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El maravilloso poder del pensamiento
Por Héctor Medina Varalta
La quietud de las largas noches en la soledad de un cuarto de telegrafista en una solitaria aldea del monte sumaron todas las circunstancias ideales para el temperamento y la mentalidad de Edison. Él era un profundo pensador capaz de absorber su “ser interior” en la investigación, dejando fuera toda noción de tiempo y ambiente. Edison confesó temer que la gente lo creyera loco, pues escuchaba voces, al igual que los enfermos mentales, sin embargo, Edison no perdió el uso de la razón durante sus periodos de concentración profunda. Por lo contrario, encontró su verdadero ser y, al colocar su conocimiento consciente en un estado de suspensión temporal (durante la concentración), él era capaz de utilizar el almacén, mucho más enorme, de inteligencia y habilidad de nivel Supraconsciente de la mente.
¿Puedo ayudar
Uno de los más poderosos actos que, el hombre, en un estado propicio, puede levantar objetos mucho más pesados que él. Una demostración extraordinaria de los poderes extranormales del nivel Supraconsciente de la mente, está en el relato de un acontecimiento verídico, publicado en el libro El Poder Mágico de la Mente, de Walter M. Germain: Había un choque de varios automóviles. En ese momento apareció de la oscuridad un negro fornido. “¿Puedo ayudar?”, preguntó. El alguacil Don Henry meneó la cabeza en signo negativo. Nadie podía ayudar cuando cuatro camiones y un demoledor no podían mover el coche, para cuando llegaran las antorchas y los vagones de los bomberos sería demasiado tarde. Con toda calma, el hombre de color caminó al coche y con sus manos arrancó la puerta.
Odiaba el fuego
“Atónitos, los espectadores observaban cómo el negro llegó al coche y arrancó el hule ardiendo del suelo. Entonces aplacó las llamas en torno a las piernas de Gaby (una automovilista que se encontraba atrapada entre los hierros retorcidos) con sus puras manos. ‘Fue más o menos en este punto- dijo uno de los testigos oculares-, que vi el rostro del gigantón. Al principio pensé que estaba hipnotizado. Entonces la expresión fija de ira fría y calculada. Yo antes había visto lo mismo: en Pearl Harbor y Okinawa. Recuerdo que pensé: Este tipo no está calmado, está enfurecido. Era que odiaba el fuego’.
Las llamas crecían
“Rápidamente, tal y como si lo hubiera ensayado, el negro continuó en su tarea, metiendo los largos brazos al coche. Entonces, enderezó el volante como si fuera de hojalata. Con la mano izquierda en el freno y la derecha en un pedal, por poco y arranca el fondo para liberar las piernas de Gaby. Pacientemente, luego con aferramiento, el gran hombre forcejeaba para meterse al lado de Gaby. Había poco espacio. Retrocediendo se detuvo brevemente. Las llamas crecían. Él las miraba iracundo. Entonces, agachándose y poniéndose en cuclillas, comenzó a forcejear para meterse, batallando como loco. Entonces comenzó a levantarse paulatinamente. Los músculos se enchanchaban en la media luz y los brazos de la camisa se desgarraban.
- “¡Dios mío!-, gritó una mujer, ¡quiere empujar el techo!
Y lo logró
“Con el cuello y los hombros contra el techo sumido del coche, él empujaba con toda resolución. De verdad escuchamos cuando el metal cedió. Cuando más tarde se discutía el rescate, el alguacil Henry meneó la cabeza desconcertadamente. El gigantón sostuvo el techo mientras sacábamos a Gaby. En el alboroto de atender a Gaby, nadie pensó en agradecer al negro ni en pedirle su nombre. Poco después, en el hospital con Gaby, el alguacil Henry dijo a los reporteros:
Dios le dio fuerzas
- “El misterioso Sansón desapareció tan calladamente como llegó. De no haberlo visto con mis propis ojos, jamás hubiera creído que un hombre fuera capaz de hacer el trabajo imposible para nosotros con cuatro camiones y un demoledor. Cuando este “misterioso Sansón” fue localizado al fin, él relató al reportero del periódico una historia interesante y significativa. Afirmó haber visto a su pequeña hija morir achicharrada cuando un incendio repentino destruyó la casa. Con el cuadro todavía en la mente-dijo-no era posible quedar inútilmente de espectador, viendo morir a otro ser humano entre las llamas. La idea de un ser humano ardiendo en el coche, le llenó de tanta furia que se sintió impelido a hacer algo. ¿De dónde sacó las fuerzas sobrehumanas para lograr tan extraordinaria hazaña de fuerza? Dijo a los periodistas que no lo sabía: “a no ser que Dios me las dio”, añadió.
