En lo que corresponde a los niveles C y C-, el diferencial respecto al NSE A/B es de 24 y 34 puntos porcentuales respectivamente, lo cual se traduce en 19.5 millones de personas usuarias del servicio BAM. En el nivel C, 35% del gasto total es destinado a alimentación y 9%, a educación; respecto al nivel C-,38% del gasto se asigna a alimentos y 5% a vestido y calzado.[3]
Finalmente, en cuanto a los niveles D/E sólo 44% (35.1 millones de personas) cuenta con el servicio de BAM. La línea de telefonía móvil de estos usuarios normalmente se encuentra en el esquema de Prepago, lo cual hace que el costo de un megabyte sea superior al de los usuarios de Postpago. Asimismo, optan por el uso de una red WiFi o bien consumir minutos y SMS que en la mayoría de los esquemas son ilimitados.
En los niveles D+ y D, las personas destinan, en promedio, más del 40% de sus gastos en alimentos. En el caso particular del NSE D, 7% del gasto se asigna a educación. Por otro lado, en el NSE, se destina más de la mitad del gasto a alimentación y 5% a educación.[4]
Es importante recalcar que los usuarios ubicados en los NSE más bajos, especialmente D/E, encuentran barreras estructurales debido a que la adopción de dispositivos inteligentes es menor al del promedio nacional.
Resulta fundamental estimular el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones y un mercado competitivo, así como el impulso a una política de conectividad universal a fin de combatir la problemática que genera contar con casi la mitad de los mexicanos sin acceso a servicios de BAM.
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