Marha Elena Romero, presentó Lilo y la propina del día
Por Héctor Medina Varalta
Lilo y la propina del día, es un libro bilingüe español-inglés, ilustrado por María Perujo Lavín, ambos idiomas se encuentran de forma independiente. Lilo y la propina del día, es la historia de un cachorro chihuahueño, que nació en una tienda de antigüedades; esto implica que creció rodeado de objetos maravillosos como: alfombras, lámparas, vasijas e infinidad de objetos que venían de tierras lejanas o que habían pasado por varias generaciones y le ayudó a desarrollar una habilidad muy especial para apreciar distintas texturas, colores, aromas y, con ello, una visión del mundo muy peculiar de apreciar las pequeñas cosas.
Un perro chihuahueño fuera de serie
Un buen día pasaban por ahí tres niñas con sus papás. De pronto, leen un letrero que decía: “Se venden perros chihuahueños.” De inmediato entran y deciden ver a los cachorros y se enamoran de uno en especial; eligen a Lilo, pues ya tenían acordado ponerle ese nombre y se lo llevan a casa. No tardan mucho en percatarse que Lilo es un cachorro fuera de serie, pues tiene la habilidad de causar emociones y de apreciar detalles que no siempre apreciamos los humanos: el sabor de la comida, ciertos olores, alegarse cuando llega un familiar a casa; esto lleva a una serie de sucesos que ocurren en la historia, a que una de las tres niñas sugiere que, al final del día lleven a cabo una dinámica familiar, a la que llaman “la propina del día”, que consiste en compartir el hecho o suceso de cualquier día que lo haya hecho especial, incluso, podría pasar desapercibido si no hicieran esa pausa, pero que al momento de verlo, se dan cuenta, que en el transcurso del día hubo ese momento especial.
Una filosofía muy sencilla
La propina puede ser, toparse con un amigo, puede ser escuchar tu música favorita en la radio, paladear tu postre favorito, encontrar el libro que estabas buscando o algún objeto perdido, contemplar el atardecer, la luna, etcétera. Es la manera en que Romero buscó compaginar dos cosas: la primera, la filosofía que ella adoptó hace ya varios años, que es la “propina del día”, de tratar en lo particular y después con su familia de practicar este ejercicio de gratitud, de analizar lo que se ha vivido en el día y, también compartir una historia que es muy biográfica, es decir, de cómo Lilo llegó a sus vidas, pues en realidad, Lilo es un cachorro que existió, que estuvo en el hogar de la autora por nueve años y, en efecto, fue comprado en una tienda de antigüedades y que tenía esta manera de ver el mundo. “Todo lo que yo narro es real, hay muy poca ficción, obviamente, hay algunos tintes, pero es una historia que nos ocurrió. Fue de esta manera en la que quise compartir esta filosofía de la propina del día a través de la visión de un ser tan amoroso, tan ingenioso, tan curioso como un perrito. Lamentablemente, Lilo falleció unas semanas antes de que el libro fuese publicado.
El ejercicio de la gratitud
“Cuando escribí la historia, Lilo vivía. De hecho, me acompañó a escribirlo en mi regazo. Desafortunadamente, fue esta mala coincidencia, pues no logró estar vivo para cuando el libro se publicó, pero sí para las anteriores publicaciones, pues le tocó hacer promoción conmigo.
También busco con esta historia crear un poco de conciencia de todo lo que aportan las mascotas a nuestras vidas; cómo ese amor desmedido que nos entregan, y no sólo los perros, también los gatos, hurones, pericos, como se entregan a nosotros, pues para ellos, nosotros somos su mundo y que no siempre son valorados y correspondidos. Por consiguiente, este es el mensaje que trato de inculcar: el ejercicio de la gratitud, si puede ser, desde temprana edad y si no a cualquier edad. Agradecer y apreciar las pequeñas cosas es algo que podemos aprender y también el amor por los animales. Y, desde luego, incentivar el hábito de la lectura en los niños.”
La China Mendoza sembró semillas
También, Martha Elena compartió que tenía una tía-abuela (la famosa escritora María Luisa Mendoza Romero, mejor conocida como la China Mendoza) que decía: “las mascotas son los hijos mudos de Dios. A la autora le parece una frase muy sabia y muy cierta. Ella era una amante y también defensora de los animales. También el libro es una manera de honrar su memoria. Su tía abuela la apoyo mucho cuando Martha Elena decidió ser escritora de cuentos infantiles. De hecho, el libro anterior, Luisol y las pesadillas, es en honor a su nombre: Luisa. A propósito, ella escribía para el periódico El Universal, incluso, dos días antes de fallecer le publicaron su última columna.
Libros adecuados a su edad y a sus intereses
“Estamos muy contentos, que nuevamente tengamos la FIL, estoy muy feliz de que este día estén trayendo a los niños, que todos respetando las medidas de sana distancia y con el respectivo cubrebocas, pero también haciendo esto un evento familiar. Me emociono. Acabo de darme una vuelta y ver a los niños elegir sus respectivos libros, que es algo muy importante, que permitamos que tengan al alcance libros, pero que también que sean libros adecuados a su edad y a sus intereses. Estoy de lo más emocionada-puntualizó Martha Elena.”