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El Nican Mopohua, verdad o mito
Por Héctor Medina Varalta
El Nican Mopohua, según el clero católico, es la narración más antigua de las supuestas apariciones de la Virgen de Guadalupe, escrita en náhuatl por Antonio Valeriano y traducida al español por Primo Feliciano Velázquez. De acuerdo a la primera aparición: Diez años después de tomada la ciudad de México se suspendió la guerra y hubo paz entre los pueblos, así como empezó a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios por quien se vive. A la sazón, en el año de 1531, a pocos días del mes de diciembre, sucedió que un pobre indio, de nombre Juan Diego según se dice, natural de Cuautitlán. Tocante a las cosas espirituales aún todo pertenecía a Tlatilolco. Era sábado, muy de madrugada, y venía en pos del culto divino y de sus mandatos. Al llegar junto al cerrillo llamado Tepeyácac amanecía y oyó cantar arriba del cerrillo: semejaba canto de varios pájaros preciosos; callaban a ratos las voces de los cantores; y parecía que el monte les respondía.
El supuesto llamado celestial
Su canto muy suave y deleitoso, sobrepujaba al del COYOLTOTOTL y del TZINIZCAN y de otros pájaros lindos que cantaban. Se paró Juan Diego a ver y dijo para sí: “¿Por ventura soy digno de lo que oigo?, ¿quizás sueño?, ¿me levanto de dormir?, ¿dónde estoy?, ¿acaso en el paraíso terrenal, que dejaron dicho los viejos, nuestros mayores, ¿acaso ya en el cielo.” Estaba viendo hacia el oriente, arriba del cerrillo de donde procedía el maravilloso canto celestial y así que cesó repentinamente y se hizo el silencio, oyó que le llamaban de arriba del cerrillo y le decían; “Juanito, Juan Dieguito”.
Según el clero, los indios no tenían alma
Leoncio Garza-Valdés, autor del libro “Tepeyac, cinco siglos de engaño, escribe: “Ahora que se prueba que Juan Diego nunca existió, que ha sido solamente una leyenda, se nos cayó el techo encima, como dice el refrán- el primer obispo de México-Tenochtitlan, fray Juan de Zumárraga, jamás se imaginó que se le iba a incluir en situaciones en las que nunca estuvo envuelto. Encargado de la Inquisición, me pregunto a veces ¿cómo habría actuado si un indio, que en ese momento era considerado como un ser sin alma, dijera al señor obispo que se le había aparecido la santísima virgen, madre de Cristo? Probablemente, fray Juan de Zumárraga había encarcelado al indio que decía esa osadía y hasta lo habría mandado quemar en la hoguera. Por menos que eso mandó quemar a un cacique de Teotihuacan.”
Que no nos den atole con el dedo
“Nuestro país merece crecer en madurez y aprender a vivir en la verdad; no podemos seguir aceptando cuentas de vidrio verde como verdaderos chalchihuites (cuentas de jadeíta), ni que nos den atole con el dedo. Quizá reconocer que hemos estado engañados por cinco siglos sea muy difícil de aceptar y muy doloroso. Pero si queremos seguir siendo una nación poderosa, autosuficiente, y sobre todo, en donde impere la verdad. Sin embargo, como vivimos en un país libre, si alguna persona prefiere vivir en la mentira y seguir engañada, ¡tiene el derecho de seguir así”.
¡Con los ojos cerrados elijo a México!
