Byr Carlos García de Balzac.
La Nueva Central de Trabajadores ( NCT ) informó que el conflicto que se vive desde mediados del año pasado en el Servicio de Transportes Eléctricos (STE) y en la Alianza de Tranviarios de México (ATM) está
lejos de ser un conflicto meramente intersindical, en el que supuestamente estarían dos facciones del sindicato disputándose el poder, como se le quiere presentar por una de las partes y por algunos medios.
En un comunicado, detallo que se trata de un problema de clara ingerencia patronal y partidista en los asuntos del sindicato, de violación de la legalidad y de la vida interna de la organización, de vulneración de la democracia sindical, y de inaceptables prácticas de pandillerismo, o porrismo auspiciado por las autoridades, que están
creando terror y violación de derechos humanos y laborales entre la base trabajadora. Recordaron que desde el mes de agosto del año pasado, días después de un Congreso del sindicato en el que hubieran tenido la oportunidad de expresarse, a un mes del proceso electoral en el que podrían haber presentado una alternativa y sin que mediara proceso alguno por parte de la Comisión de Fiscalización y Vigilancia --es decir, al margen de cualquier procedimiento o instancia estatutaria de la organización— unas decenas de trabajadores (en un
sindicato formado por más de 2 500 trabajadores) y personas ajenas a la organización, encabezados por algunos miembros de la dirección, se concentraron dentro de instalaciones de la empresa, con pleno consentimiento de la misma, y decidieron irrumpir violentamente en las oficinas sindicales para asaltar al Secretario General Benito Bahena, juzgarlo sumariamente y --bajo amenazas, insultos y agresiones— obligarlo a “firmar su renuncia”. Se trató no de una destitución sino de un golpe orquestado. Así las cosas, indicaron que la conducta antisindical es inaceptable, antidemocrática aunque se le quiso disfrazar de “rebelión de las bases”, violatoria de los derechos
humanos e ilegal. Correctamente las autoridades laborales descalificaron la supuesta renuncia bajo esas circunstancias. Por lo que aquellas organizaciones sindicales que han dado cobijo a este grupo están jugando con fuego al legitimar una acción golpista como salida para dirimir conflictos internos. Por lo que la secuencia
lógica fue la “elección” –en una asamblea parcial y a modo, no contemplada ni convocada de acuerdo a los estatutos y siempre bajo la venia de la dirección de la empresa-- de una “dirección” sindical encabezada por Eugenio Rangel y otros antiguos colaboradores de Benito que en realidad conspiraban ladinamente contra él desde hace tiempo, y cuyos diversos intereses fueron orquestados por la empresa en una alianza sin principios. En una actuación apegada estrictamente a la ley, que siempre debería caracterizar a la Junta Local de Conciliación
y Arbitraje (JLCA), las autoridades laborales no aceptaron maniobra tan burda y ratificaron su reconocimiento, y toma de nota, a la dirección encabezada por Benito Bahena, quien es hasta ahora el único
Secretario General surgido de elecciones democráticas abiertas a toda la base trabajadora.
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