Rolando Alamilla
Hace unas horas, un sismo de magnitud 7.4 en la escala de Richter sacudió a México. Precisamente 37 años después del sismo registrado en 1985 y 5 años del sismo registrado en 2017. La diferencia más grande con respecto al sismo de 1985 son las herramientas tecnológicas que se han desarrollado en el mundo. Sin duda una muy importante son las telecomunicaciones.
Al finalizar el segundo trimestre del año se contabilizaron un total de 135.2 millones de líneas móviles de las cuales 126.9 se utilizan a través de Smartphones. Aun cuando la penetración de líneas es menor que el promedio en América Latina, la cantidad de Smartphones con los que contamos nos permite contar con una pequeña ventana de oportunidad para salvar vidas en momentos como el vivido el pasado 19 de septiembre.
Al dividir un sismo en tres fases podemos encontrar distintas aplicaciones de las telecomunicaciones para cada una de estas fases.
Primera Fase: Prevención.
Existen aplicaciones que emiten alertas como las utilizadas en la Ciudad de México para alertar sobre un sismo. Al ser el mismo sistema, el Smartphone empieza a sonar antes de que suceda el evento. La cantidad de segundos que transcurren entre que empieza a sonar la alerta y empieza a sentirse el temblor varía dependiendo de la distancia del epicentro con la ciudad de México.
Para el sismo registrado el día de hoy, así como el de hace 5 años, estas aplicaciones dieron a sus usuarios algunos segundos de ventaja.
Los puntos a considerar son los siguientes. La alerta sísmica tiene un costo que oscila entre los $55 y los $75 pesos. En ocasiones los usuarios muestran confusión debido a que la aplicación es del tipo compras in-app; esto quiere decir que la para su correcto funcionamiento la compra se realiza una vez descargada la aplicación y no al momento de ser descargada.
El segundo punto es que la alerta sólo funciona para el valle de México. Personas que radican en otros estados no pueden utilizar este tipo de tecnología.
Segunda Fase: Contacto con familiares
A los segundos siguientes después de un sismo y lograr estar a salvo lo más importante es conocer el estado de nuestros familiares y amigos. Es muy importante entender que la infraestructura celular desplegada por los operadores se realiza en base a análisis de mercado cuantas antenas instalar en que punto a forma de cubrir las necesidades de conectividad cotidiana. Ante un evento de esta magnitud se pone a prueba la capacidad instalada contra la demanda de un servicio es por eso que las redes de telefonía móviles se saturan.
De esta forma es importante considerar el uso de los servicios de mensajería instantánea y redes sociales para ponernos en contacto con seres queridos a fin de no saturar las redes de telecomunicaciones móviles que pueden ser esenciales para quienes intentan salvar una vida.
En México se contabilizaron 88.6 millones de internautas para el 2021 de los cuales 99% cuenta con al menos un servicio de mensajería instantánea (WhatsApp, Messenger, Telegram, etc) y 98% reportan contar con al menos una red social (Facebook, Twitter, Instagram).
Al utilizar estos sistemas podemos avisar de forma rápida y oportuna sobre nuestra condición actual. De igual manera si en la zona donde te encuentras cuentas con un acceso WiFi es esencial priorizar la conectividad a este pues la estabilidad de la red y el flujo de información es más mayor que al conectar se la red del operador móvil.
Tercera Fase: Ayuda y organización
Si bien no se han desarrollado aplicaciones que nos permitan subir información sobre en donde se necesita ayuda y clasificar por el tipo de ayuda, las redes sociales han suplido esta labor de una forma excepcional.
Facebook y Twitter, se han vuelto de vital importancia para compartir información sobre las zonas de desastre, los centros de acopio y albergues. No sólo para conocer su ubicación, también para conocer sus necesidades en tiempo real.
De esta forma, en 2017, se lograron conocer lugares de siniestros de forma más ágil y rescatar víctimas. También se permite conocer sobre necesidades muy específicas tanto de herramienta especializada como de medicamentos que se requieren en cada uno de los sitios.
Una de las posibilidades que ofrece las redes sociales, además de su viralidad, es el uso de hashtags. Estos permiten ordenar la información en tiempo real por orden cronológico. Es esta forma poner en Twitter y Facebook información acompañada de un #Albergue #Rescate #Derrumbe #CentroDeAcopio facilita canalizar la ayuda.
Si embargo, en esta fase encontramos una barrera. La desinformación. Al ser tan fácil el acceso y en muchas ocasiones se desconoce el funcionamiento de las redes sociales, se comparte información que no está verificada o que es de días u horas anteriores esto genera mucho desconcierto entre personas que llegan a un sitio y ofreciendo ayuda que por el momento ya no es necesaria. Hacer un uso responsable de las redes sociales ayuda a todos en momentos de desastres.
Sin duda los elementos de seguridad y sociedad civil hicieron su mejor esfuerzo para levantar al país tras el sismo de 2017 y las telecomunicaciones jugaron un papel de vital importancia. Esperamos que no sea necesario nuevamente hacer uso de estas herramientas por un desastre de esa magnitud, sin embargo, es importante saber que ante este tipo de escenarios, las telecomunicaciones pueden salvar vidas.
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