Más adelante, Garza-Valdés sostiene que sigue siendo católico y cree en su religión. No obstante, no acepta el engaño para manejarnos como títeres. Además, menciona el hallazgo de tres imágenes diferentes en el lienzo de cáñamo de la virgen de Guadalupe, pinturas sobrepuestas una a la otra, que publicó en un libro titulado: La Triple Imagen, que ha sido un factor de discusión y que ha servido para que algunas personas lo hayan agredido, incluso representantes del clero, que deberían ser caritativos y comprensivos, ya que lo que pretendía el autor era defender la verdad y de que Juan Pablo II cometiera el error que pondría en duda la infalibidad papal.
En este reporte solo he encontrado hostilidad y odio-menciona el autor-. No me queda otro camino que decirles que soy mexicano y que estoy dispuesto a pelear con mi vida por México, y si me acorralan y me ponen la disyuntiva entre México y el Vaticano, ¡con los ojos cerrados elijo a México!
Dos metros y medio de estatura debería medir Juan Diego
Por su parte, el escritor e historiador, Juan Miguel Zunzunegui, escribe en su libro El Mito Guadalupano: símbolo de la eterna conquista: “El entonces cardenal Ernesto Corripio Ahumada envió al Vaticano toda la documentación que consideró prudente para la Santidad de Juan Diego, y la respuesta del Vaticano fue tajante. El relator de la Congregación para la Causa de los Santos, Sandro Corradinni, contestó: De Juan Diego no hay nada, la Virgen de Guadalupe es un mito que se inventaron los franciscanos para evangelizar México, Juan Diego no existió…”
Asimismo, Zunzunegui menciona que la supuesta tilma o ayate no es de fibra de maguey. Además, el cuadro guadalupano mide casi un metro con 80 centímetros y se supone que el ayate cubría del cuello a las rodillas. Alguien que mide 1:80 entre el cuello y las rodillas ha de medir algo así como dos metros y medio de estatura, y si ese Juan Diego gigante hubiera existido, se hubiera escrito de él aunque no se le hubiera aparecido la virgen.
Controversias
Más adelante, Zunzunegui relata que, el verdadero escándalo de 1556 lo desató otro religioso más temerario, fray Francisco de Bustamante, quien respondió en otro sermón el 8 de septiembre de ese mismo año, que el culto guadalupano generaba confusión entre los indios recién cristianizados, ya que por un lado se les prohibía la idolatría (adoración de imágenes, y por el otro se les hacía adorar una imagen de la Virgen, cuyo autor humano en esos tiempos era de sobra conocido. Dirigiéndose específicamente al arzobispo Montúfar, señalo: “Si se trata de apartar a los indios de la idolatría, por qué se les obliga a adorar a la Virgen de Guadalupe, pintada ayer por el indio Marcos Cipac de Aquino, educado en el colegio de Santiago Tlatelolco y cristianizado con ese nombre.” También fray Francisco de Bustamante, prior de los franciscanos, se aventó el tino de regañar públicamente nada más y nada menos que al arzobispo de México por tolerar, incluso incentivar el culto a la imagen guadalupana. No se contentó con que aquello era idolatría, para rematar agregó: “Quien sostenga que la virgen del Tepeyac hace milagros, debe ser castigado con cien azotes, y quien persevere en ese error, deberá recibir doscientos”.
Carta comprometedora
El escritor menciona que, La última gran investigación al respecto, con gran escándalo de por medio, se llevó a cabo durante el Porfiriato en 1883, época donde la Iglesia tenía una enorme influencia, encargada por el arzobispo don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, quien tenía muy buena relación con don Porfirio. La investigación en cuestión la llevó a cargo el erudito católico Joaquín García Icazbalceta, quien se negó en repetidas ocasiones a hacer dicha investigación y a emitir un reporte, tal vez porque sabía lo que de ello resultaría. Escribió una carta al arzobispo, misma a la que habrá que volver en más de una ocasión, pero de momento interesa lo que dice en su doceavo punto:
“El primer testigo de la Aparición debería de ser el
Ilustrísimo señor Zumárraga, a quien se atribuye papel
tan principal en el suceso y en las subsecuentes colocaciones
y traslaciones de la imagen. Pero en los muchos escritos suyos
que conocemos no hay la más ligera alusión al hecho o a las ermitas:
ni siquiera se encuentra una sola vez el nombre de Guadalupe.
