miércoles, 24 de enero de 2018

Mujeres que hacen historia

Rosa Barocio, pedagoga, psicóloga, escritora y conferencista

by Héctor Medina Varalta

Guadalajara, Jalisco, enero de 2018. Educar con conciencia significa alentar al niño en su proceso de maduración, ofreciéndole apoyo, aceptación y amor incondicional. Suena sencillo, pero nadie nos enseña cómo hacerlo. Por un lado vemos que el autoritarismo de nuestros padres y maestros no funciona y por el otro vemos que la permisividad trae graves consecuencias. Con consejos prácticos, sensibilidad y gran sentido del humor, Rosa Barocio proporciona, basada en su amplia experiencia, una guía clara para la difícil tarea que resulta ser padres y maestros y educar con conciencia. El libro Disciplina con amor: cómo poner límites sin ahogarse en la culpa tiene diez años que se editó, pero la autora acaba de revisarlo e incluyó dos capítulos muy importantes: uno sobre la tecnología y el otro sobre cómo regresar a los niños a su cama. Cuando la autora escribió el libro ya había tecnología, pero no tenía el lugar tan preponderante que tiene en la actualidad en donde los escolares de primaria tienen celulares, están muy conectados a Internet, videojuegos y estamos viendo que también los padres de familia están conectados a las redes sociales, y hay una gran desconexión con los hijos, pues estos últimos están viviendo en este mundo virtual.


Poniendo límites
Por lo general, la mayoría de los padres no saben qué están viendo los jóvenes; antiguamente entraban en contacto con la pornografía entre los 11 y 13 años. En la actualidad se está viendo que los niños entran en contacto con la pornografía mucho más chicos, se ha observado en niños de 7 a 10 años. No es porque el niño busque la pornografía, es porque le aparece en la pantalla, y si los padres no están pendientes el niño se asusta o la comparte con sus amigos. Es así como se hace este congestionadero en un grupo de un salón de clases, porque en vez de acudir con sus padres o algún adulto de confianza, empiezan a compartirlo con todos sus contactos. La sugerencia que Rosa Barocio comparte, es que los padres estén presentes, atentos y que pongan límites en el uso de la tecnología, que no estén todo el día conectados y que compensen su uso con actividades físicas, con lectura, juegos de mesa, sentarse a conversar para que no se de esta desconexión social, pues se está viendo los efectos de la tecnología que afecta también en su atención, ya que se está detectando hiperactividad, falta de atención en la escuela, inquietud, nerviosismo, y también está relacionado con la falta de sueño.


Tecnología sin supervisión=peligro
Si los padres dejan que el niño se quede con el celular, la Tablet o el Lap top en su cuarto en la noche, pues piensan que está dormido cuando en realidad se encuentra chateando. Además, es darle una herramienta al niño que si uno no está al pendiente puede contactar a cualquier persona. Cuando hablo con los padres de los niños les pregunto que si dejarían solo a su hijo de 4 años en un parque, pues se ven que las personas que están ahí se ven buenas personas. La respuesta es un rotundo no, pero eso es lo que están haciendo a sus hijos cuando lo dejan con la tecnología sin supervisión: se deja solo al niño en manos de quién sabe. Por lo tanto, hay que tener cuidado y estar presentes. En lo particular, me gusta la tecnología, en ningún momento quiero dar a entender que la tecnología es mala o no hay que utilizarla. No, la tecnología es una herramienta increíble, pero hay que usarla responsablemente. Eso quiere decir, que los padres debemos estar a cargo. Les sugiero a los padres, que antes de dormir, les pidan a sus hijos que les entreguen físicamente el celular, la Tablet, la Lap top y se queden lejos de su alcance.

Hábito en el buen dormir
Solo así se puede asegurar que el niño va a dormir. Muchos de los problemas que se están viendo en los niños es que ya no duermen lo que necesitan dormir, pues para el desarrollo del cerebro, el sueño es indispensable. Se ha observado que los niños de preescolar están durmiendo una hora menos que hace 30 años y los niños de primaria y más mayores también. Uno puede decir: “qué más da”, pero esto afecta su rendimiento académico y evita que el cerebro termine de madurar. Para que el cerebro madure el niño necesita dormir las horas que necesita para que procese el conocimiento; es a través del sueño que se procesa el aprendizaje de la escuela. El acostarse a cierta hora es un hábito, hay que crearlo. Al principio, obviamente, se va a resistir el niño, pero a la larga se va acostumbrando y eso permite que tenga un desarrollo físico y emocional sanamente. Está comprobado que la falta de sueño afecta a los adolescentes, influye en la depresión, en la inestabilidad emocional. Si los padres de familia quieren que sus hijos estén sanos, tienen que asegurarse que están durmiendo. Pasando a otro punto, algunos niños tienen la costumbre de bajar de su cama para irse a dormir en la de los papás. Desafortunadamente, cuando los niños duermen con sus padres; en primer lugar nadie descansa bien. Por supuesto, cuando se trata de un recién nacido, los primeros meses, la madre necesita estar físicamente con el bebé. Pero conforme va creciendo, es indispensable que la madre pueda descansar igual que el padre y que el niño también tenga su propio espacio para que vaya conformando su sentido de individualidad. Cuando los niños siguen durmiendo con los padres y ya tienen 3, 4 o 5 años, es semejante cuando se desteta al niño y es muy grande. En cambio cuando el niño tiene 8 9 o 10 meses y se acostumbra a estar en su cuna o en su recámara, por supuesto, el proceso es muy fácil. En el libro hay un capítulo completo acerca de este tema.

Necesidad de tener nuestro propio espacio
En mi época no había el problema de que los niños se durmieran en la cama de sus padres, era muy raro cuando sucedía, es decir, cuando el niño tenía una pesadilla o cuando estaba enfermo. Es esporádico cuando el niño duerma con los padres: si tuvo una pesadilla, le dolía el oído o el estómago, cuando es una excepción, cuando es una excepción como estas, no hay problema, si se regresa a su cama o a su recámara, sin embargo, en la actualidad, los padres ya los acostumbraron y muchos padres se quejan de que no descansan lo suficiente: ellos ni los niños. El niño de 3 o 4 años está dando patadas para que lo suban, a veces hasta son dos hijos y la pareja no tienen un espacio ni un tiempo para estar solos como pareja. Esta es una parte también bastante importante; esta necesidad de tener nuestro propio espacio como adultos en donde puede uno descansar de ser padre, porque es cansado ser padre.

Amor a su profesión magisterial
Rosa Barocio es maestra, es educadora, no tiene clínica ni da terapia pero los padres se acercan con sus problemas y ella los asesora, generalmente por teléfono o si viven en Puebla, la ven directamente. Asesora a los padres para darles una orientación para que sepan a quien acudir cuando los problemas, a veces, son más delicados. Cuando el problema es sencillo, ella los ayuda, a veces los tiene que referir a un terapeuta, a un psicólogo o a un psiquiatra. 

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