El pasado 19 de septiembre un sismo de magnitud 7.1 grados en la escala de Richter sacudió a México. Precisamente 32 años después del sismo registrado en 1985. Existen muchas similitudes entre este sismo y el de 1985, sin embargo, la diferencia más grande son las herramientas tecnológicas que se han desarrollado en el mundo. Sin duda una muy importante son las telecomunicaciones.
Al finalizar el segundo trimestre del año se contabilizaron un total de 112.4 millones de líneas móviles de las cuales 95.9 se utilizan a través de Smartphones. Aun cuando la penetración de líneas es menor que el promedio en América Latina, la cantidad de Smartphones con los que contamos nos permite tener una pequeña ventana de oportunidad para salvar vidas en momentos como el vivido el pasado 19 de septiembre.
Al dividir un sismo en tres fases podemos encontrar distintas aplicaciones de las telecomunicaciones para cada una de estas fases.
Primera Fase: Prevención
Existen aplicaciones que emiten alertas como las utilizadas en la Ciudad de México para alertar sobre un sismo. Al ser el mismo sistema, el Smartphone empieza a sonar antes de que suceda el evento. La cantidad de segundos que transcurren entre que empieza a sonar la alerta y empieza a sentirse el temblor varía dependiendo de la distancia del epicentro con la ciudad de México.
Para el sismo registrado el día 7 de septiembre de 2017, estas aplicaciones dieron a sus usuarios 86 segundos de ventaja. El día 19 de septiembre el intervalo de tiempo fue menor debido a la cercanía del epicentro con la ciudad de México.
Los puntos a considerar son los siguientes. La alerta sísmica tiene un costo que oscila entre los $55 y los $75 pesos. En ocasiones los usuarios muestran confusión debido a que la aplicación es del tipo compras in-app; esto quiere decir que para su correcto funcionamiento la compra se realiza dentro de la aplicación y no al momento de ser descargada.
El segundo punto es que la alerta sólo funciona para el Valle de México. Personas que radican en otros estados no pueden utilizar este tipo de tecnología.
Segunda Fase: Contacto con familiares
A los segundos siguientes después de un sismo y lograr estar a salvo lo más importante es conocer el estado de nuestros familiares y amigos. Es muy importante entender que la infraestructura celular desplegada por los operadores se realiza en base a análisis de mercado del cual se obtiene el número de antes que se tienen que instalar en cada punto a fin de cubrir las necesidades de conectividad cotidiana. Ante un evento de esta magnitud se pone a prueba la capacidad instalada contra la demanda de un servicio es por eso que las redes de telefonía móviles se saturan.
De esta forma es importante considerar el uso de los servicios de mensajería instantánea y redes sociales para ponernos en contacto con seres queridos a fin de no saturar las redes de telecomunicaciones móviles que pueden ser esenciales para quienes intentan salvar una vida.
En México se contabilizaron 76 millones de internautas para el 2Q17 de los cuales 99% cuenta con al menos un servicio de mensajería instantánea (WhatsApp, Messenger, Telegram, etc) y 98% reportan contar con al menos una red social (Facebook, Twitter, Instagram).
Al utilizar estos sistemas podemos avisar de forma rápida y oportuna sobre nuestra condición actual. De igual manera si en la zona donde te encuentras cuentas con un acceso WiFi es esencial priorizar la conectividad a este dado que la estabilidad de la red y el flujo de información es más rápido que al estar conectado a la red del operador móvil.
Tercera Fase: Ayuda y organización
Si bien no se han desarrollado aplicaciones que nos permitan subir información sobre en donde se necesita ayuda y clasificar por el tipo de ayuda, las redes sociales han suplido esta labor de una forma excepcional.
Facebook y Twitter que cuentan con 72.7 y 15.4 millones de usuarios en México respectivamente, se han vuelto de vital importancia para compartir información sobre las zonas de desastre, los centros de acopio y albergues. No sólo para conocer su ubicación, también para conocer sus necesidades en tiempo real.
De esta forma se ha logrado conocer lugares de siniestros de forma más ágil y rescatar víctimas. También se permite conocer sobre necesidades muy específicas tanto de herramienta especializada como de medicamentos que se requieren en cada uno de los sitios.
Una de las posibilidades que ofrecen las redes sociales, además de su viralidad, es el uso de hashtags. Estos permiten ordenar la información en tiempo real por orden cronológico. De esta forma poner en Twitter y Facebook información acompañada de un #Albergue #Rescate #Derrumbe #CentroDeAcopio facilita canalizar la ayuda.
Si embargo, en esta fase encontramos una barrera. La desinformación. Al ser tan fácil el acceso y en muchas ocasiones se desconoce el funcionamiento de las redes sociales, se comparte información que no está verificada o que es de días u horas anteriores esto genera mucho desconcierto entre personas que llegan a un sitio ofreciendo ayuda que por el momento ya no es necesaria. Hacer un uso responsable de las redes sociales ayuda a todos en momentos como los que vive el país.
Sin duda los elementos de seguridad y sociedad civil están haciendo su mejor esfuerzo para levantar al país y las telecomunicaciones han jugado un papel de vital importancia mismo que seguirán jugando hasta que todos sean rescatados, los escombros levantados y las personas que están en los albergues puedan contar nuevamente con una vivienda.
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