Con distanciamiento social y usando la tecnología, las empresas deben insertar a prestadores de prácticas profesionales y servicio social en sus procesos para superar más rápido los estragos económicos de la pandemia
Una de las críticas más frecuentes emitidas hacia muchas de las universidades, es la de no preparar adecuadamente a los próximos profesionistas para el mundo laboral, principalmente en un entorno con alarmantes estadísticas de desocupación, en el que el éxito profesional se mide, precisamente, en términos de empleo.
Con el objetivo de aumentar las posibilidades de colocación en el mercado laboral, a través de la adquisición de experiencia y el desarrollo de competencias especializadas en su ámbito, desde hace por lo menos un par de décadas la mayoría de las universidades promueven la realización de prácticas profesionales y servicio social, en los cuales envían a sus estudiantes a entidades públicas y privadas, dentro y fuera del país, para que desempeñen actividades supervisadas que les permitan insertarse en su medio profesional.
Se trata de estrategias que durante lo que va del 2020 no han podido implementarse, ya que como parte de las restricciones sanitarias para prevenir la propagación del COVID-19, toda actividad académica presencial se encuentra suspendida en México, y toda actividad no esencial en las diferentes industrias se realiza con la operación de grupos reducidos de trabajadores.
En medio de pronósticos poco alentadores que estiman que México decrecerá al -10.2% al finalizar el año, y en un contexto internacional de inestabilidad y de rebrotes latentes de la pandemia, es probable que muchos de los espacios anteriormente destinados para la práctica de futuros profesionales se vean cerrados.
Además del apoyo de políticas públicas que motiven la confianza de los consumidores e inversores en las empresas, tras la pandemia será esencial crear nuevos puestos y formas de trabajo desde el emprendimiento e innovación para contrarrestar estas pérdidas, consideró el Mtro. Ulysses Moreno López, Director de la Incubadora de Negocios de CETYS Universidad.
“Aunque la prioridad es invertir en salud, también debe invertirse en las personas, y esto nos corresponde a cada uno de nosotros en el ámbito privado; estudiantes, académicos y empresarios, debemos ver oportunidades que nadie está visualizando para generar nuevas opciones de negocios que contemplen el distanciamiento social, y el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación”.
Para lograrlo, añadió, las instituciones de educación superior deben impulsar el surgimiento de emprendimientos disruptivos en los sectores tecnológico, social y cultural, para lo cual, también deben otorgar nuevas competencias a los estudiantes.
“No estar físicamente en los lugares de trabajo da lugar a desarrollar nuevas capacidades. Será la creatividad y la innovación de los trabajadores la que, con ayuda de las herramientas digitales, permitirá a las empresas gestionar los compromisos que se vieron en pausa por la contingencia, y en adelante, adaptar sus procesos para integrar en ellos a practicantes y apoyarlos en su desarrollo, creando así una nueva forma de prestar servicios de práctica profesional o servicio social”.
Al insertarse en los nuevos procesos de trabajo, los estudiantes generan valor para la empresa a la que prestan su servicio social o prácticas, al mismo tiempo que adquieren experiencia profesional.
Su conocimiento puede reinventar modelos de trabajo que han permanecido estáticos durante décadas, resultando un motor hacia la innovación de procesos y procedimientos en beneficio de la organización, por ejemplo, con el diseño de nuevos softwares para eficientar la producción, o con el análisis y entrega de nuevos planes de servicio al cliente y relaciones públicas que favorezcan su rentabilidad, lo cual será fundamental para superar lo antes posible la crisis y pérdida de competitividad producidas por el entorno económico.
Todo esto, dijo el Mtro. Ulysses Moreno, en un entorno post COVID-19 ayudará a garantizar no solo la subsistencia de las empresas, sino también su crecimiento.
La recomendación para los estudiantes es aumentar sus capacidades digitales y las habilidades blandas que les ayudarán a competir en estos contextos de incertidumbre y volatilidad internacional”, concluyó el Director.
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