Primera parte
Por Héctor Medina Varalta
El primer director del Museo Regional de Guadalajara fue “Ixca” Farías y Álvarez del Castillo, cuyo verdadero nombre era el de Juan-pero lo cambió por “Ixca” que significa “alfarero”-y permaneció en el cargo aproximadamente 29 años. Para inferir al menos en el carácter inicial que tuvo el museo, es importante tener presente que Farías desempeñaba desde 1916 el puesto de Inspector y Conservador de Monumentos Artísticos e Históricos, lo cual debió de estar presente, sobre todo, en el periodo de formación del museo. Asimismo debe mencionarse que 28 años antes de la fundación de este museo, en la ciudad hubo otro, pero de carácter industrial. Dicho museo se fundó el 16 de septiembre de 1890 a instancias del gobierno del Estado, de la Cámara de Comercio y algunos otros organismos. Este ubicado en uno de los sal9ones de la planta baja de la Escuela de Ingenieros, antiguo Colegio de San Juan, en la confluencia de las calles Juárez y Ocampo. Fue un museo dedicado a la industria manufacturera, agrícola 67y minera, en el cual se exhibían artículos de tal naturaleza. Sin embargo, cuando el señor Farías escribió una nota acerca de ese centro cultural, mencionó de paso la gran cantidad de objetos industriales exhibidos en él fijando también su atención en unas enormes vitrinas llenas de objetos artísticos y de mérito histórico que muchas familias cedieron a dicho establecimiento…, un sinnúmero de jarrones de porcelana asiática de gran valor, candeleros de plata y latón cincelados, varias filigranas de marfil y un buen número de ídolos...!
Toda una gama de coautores
Por esa y tantas razones, el Museo Regional de Guadalajara presentó Museo Regional 100 años de difusión cultural, una obra de incalculable valor histórico, pero que está al alcance de todos los bolsillos. En la mesa del presídium estuvieron los siguientes personajes: el maestro Javier García, trabajador jubilado de esta institución; el presbítero Tomás de Hijar; Rafael García y la doctora en historia Teresa Fernández, quienes presentaron este libro. Javier García resaltó que se siente honrado porque se encontraban en la mesa del presídium, personas muy conocedoras dentro del ámbito cultural. Más adelante manifestó que, se ha hablado mucho de lo que es el Museo Regional de Guadalajara, además, está escrito en el libro, acerca de lo que fue este edificio antes de ser museo tan importante para la sociedad tapatía y el Estado de Jalisco. En el libro, algunos de los coautores: Guillermina Sánchez Hernández, J. Jesús Jiménez López, Daniel Ruiz Cansino, Martha Judith Fuentes Arellano, Tomás de Hijar Ornelas, entre otros, nos hablan de cómo era la vida cuando este museo era Seminario Conciliar en esta ciudad. Es muy interesante todo lo que se dice y lo que está escrito y que será deleite de todos los lectores; El libro habla de este edificio tan importante como seminario.
Biblioteca pública desde el 24 de julio de 1861
Por su parte, la doctora Teresa Hernández mencionó que el edificio fue prisión de los insurgentes; cuartel, en la Revolución Mexicana y el famoso Liceo de varones. Sin embargo, este edificio también albergó otros departamentos muy importantes en su momento. En el lado norte de este edificio se encontraba el Banco Ejidal. Asimismo, en la parte frontal, se encontraba de la puerta principal hacia el norte estaba una oficina que era el Comité Pro turismo; en la parte trasera o lo que viene siendo el oriente de la ciudad, que hoy conocemos como Patio del Fresno también hacia las ves de Escuela de Música. No obstante, en un tiempo también fue Escuela de Enfermería. Asimismo, antes de ser museo también fue la Biblioteca Pública del Estado, papel muy importante, en su momento, de la sociedad tapatía; estuvo desde el 24 de julio de 1861 hasta 1972, en la calle de Hidalgo la Biblioteca Pública. En un tiempo, al frente de la Biblioteca Pública se encontraba su director, el maestro José Cornejo Franco. En el libro se pueden encontrar algunas citas de lo que es la historia del museo y de la biblioteca, en las que nombran al maestro José Cornejo Franco, otras más del licenciado José Guadalupe Zuno, otras citas de José Luis Razo Zaragoza.
Primera atapa de 1950 a 1974
Recuerdo que el licenciado Zuno acudía a su oficina que se encontraba al entrar del lado derecho, llegaba para saber que pendientes o cosas había para revisar en el museo. Zuno se estaba un rato y después se iba por la calle de Hidalgo a la Biblioteca Pública para convivir, posiblemente hacia algunos comentarios sobre historia; se reunían José Cornejo Franco, José Luis Razo Zaragoza, que era el más joven, el licenciado José Guadalupe Zuno y Carlos Sthal. Estos dos últimos fueron los fundadores del Centro Bohemio de Guadalajara, un lugar muy conocido y muy connotado por muchos ilustres que vieron lo que fue este lugar: pintores, escultores, escritores, poetas, que se reunían en este lugar donde nos encontramos en este momento, que es el Auditorio José Guadalupe Zuno. Además, los artistas tenían un salón donde pintaban, dibujaban, hacían esculturas, que estaba contraesquina del periódico El Informador. Hay muchas cosas, muchos momentos, mucha historia del Museo Regional de Guadalajara. Efectivamente, como dice la doctora Teresa Hernández, son dos o tres etapas por las que ha pasado este museo; la primera atapa de 1950 a 1974, ya que se cerró de 1974 a 1975 hasta que fue su reinauguración el 1° de julio de 1976.
