La convergencia tecnológica se refiere a la integración de plataformas, servicios y aplicaciones provistos o transmitidos a través de un mismo canal o red de distribución. Bajo este marco conceptual, se ha transitado a la reunión de diversas redes bajo un mismo ecosistema competitivo. Por ejemplo, a partir de que las redes fijas de telecomunicaciones dieron origen a aquellas móviles y se sumaron aquellas de TV de paga (especialmente aquellas de cable) se ha consolidado un sistema de infraestructura convergente.
Por su parte, es un hecho que los contenidos audiovisuales y editoriales, así como las plataformas de comunicación, información y entretenimiento que hoy conocemos y disfrutamos han requerido desde su origen de la infraestructura de telecomunicaciones para su difusión y acercamiento a la población. Consecuentemente, son estos los elementos que nutren y producen el tráfico en las redes de telecomunicaciones.
En años recientes, se ha comenzado a gestar una nueva etapa de convergencia e integración tecnológica detonada por la fusión de empresas de telecomunicaciones con infraestructura propia con aquellas de medios y de contenidos. En un momento en el que Internet como una infraestructura y un servicio comienza a apuntalarse como un ‘commodity’ y en el que existe una preferencia creciente de consumo de contenidos bajo demanda, ubicuos y desde cualquier dispositivo; se ha dado origen a una consolidación de agregadores de infraestructura y generadores de contenidos.
Tal es el caso de la reciente anunciada compra de AT&T a Time Warner por $85,400 millones de dólares, operación que reuniría al principal proveedor de telecomunicaciones móviles y de televisión en Estados Unidos, con huella móvil en México y con presencia en diversos mercados de TV de paga en Latinoamérica, con uno de los líderes mundiales en la creación de contenidos de cine y televisión que cuenta con una vasta biblioteca de entretenimiento.
De ser aprobada la transacción por los órganos reguladores de Estados Unidos, AT&T buscaría transitar a un nuevo modelo de provisión de capacidades suficientes de transmisión de datos para hacer llegar contenidos de manera más eficiente, oportuna y ubicua y que detonaría los incentivos a la inversión en infraestructura en redes móviles (especialmente de 5G) que compitan con la provisión de internet a través de redes fijas.
Esta integración basa su lógica en que el rey es contenido y la reina es la infraestructura y ambos constituyen el maridaje perfecto. Asimismo, reconoce que en la actualidad la distribución de contenidos, especialmente de video, obtiene un mayor alcance a través del móvil, al igual que identifica que el futuro de las telecomunicaciones está basado en la provisión de servicios móviles óptimos y de calidad.
A su vez, promete consolidarse como una alternativa competitiva en el acceso y provisión de contenidos audiovisuales, frente a modelos tradicionales de programación lineal (TV abierta y de paga) y otros proveedores de video que proporcionaría valor agregado y mejor experiencia de usuario a los actuales y potenciales suscriptores de sus servicios.
A pesar de todo ello, se trata de una operación que tomaría entre seis meses y un año para obtener la aprobación de las instituciones financieras y regulatorias en aquel país y que muy probablemente sea sujeta a reservas como la imposición de la obligación de compartición de contenidos para no gestar un factor de exclusión a la competencia en la provisión de contenidos.
Pero sin duda sentaría las bases para un nuevo sistema competitivo en el mercado de telecomunicaciones y contenidos basado en la innovación, en la expansión en la distribución de contenidos, en el ofrecimiento de servicios de valor agregado para los consumidores, pero sobre todo en la provisión de servicios móviles de última generación con capacidades de transmisión de datos superiores.
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