Tenemos sus libros de doctrina, cartas, pareceres, una exhortación
Acerca de sus buenas obras. Ciertamente que no conocemos todo
Cuanto salió de su pluma, ni es racional exigir tanto; pero si absolutamente
nada dijo en lo mucho que tenemos, es suposición gratuita afirmar que en
otro papel cualquiera, de los que aún no se hallan, refirió el suceso…
De todo corazón quisiera yo que uno (milagro) tan honorífico para nuestra
patria fuera cierto, pero no lo encuentro así; y si estamos obligados a creer y
pregonar los milagros verdaderos, también nos está prohibido divulgar
y sostener los falsos”.
La madrecita de los pobres es un lucrativo negocio
Es decir, siglos después se reafirma lo ya conocido: Zumárraga jamás presenció dichas apariciones, ni el milagro del ayate, ni conoció a Juan Diego ni se refirió siquiera a la Virgen de Guadalupe, lo cual evidentemente hubiera hecho si un milagro de ese tamaño hubiera acontecido ante sus ojos; en vez de eso, lo que sí escribió es que Dios ya no quiere milagros. El verdadero milagro es que el mexicano soporte todo, aferrado al consuelo d su madre celestial, que agradezca sin importar lo que ocurra, que aguante año tras año. El milagro es que no veamos que los principales promotores del guadalupalismo siempre fueron Juan Pablo II en su tiempo, y Televisa, porque siempre ha sido un negocio y un sistema de control, porque la madrecita de los pobres llena los bolsillos de los ricos.
Más pruebas
Faltan más detalles como la desaparición de la corona que tenía en un principio la virgen de Guadalupe; el primer estudio científico del lienzo lo hizo Bartolache en el siglo XVIII y llegó a la conclusión de que la imagen guadalupana era una pintura humana; en 1928, Gerardo Murillo, “Dr, Atl”, quien también encontró que la pintura fue hecha por manos humanas, ubicó los colores y el origen de la tela; en 1982, por encargo de monseñor Schulenburg, abad de la Basílica, el restaurador José Sol Rosales hizo un amplio estudio al lienzo y concluyó lo mismo: es una pintura humana; la NASA jamás ha analizado el lienzo. Lo confirmó el propio abad; no hay pruebas históricas de la existencia de Juan Diego. Incluso, en 1982, la postura oficial del Vaticano fue que Juan Diego no existió y que la Virgen de Guadalupe era un mito para evangelizar México; cuando en la década delos 90 se revivió la causa de canonizar a Juan Diego sin pruebas históricas “apareció” milagrosamente un documento que avalaba su existencia. Aparentemente, el documento es una prueba fabricada. A pesar de todo, Juan Diego fue canonizado en 2002, lo que fue una estrategia para atraer fieles y hacer más grande el negocio. La Basílica gana más de mil millones de pesos al año.
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La tercera entrega de El jardín de las mariposas, te robará el sueño
En Los niños del verano (Planeta), Dot Hutchison vuelve a hacer uso de su particular estilo al narrar un thriller cargado de sensaciones, intenso y emocional. Esta es una entrega más de la serie El jardín de las mariposas.
Una noche al llegar a su casa, Ramírez se encuentra con un niño ensangrentado abrazado a un oso de peluche. Al preguntarle qué le pasó, le cuenta que un ángel mató a sus padres y lo llevó hasta allí para que ella lo protegiera. Se trata del asesinato más atroz y violento que se haya conocido en la unidad especializada.
“Hay un punto en este trabajo en el que esperas que las cosas se vuelvan menos dolorosas. La pasas mal en tus primeros casos y confías en que, en algún momento del incierto futuro, te acostumbrarás como tus compañeros, y lo que veas y leas te afectará menos. Un día, verás a un niño que ha sufrido abusos que ni siquiera puede nombrar, y eso no destrozará algo dentro de ti. Pero nunca pasa.”
A partir de ese momento, otros niños se dan cita en el domicilio de Mercedes. Todos relatando la misma historia. Todos con algo en común y obligados a presenciar la manera en que sus padres fueron asesinados.