La etapa 1950 a 1955
Entré a trabajar a este sagrado reciento en 1958, esto quiere decir que el museo tenía 40 años de haberse fundado. Ciertamente la doctora Hernández mencionó que en el Museo Regional de Guadalajara éramos nueve trabajadores en aquel entonces, para ser más exacto éramos diez, con el director José Guadalupe Zuno Hernández. El resto de los nueve trabajadores nos hacíamos cargo de todas las salas, que en aquel entonces, una de las salas llamada José María Arreola que fue inaugurada en 1945, que era una preciosa sala de arqueología; estaba la Sala de Arte Religioso, La Capilla, muy bien adornada como si estuviera en función porque tenía cuadros de José de Ibarra, en un nicho, se encontraba la Virgen de Loreto; había unas figuras estofadas en madera y algunas vitrinas como si en realidad fuera una capilla. Y efectivamente, era una capilla doméstica cuando era el Seminario Conciliar de Guadalajara. Después de la etapa 1950 a 1955, estuvo un tiempo el maestro Corona Núñez, después desde 1948 José Guadalupe Zuno Hernández como director emérito desde 1948 hasta su fallecimiento.
Gerardo Murillo, el doctor Atl
El libro relata cómo eran las salas en la primera etapa del Museo Regional de Guadalajara: la sala de la Nueva Galicia, la sala de gobernadores, la sala de Arte Popular; me tocó ver toda la gran cantidad de objetos, que fueron dados en su momento por Gerardo Murillo, el doctor Atl, de una gran colección de cerámica de diferentes Estados que estaban aquí, posiblemente todavía estén en el almacén; de toda la artesanía en cerámica que se daba no únicamente en Jalisco sino de otros Estados. Cabe resaltar, que el Dr. Atl era asiduo visitante del museo y preguntaba por Zuno, no por el licenciado Zuno, y así como él y como muchas personas de la sociedad jalisciense y de Guadalajara que venían y visitaban el museo; personajes como Raúl Anguiano, Carlos Orozco Romero, Rufino Tamayo, el Dr. Atl, todos ellos eran asiduos visitantes en esa primera atapa de lo que era el museo, porque ellos también, en su momento fueron donantes de muchas de las obras que se encontraban en exhibición. José Luis Figueroa, fue uno de los últimos pintores que estuvieron visitando en la primera etapa del Museo Regional de Guadalajara.
¡Qué tiempos aquellos, señor don Simón!
En la segunda etapa viene la restructuración integral del Museo Regional de Guadalajara en 1974 o 1975, un año que estuvo cerrado, pero para beneplácito de todos nosotros, de lo que es Guadalajara y de lo que es Jalisco, en todo el país, en su momento, fue un digno museo. El libro narra cómo se encontraban las catorce salas: Gran sala de pintura colonial mexicana, Sala de arte colonial popular, El arte popular colonial, Sala José María Estrada, Sala de arte popular, Sala de arte industrial, El pasillo y el segundo patio, La capilla, La sala de arqueología, La primera sala de los contemporáneos, la segunda sala de los contemporáneos, El salón de la Nueva Galicia, La sala de los gobernadores, Las salas amuebladas, Los salones de historia. La estrella de este museo era el de paleontología por el mamut de Catalina, Jalisco, que fue traído aquí en la primera sala de paleontología, montado por el señor Luis Larios. El personal de ese entonces hiso sus pininos con el montaje en 1962 y 1963. La sala de paleontología y de arqueología llevaba el nombre del maestro Otto Schöndube, que entre paréntesis fueron personajes que nos dieron muchas clases, instruyéndonos en muchas de sus ramas; el ingeniero Federico Solórzano Barrento, nos habló mucho de la paleontología, de todos los minerales. Nos daba clases los lunes cuando estaba cerrado el museo y nos metíamos a las salas para que nos explicara de cada uno de los fósiles que se encontraban aquí. Después, el siguiente lunes, el maestro Otto Schöndube nos daba clases de arqueología y así sucesivamente. Ahora veo entre los presentes al maestro Arturo Camacho, que nos hablaba mucho, sobre todo, de la pinacoteca, la pintura del siglo XVII y del siglo XVIII y la maestra Guillermina Sánchez Hernández nos impartía clases de la historia de Jalisco en Las salas de la historia de Jalisco I y II- subrayó Rafael García.
Abreviando nuestra cultura
“Quiero mencionar que el Museo Regional de Guadalajara ha sido muy importante para nosotros y para los que están aquí presentes, porque tienen el deseo de conocer nuestra cultura. En su momento, el museo fue tan importante, que se instituyó en la Escuela Normal de Jalisco donde fui catedrático durante 34 años, instituimos que todo futuro maestro normalista viniera al Museo Regional de Guadalajara para complementar sus estudios, y a su vez a los grupos escolares que, en aquel tiempo eran muchos los que visitaban el museo para complementar lo que son sus estudios. Incluso, muchos maestros se titularon con su documento recepcional que llevaba como título El Museo Regional de Guadalajara como apoyo didáctico, porque efectivamente si uno veía a cada una de las salas, era para abreviar lo que es nuestra cultura, conocer la historia y tantos personajes. Las personas y compañeros jubilados que externaron su opinión comentan cómo les daba gusto que al llegar las personas y explicarles a cada una de las salas a las que les correspondía, quedaban satisfechos porque daban las gracias de que el conocimiento que se tenía y el conocimiento que llevaban los visitantes. Desafortunadamente, en la actualidad, el Museo Regional de Guadalajara deja mucho que desear en lo que en su tiempo fue el Gran Museo Regional de Guadalajara”-puntualizó Tomás de Hijar.