como si falleciera”, pues no sólo se trata de una instrucción técnica para la ejecución musical, sino de una metáfora; una especie de alta poesía que “establece un diálogo con el silencio, la naturaleza, con el personaje de Monseiur de Sainte-Colombe, con la vida y con la muerte”, según el ponente.
Todas las mañanas del mundo representa la adaptación al cine no sólo del texto homónimo, sino de otros tantos escritos por Quignard en los que también es evidente su inspiración musical y su obsesión filosófica, su “antes de nacer”, reflejada de manera casi autobiográfica en el protagonista del filme, el frío y condescendiente Monsieur de Sainte-Colombe.
La película nos transporta a la Francia del siglo XVII cuando Sainte-Colombe, sumergido en la depresión tras la muerte de su esposa, se convirtió en un maestro de la ejecución de la viola de gamba (instrumento que él mismo modificó), para posteriormente recibir como alumno al joven pero virtuoso Marin Marais.
En palabras de Pablo Espinosa, el filme basado en la historia verídica de ambos personajes, “arrojó luz sobre Marais, uno de los compositores más importantes de la historia que a la fecha no goza del reconocimiento cabal, a pesar de que, por ejemplo, Johann Sebastian Bach le guardó respeto y admiración”.
El ponente se refirió de manera similar a Pascal Quignard, quien intervino de lleno en la realización del filme al escribir el guión. “Quignard sigue en su condición de autor de culto, que es sinónimo de desconocido, cuando se trata de uno de los escritores más importantes de esta era”, reclamó Espinosa.
La película consolidó el prestigio del músico catalán Jordi Savall, compositor de la banda sonora, al ambientar cada uno de los momentos trascendentes de la historia con una pieza única. Paradójicamente, el filme resalta también la importancia del silencio, que para el autor no es sólo la ausencia de sonido, sino “el estado en que el oído está más alerta”.
El silencio, junto a otros elementos como el lenguaje, la escritura, el arte, la sexualidad, la muerte y el “antes de nacer”, fundamentan toda la obra de Quignard y del carácter mismo del personaje de Sainte-Colombe, quien se convierte así en el alter ego de su autor, de acuerdo con Espinosa.
Todas las mañanas del mundo resulta, entonces, la conjugación perfecta del cine, la música de Jordi Savall y el pensamiento filosófico plasmado en la literatura de Pascal Quignard.
El ciclo de Charlas sobre cine francés continuará el próximo lunes 12 de septiembre en punto de las 18:00 horas con la proyección de Muelle de brumas (Le quai des brumes, Marcel  Carné, 1938), comentada por Martín Solares. La entrada es libre solicitando las cortesías de acceso en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.

La relación entre la música y el cine se volvió más íntima en la Cineteca Nacional

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viernes, 2 de septiembre de 2016


  • De acuerdo con la académica Elvira Liceaga, India song ejemplifica cómo la autora francesa fue capaz de trasladar una pieza de teatro al cine