Un ángel vengador está suelto impartiendo su justicia salvaje. En el seguimiento del caso, la agente se enfrenteará con su propio dolor y cada crimen abrirá las heridas que por años ha tratado de cicatrizar. Si no consigue dar con el delincuente, será demasiado tarde para ella también.
Dot Hutchison. Es autora del bestseller internacional El Jardín de las Mariposas (Editorial Planeta) la primera entrega de la serie El coleccionista, que será llevada a la pantalla grande. También escribió Las rosas de mayo (Editorial Planeta) A Wounded Name, una novela juvenil basada en Hamlet de Shakespeare. Ha trabajado en un campamento de boy scouts, una tienda de artículos para manualidades, una librería y la Feria Renacentista. Le encantan las tormentas eléctricas, la mitología, la historia y las películas que pueden y deben verse una y otra vez.
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Pensamientos positivos= buena salud mental
Por Héctor Medina Varalta
El neurótico se salva de su
neurosis cuando es creador.
J. Del Amo
Uno de los mejores caminos para cultivar los pensamientos positivos que conducen a una buena salud mental, es el hábito de la lectura. En cualquier librería se puede conseguir obras excelentes. Por ejemplo, La mente en las relaciones humanas, de Dan Custer; El despertar del mago, de Horacio Jaramillo Loya; Psicología de la creatividad, de Mauro Rodríguez Estrada; Despertando al gigante interior, de Anthony Robbins, por citar algunos.
Los pájaros internos
Esta excelente obra de Jaramillo Loya, en la cual hace una interesante metáfora: compara a la mente humana con una jaula y a los pensamientos con pájaros. El escritor sostiene que existen tres tipos de ideas que él asemeja a distintas especies de aves: comunes y corrientes como los xanates; de rapiña como el buitre, y aves de ornato como el pavo real. Cuando la jaula de la mente está llena de xanates, es decir de ideas que nunca han sido cuestionadas y son de escasa calidad, la jaula se ensucia hasta la desesperación; la persona se queja siempre de lo mismo y platica los mismos temas: la inflación, lo mal que se comportan los hijos, el jefe que es un ogro, el precio del dólar, el transporte, el tráfico, lo mal que están los negocios, etcétera. Para Jaramillo Loya, los xanates son ideas repetitivas, antiguas, débiles, sin valor ni encanto. Por lo mismo, dejan a las personas con un mundo interior débil y desencantado, rutinario, sin cabida para la realización interior y para la experiencia de lo extraordinario.
Las aves de rapiña
Estas aves pueden ser otros ocupantes de la jaula de la mente. Las personas que las albergan en su interior les hacen la vida imposible a los demás, siempre están de mal humor, criticando y atacando. Por la sencilla razón de que los buitres los están desgarrando por dentro. Al respecto, Jaramillo Loya hace un excelente comentario: “Las personas que tienen pensamientos negativos llevan en su rostro una expresión desagradable y resulta fácil imaginar el malestar que viven por dentro. Parece que están oliendo algo podrido y feo, como la suciedad de los pájaros internos”.
Las aves de ornato
Resulta muy agradable estar cerca de una persona que alberga en su interior a este tipo de aves. Siempre se encuentran de muy buen humor, tienden la mano a quien lo necesita, son discretas y por ningún motivo hablan mal de los demás aunque tengan motivo. “Las aves de ornato- comenta Jaramillo Loya -, como el quetzal y el pavo real son delicadas y requieren mucha atención y cuidado. Las ideas nuevas y poco convencionales suelen durar poco tiempo dentro de la mente; cuando no son instrumentalizadas y llevadas a la práctica terminan por desaparecer (a pesar de ser tan bellas y grandiosas)”.
Regálese un libro
Por lo general, cuando se va de compras, uno surte la alacena, el closet, la cava y algunos enceres domésticos, pero pocas veces (en nuestro país) nos preocupamos en cultivar nuestro acervo cultural. Esta Navidad regálese un libro y practique lo que lea. Recuerde que puede leer toda una biblioteca, pero de nada le sirve si usted no lo aplica a su vida.
Comentarios: hmedina197@gmail.com
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