martes, 22 de noviembre de 2016

El cine explosivo de Xavier Dolan vuelve en la 61 Muestra Internacional con No es más que el fin del mundo




  • Adaptando la obra homónima de Jean-Luc Lagarce, su nueva cinta exhibe el caos familiar que provoca un escritor moribundo que vuelve a casa


Jean-Luc Lagarce, dramaturgo de Héricourt, Francia, tenía 38 años cuando sucumbió ante el virus del SIDA. Cinco años antes, en 1990, había escrito Juste la fin du monde, una obra de teatro en donde el protagonista, que padece una enfermedad sin nombre, sabe que va a morir y decide anunciárselo a la familia que abandonó años atrás.
El argumento de esta pieza fue adaptado al cine por el polémico cineasta Xavier Dolan en su primera producción fuera de Canadá: No es más que el fin del mundo (Juste la fin du monde, 2016), que forma parte de la 61 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, con proyecciones en la Sala 1, Jorge Stahl, del 23 al 28 de noviembre.
El alter ego de Lagarce está encarnado por Gaspard Ulliel, actor que recientemente ganó posición con su trabajo protagónico en Saint Laurent (Bertrand Bonello, 2014). El actor francés se pone en la piel de Louis-Jean Knipper, un escritor enfermo que regresa a la casa de su madre después de 12 años de ausencia para anunciar su muerte inminente, sólo para ser recibido con egoísmo y hostilidad.
“Quien haya vivido abuso y violencia y haya regresado a casa después de un tiempo, y a quien le sea difícil lidiar con familiares complicados, puede entender, incluso en mínimas proporciones, la falta de comunicación y los malentendidos que tienen lugar bajo ese techo”, comentó Dolan en la alfombra roja del Festival de Cine de Londres para The Upcoming.

La familia está integrada por algunos de los actores franceses más reconocidos de la industria contemporánea. Vincent Cassel interpreta al hermano mayor del protagonista, que lo agrede constantemente; Marion Cotillard es su nuera, una mujer sumisa y retraída que es la primera en darse cuenta que el escritor está en mal estado; y Léa Seydoux está en el papel de su hermana menor, su única cómplice a pesar del fuerte resentimiento que siente hacia él.
La presencia de Dolan en el Festival de Cine de Cannes es cada vez más impactante entre la crítica. Cuando el director de tan sólo 27 años de edad recibía el Grand Prix en la ceremonia del 2016, la sala de prensa reaccionó con abucheos. En México, sus películas Tom en el granero (Tom at the Farm, 2013) y Mommy (2014) fueron cálidamente recibidas en su paso por la Muestra Internacional de Cine.
Del otro lado de esta controversia, periodistas como Peter Bradshaw y Peter Debruge salieron en defensa de No es más que el fin del mundo, con argumentos que justifican el exceso de violencia verbal de los personajes y los claustrofóbicos primeros planos que predominan en la cinta como elementos necesarios para transmitir el estado anímico de un hombre que es oprimido por un ambiente venenoso.
“Aquí, en el género cinematográfico más desagradable (la reunión de familia disfuncional), Dolan ha encontrado una manera de exasperar y fatigar a su audiencia, pero también ha logrado una catarsis completamente inesperada al final de una agonizante hora y media. De pie sobre la tumba de los sueños, él sabe por qué el ave enjaulada canta”, escribió Debruge en su crítica para Variety.

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