martes, 1 de diciembre de 2020

La ciencia detrás del desarrollo de la vacuna contra COVID-19

 Los Expertos del Hospital Houson Methodist nos explican las diferentes tecnologías utilizadas para el desarrollo de las vacunas de manera segura, de las cuales varias están ya a punto de ser aprobadas.

El desarrollo, las pruebas y la fabricación de vacunas es un proceso lento que dura años o décadas. Sin embargo, dada la necesidad crítica de una vacuna contra el COVID-19, los investigadores de todo el mundo están trabajando a un ritmo sin precedentes para desarrollar una vacuna segura y eficaz lo más rápido posible. Si bien este proceso avanza mucho más rápido que el desarrollo de vacunas anteriores, los expertos nos afirman que podemos sentirnos cómodos de que la seguridad no se va a sacrificar una vez que la vacuna esté lista para distribuir.

El Dr. H. Dirk Sostman, presidente del Instituto Académico del Hospital Houston Methodist nos comenta qué, “a lo largo del desarrollo de la vacuna, los ensayos están siendo monitoreados en cuanto a sus perfiles de seguridad por paneles especializados independientes que supervisan cada ensayo; además de agencias reguladoras como la FDA en los Estados Unidos, y las agencias correspondientes en el Reino Unido y la Unión Europea. Los resultados de los ensayos de vacunas estarán disponibles para una revisión independiente también”.

El experto nos aclara las tres razones principales por las que el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19 ha progresado tan rápidamente, sin sacrificar su seguridad:

1- Los científicos han podido aprovechar las investigaciones anteriores sobre el coronavirus y las vacunas. El nuevo coronavirus que provoca el COVID-19 es muy similar a los coronavirus anteriores que han dado el salto de los animales a las personas (SARS y MERS), y también es similar a los coronavirus que provocan los resfriados comunes. Estas similitudes, así como la investigación previa sobre nuevas estrategias de vacunas que son más rápidas de desarrollar, han permitido a los investigadores comenzaran a probar candidatas a vacunas solo tres meses después de que este nuevo virus apareciera en humanos.
 
2- Se están desarrollando y probando decenas de candidatas a vacunas simultáneamente. Desarrollar una vacuna contra el COVID-19 se ha convertido en un verdadero esfuerzo global. La creación de una vacuna segura y eficaz conlleva muchas pruebas y errores, pero con varias decenas de vacunas candidatas en ensayos clínicos, la naturaleza de la “prueba y error” característica del desarrollo de cualquier vacuna, está siendo superada por el número de candidatos a vacunas que se están probando al mismo tiempo.
 

3- Se está utilizando tecnología innovadora para desarrollar vacunas y existe un apoyo financiero sin precedentes. Aunque algunas de las nuevas técnicas empleadas en la realización de vacunas, como las de ARN mensajero y las vacunas de vectores virales no replicantes, no han sido previamente aprobadas para su uso; se consideran seguras, fáciles de desarrollar y rápidas de fabricar.  Por otro lado, los gobiernos de todo el mundo están brindando un gran respaldo financiero para garantizar que se desarrolle una o varias vacunas seguras y efectivas lo más rápido posible. Por ello, los investigadores han podido impulsar estas nuevas tecnologías a través del desarrollo, con poco riesgo financiero, y a un ritmo mucho más rápido.

El Dr. Sostman, experto en vacunas del Hospital Houston Methodist, nos lleva a continuación por un recorrido para explicarnos la ciencia detrás de los diferentes tipos de vacunas candidatas contra el COVID-19:

“Hay diferentes tipos de vacunas, pero todas persiguen el mismo objetivo: estimular el sistema inmunológico de una persona para crear los anticuerpos protectores específicos y las células inmunitarias necesarios para reconocer y responder a un virus de manera rápida y eficaz, previniendo o reduciendo la gravedad de una enfermedad. De igual manera, hay actualmente varios tipos de vacunas candidatas contra el nuevo coronavirus: las principales son: 1) aquellas basadas en ADN y ARN mensajero, 2) las basadas en vectores virales no replicantes, 3) las vacunas virales inactivas y 4) las que son desarrolladas a base de proteínas” explica el especialista.

Vacunas basadas en ADN y ARN mensajero: contienen material genético viral sintético y no infeccioso que tus células pueden usar para crear componentes virales. Dado que estos componentes no se ensamblan en un virus completo (no vivo), en realidad no pueden enfermarte. Sin embargo, si pueden estimular una respuesta inmunitaria al virus. Las vacunas basadas en ARN y ADN son fáciles de desarrollar, pero utilizan tecnología nueva que no se había autorizado previamente en una vacuna. Hay mucho optimismo de que estas técnicas representen un nuevo avance en la rapidez de la fabricación de vacunas y que sean muy seguras y efectivas. Ejemplos de laboratorios que están probando vacunas candidatas de este tipo: Moderna y Pfizer (ambas de EUA en fase 3, que recientemente informaron 95% de efectividad[1] y están por ser aprobadas ya), Sanofi (Francia fase 1).[2]  
 
Vacuna de vector viral no replicante: su desarrollo consiste en la inyección de material genético del nuevo coronavirus en otro virus vivo, pero quitándole lo infeccioso, como el adenovirus de la gripa común. Este material genético puede ser utilizado por tus células, para producir componentes virales inactivos, que a su vez puede ayudar a estimular una respuesta inmunitaria. Esta técnica tiene una larga historia de éxito en la terapia génica, pero no se ha autorizado su uso previamente en vacunas. Ejemplos de laboratorios que están probando vacunas candidatas de este tipo: AstraZeneca-Universidad de Oxford (Reino Unido en fase 3 y que recientemente anunció que tiene un 70% de efectividad y está cerca de ser aprobada), CanSinoBio (China fase 3), Johnson & Johnson (EUA fase 3), Sputnik (Rusia fase 3).[3]
 
Vacuna viral inactivada: a través de su mecanismo hace que el nuevo coronavirus no sea infeccioso, utilizando sustancias químicas como formaldehído, o calor. Este tipo de vacuna es eficaz, pero debido a que requiere comenzar con grandes cantidades de virus vivo, la fabricación a gran escala de una vacuna de tipo viral inactivada puede llevar bastante tiempo. Ejemplos de laboratorios que están probando vacunas candidatas de este tipo: Sinopharm, Sinovac e Instituto Wuhan, las tres de China y todas ellas en fase 3.[4]
 

Vacuna a base de proteínas: consta de componentes virales no infecciosos que, cuando se eligen estratégicamente, pueden estimular el sistema inmunológico. Este tipo de vacuna requiere comúnmente un adyuvante, una molécula estimulante del sistema inmunológico adicional, así como múltiples dosis. Este tipo de vacuna se puede producir creando partículas similares al virus que imitan la capa exterior del mismo, pero no contienen material genético dentro de dicha capa. Estos pueden desencadenar una fuerte respuesta inmunitaria, pero pueden ser difíciles de fabricar a gran escala. Ejemplo de laboratorio que está probando vacuna candidata de este tipo: Novavax (EUA fase 3).[5]

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