Pocos son los escritores que aceptan llevar su obra a la pantalla grande, menos aún son los que por su propia cuenta deciden trasladar sus letras a movimientos y planos cinematográficos. Marguerite Duras es la excepción. La escritora francesa, convertida en cineasta bajo sus propios paradigmas, resulta un caso único al crear tres obras de diversa índole (teatro, texto, cine) con un mismo argumento.
“Se trata de una ocasión muy especial, realmente poco vista, en la que una escritora escribe un guión bajo petición, después lo trabaja como texto para libro, y luego lo vuelve a trabajar para convertirlo en película. De esta manera, se vuelve uno de sus textos más trabajados”, expresó Elvira Liceaga durante su ponencia en “Charlas sobre cine francés”, que tuvo lugar este 29 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional, la serie de charlas se lleva a cabo todos los lunes y se dedica a reflexionar sobre la relación entre la literatura francesa y sus adaptaciones al cine. En esta sesión, la académica expuso un caso muy particular en que una obra es llevada a la pantalla grande por el propio escritor.
Se trata de India song (1975), escrita como guión de teatro en 1972, a petición de Peter Hall, entonces director del Nathional Theatre de Londres. Posteriormente, Duras decide trabajar sobre el guión para convertirlo en texto literario. Tan sólo tres años después, en 1975, trabajó de nuevo sobre el texto para crear un guión de película y después dirigirlo.
Marguerite Duras nació cerca de Saigón, en Vietnam, factor que la marcó de manera muy íntima y que utiliza como recurso en varias de sus obras. La Indochina francesa sirvió como fondo para varias de sus novelas, entre las que destaca El amante (1984), también adaptada al cine por Jean-Jacques Annaud en 1991. India Song no es la excepción. Situado en Calcuta, este filme aborda la vida –casi inerte–, de la esposa del embajador francés en la India. Cansada de tanta monotonía, decide aventurarse con varios hombres para aliviar su situación.
El filme nos transporta a un escenario monótono, casi diluido con el sopor y el calor de Calcuta en verano. Se crea un ambiente de ensueño y confusión en donde el espectador no encuentra un terreno firme al cual asirse para descifrar un argumento. Duras transporta su lenguaje literario, sutil, escurridizo y sin diálogos directos, a movimientos casi nulos por parte de la cámara y a largos planos secuenciales en donde los actores parecen nunca establecer contacto con la audiencia.
“Uno como espectador no establece un diálogo con los actores, sino con la propia Duras”, afirmó Elvira Liceaga al terminar la cinta. Efectivamente nos encontramos ante un ejercicio cinematográfico que exige un esfuerzo y una participación activa por parte del espectador. Éste se ve obligado a realizar una construcción no a través de las líneas narrativas y las actuaciones, sino por medio de los sentimientos y emociones suscitadas al observar la obra.
La escritora francesa siempre buscó una participación activa tanto de sus lectores como de su audiencia; estaba en contra de lo que ella llamaba “espectadores primarios”, que era simples títeres que usaban el cine como una mera distracción. Esa sensación de incertidumbre y carencia de referentes que deja en sus lectores, se repite en este filme.
Otro de los aspectos fundamentales dentro de la película es la ausencia de sincronía entre los planos visuales y los planos sonoros; no llegamos a encontrar ni un solo diálogo directo entre los actores. En vez de eso, escuchamos una decena de voces en off, entre las que se distingue la de Duras, creando una polifonía de diálogos sueltos ampliamente literarios e introspectivos.
Con visibles influencias del cine de Alain Resnais, para quien Duras escribiría el guión de Hiroshima, mon amour(1959), India song es la película más reconocida y proyectada de la escritora y cineasta.
Durante la próxima sesión de Charlas sobre cine francés se proyectará Todas las mañanas del mundo (Tous les matins du monde, Alain Corneau, 1991), comentada por Pablo Espinosa, y se llevará a cabo el lunes 5 de septiembre a las 18:00 horas en la Sala 4. La entrada es libre y las cortesías de acceso pueden ser recogidas en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.

En la Cineteca Nacional se habló de la faceta como guionista y cineasta

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lunes, 11 de julio de 2016




  • A partir de los 5 años y con una duración de 60 minutos, la propuesta es una obra de La Máquina de Teatro
  • Dramaturgia, dirección y espacio escénico de Clarissa Malheiros y Juliana Faesler
En un campamento, en pleno desayuno, un grupo de scouts descubre que un integrante, Pío, ha desaparecido. Mientras tanto, el niño toma de inspiración novelas de aventuras para explorar el bosque, contactarse con la naturaleza y formar en su interior la rebeldía necesaria para aprender de la vida.
Llega al Teatro Sergio Magaña del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, El Pequeño Salvaje, puesta en escena basada en novelas clásicas, importantes por la originalidad con la que abordan asuntos vitales como la relación que sostenemos con nuestro entorno, la rebeldía frente a la injusticia, la toma de decisiones, la vida en sociedad, el bien común y la importancia de la lectura para adquirir herramientas que permitan configurar el mundo de otra manera.
La propuesta está articulada por sutiles cambios de universos entre los actores y los muñecos; estos dos conviven para ser espejo uno de otro, para poder ver lo de arriba y lo de abajo en diferentes escalas. Las historias se entrecruzan, evocan momentos centrales de las referencias literarias que toman e invitan a los niños y sus padres a la lectura, sin que se pierda el sentido mágico y trasgresor que posee todo ritual teatral.
El Barón rampante, Tarzán de los monos y Don Quijote son algunos de los libros que inspiran a Pío a explorar el bosque, subido en los árboles, en los cuales aprende del contacto directo con la naturaleza. Su rebeldía se transforma en un camino de aprendizaje. Los personajes de las novelas y la vida de los scouts se entrecruzan en una historia que habla del valor de la amistad, de la importancia del cuidado de la naturaleza y de la aventura que es crecer entre amigos.
El elenco está integrado por Roldán Ramírez, Sol Sánchez, Alaide Ibarra y Antonio Peña, quienes están bajo la dirección de Clarissa Malheiros y Juliana Faesler. Completan el equipo creativo: Liliana Felipe (música original), Marisol Cal y Mayor (coreografía), Elisheba Manhes (diseño de vestuario), Toztli Abril de dios (títeres) y Fidel Nah (asistencia de dirección).
Desde 2010, La Máquina de Teatro tiene como una de sus prioridades fundamentales la creación de obras que enriquezcan la experiencia de vida de los niños, jóvenes y adultos. “Buscamos desarrollar espectáculos que combinen la experiencia estética, el juego, la risa y los distintos temas que creemos relevantes para las nuevas generaciones. Sabemos que serán los niños, niñas, y jóvenes quienes podrán intervenir en el fortalecimiento de los valores de nuestra sociedad”, afirma la producción.
El Pequeño Salvaje es una producción del Programa de Teatro para Niños y Jóvenes del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y La Máquina de Teatro, gracias al apoyo del programa México en escena del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en su VI emisión.
El Pequeño Salvaje se presentará del 9 julio al 14 de agosto, los sábados y domingos, a las 13:00 horas, en elTeatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María La Ribera, cera del Metro San Cosme y del Metrobús El Chopo).

