- De acuerdo con la académica Elvira Liceaga, India song ejemplifica cómo la autora francesa fue capaz de trasladar una pieza de teatro al cine
Pocos son los escritores que aceptan llevar su obra a la pantalla grande, menos aún son los que por su propia cuenta deciden trasladar sus letras a movimientos y planos cinematográficos. Marguerite Duras es la excepción. La escritora francesa, convertida en cineasta bajo sus propios paradigmas, resulta un caso único al crear tres obras de diversa índole (teatro, texto, cine) con un mismo argumento.
“Se trata de una ocasión muy especial, realmente poco vista, en la que una escritora escribe un guión bajo petición, después lo trabaja como texto para libro, y luego lo vuelve a trabajar para convertirlo en película. De esta manera, se vuelve uno de sus textos más trabajados”, expresó Elvira Liceaga durante su ponencia en “Charlas sobre cine francés”, que tuvo lugar este 29 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional, la serie de charlas se lleva a cabo todos los lunes y se dedica a reflexionar sobre la relación entre la literatura francesa y sus adaptaciones al cine. En esta sesión, la académica expuso un caso muy particular en que una obra es llevada a la pantalla grande por el propio escritor.
Se trata de India song (1975), escrita como guión de teatro en 1972, a petición de Peter Hall, entonces director del Nathional Theatre de Londres. Posteriormente, Duras decide trabajar sobre el guión para convertirlo en texto literario. Tan sólo tres años después, en 1975, trabajó de nuevo sobre el texto para crear un guión de película y después dirigirlo.
Marguerite Duras nació cerca de Saigón, en Vietnam, factor que la marcó de manera muy íntima y que utiliza como recurso en varias de sus obras. La Indochina francesa sirvió como fondo para varias de sus novelas, entre las que destaca El amante (1984), también adaptada al cine por Jean-Jacques Annaud en 1991. India Song no es la excepción. Situado en Calcuta, este filme aborda la vida –casi inerte–, de la esposa del embajador francés en la India. Cansada de tanta monotonía, decide aventurarse con varios hombres para aliviar su situación.
El filme nos transporta a un escenario monótono, casi diluido con el sopor y el calor de Calcuta en verano. Se crea un ambiente de ensueño y confusión en donde el espectador no encuentra un terreno firme al cual asirse para descifrar un argumento. Duras transporta su lenguaje literario, sutil, escurridizo y sin diálogos directos, a movimientos casi nulos por parte de la cámara y a largos planos secuenciales en donde los actores parecen nunca establecer contacto con la audiencia.
“Uno como espectador no establece un diálogo con los actores, sino con la propia Duras”, afirmó Elvira Liceaga al terminar la cinta. Efectivamente nos encontramos ante un ejercicio cinematográfico que exige un esfuerzo y una participación activa por parte del espectador. Éste se ve obligado a realizar una construcción no a través de las líneas narrativas y las actuaciones, sino por medio de los sentimientos y emociones suscitadas al observar la obra.
La escritora francesa siempre buscó una participación activa tanto de sus lectores como de su audiencia; estaba en contra de lo que ella llamaba “espectadores primarios”, que era simples títeres que usaban el cine como una mera distracción. Esa sensación de incertidumbre y carencia de referentes que deja en sus lectores, se repite en este filme.
Otro de los aspectos fundamentales dentro de la película es la ausencia de sincronía entre los planos visuales y los planos sonoros; no llegamos a encontrar ni un solo diálogo directo entre los actores. En vez de eso, escuchamos una decena de voces en off, entre las que se distingue la de Duras, creando una polifonía de diálogos sueltos ampliamente literarios e introspectivos.
Con visibles influencias del cine de Alain Resnais, para quien Duras escribiría el guión de Hiroshima, mon amour(1959), India song es la película más reconocida y proyectada de la escritora y cineasta.
Durante la próxima sesión de Charlas sobre cine francés se proyectará Todas las mañanas del mundo (Tous les matins du monde, Alain Corneau, 1991), comentada por Pablo Espinosa, y se llevará a cabo el lunes 5 de septiembre a las 18:00 horas en la Sala 4. La entrada es libre y las cortesías de acceso pueden ser recogidas en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.
0 Comments:
Publicar un comentario