TEATROS CDMX invita a EL PEQUEÑO SALVAJE.

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miércoles, 6 de julio de 2016



  • Javier García-Galiano analizó el clásico expresionista de F. W. Murnau y los valores populares que reinstauró en el mito fáustico

La historia básica ha sido siempre igual: un alquimista que hace un pacto con el diablo. Lo que ha cambiado es la manera de relatarla; desde el teatro comunero de títeres hasta la compleja literatura de Thomas Mann y Paul Valéry, el mito de Fausto ha sido reinterpretado por siglos para explorar las consecuencias de la corrupción de la moral, el hedonismo y la gloria intelectual.
De todas aquellas versiones, la adaptación al cine que F. W. Murnau realizó en Fausto (Faust – Eine deutsche volkssage, 1926) es la primera en dicho arte en tratar de recuperar sus orígenes, indicó Javier García-Galiano durante su ponencia dentro del ciclo “Charlas sobre cine alemán”, que se llevó a cabo este 4 de julio en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional, la serie de charlas se lleva a cabo todos los lunes y se dedica a reflexionar sobre la relación entre literatura germánica y cine. En esta sesión, el escritor veracruzano reflexionó sobre la obra fundamental de Murnau y los valores populares que reinstauró en el mito fáustico.
“Creo que tiene un poco de pastorela esto”, comentó el novelista. De acuerdo con su análisis, el filme de Murnau retoma los inicios folclóricos de la historia de Fausto que se habían extraviado en sus iteraciones literarias más severas. Una señal de esto es el tratamiento de comedia de la película. “Rescata mucho el sentido del humor, que a veces no se ve mucho en Goethe, por ejemplo. Mefistófeles se vuelve cómico en muchos momentos”.
García-Galiano apuntó el punto de partida del mito de Fausto, precedente bíblico de los famosos títulos de Goethe y de Marlowe, en la figura histórica de Simón “el Mago”. El hechicero samaritano, que eventualmente fundaría el gnosticismo, aparece en el Nuevo Testamento como un hombre mágico y corrupto que, luego de subyugar al pueblo de Samaria bajo sus encantos, intenta comprarle poderes divinos a Pedro.
Antes de concluir la charla, el asimismo traductor de textos germánicos (cuyos trabajos incluyen El cazador Graco [Der jäger Gracchus, 1917], de Franz Kafka, y Mantrana [1984], de Ernst Jünger) invitó a la audiencia a aproximarse al arte alemán que, aunque luce completamente distinto a las inquietudes mexicanas, es más pertinente de lo que parece.
“La cultura alemana —o austriaca o suiza-alemana— nos puede parecer ajena, pero, como decía Borges, en Latinoamérica tenemos la ventaja de que no somos europeos: tenemos nuestra propia cultura y nos podemos apropiar y enriquecer con todo lo que es europeo, de Oriente y de todos lados”, concluyó.
La próxima sesión de Charlas sobre cine alemán estará dedicada a Effi briest (Rainer Werner Fassbinder, 1974), obra adaptada de la novela homónima de Theodor Fontane, y se llevará a cabo el lunes 11 de julio a las 18:00 horas en la Sala 4. La entrada es libre y las cortesías de acceso estarán disponibles en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.

En la Cineteca Nacional estudian el folclor en la leyenda de Fausto

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