Por su parte, la segmentación por Niveles Socioeconómicos (NSE) identifica un contexto similar. La proporción de personas que hacen uso de estos servicios en todos los rangos de NSE se aproxima al promedio general de adopción en hogares de 18.8%.Adicionalmente, se identifica una uniformidad de preferencias de los consumidores por estas plataformas entre grupos de edad. Es decir, la adopción de servicios OTT es igual entre la generación de Millennials (21 – 30 años) y de Baby Boomers (+50 años), misma que asciende a 20.4%.
Esta preferencia más homogénea entre los consumidores es atribuible a la creciente adopción de internet entre los hogares, equivalente a 43.2%, así como a la facilidad en el acceso y uso de las plataformas OTT, con una oferta de contenidos multidispositivo, producciones originales, un catálogo amplio y precios asequibles para los consumidores.
A partir de todo ello, es un hecho que, ante este escenario de incesante crecimiento en la adopción de las plataformas OTT y su cada vez mayor ganancia entre las preferencias de los consumidores de contenidos audiovisuales independientemente de su edad o NSE; estos representan una alternativa que compite con la televisión abierta y de paga.
Esta evolución tecnológica y de las preferencias de los consumidores ya muestra señales de reconocimiento por generadores de contenidos y operadores de telecomunicaciones, especialmente de TV de paga y principales cadenas de televisión abierta.
De esta manera, se han enfocado esfuerzos para hacer frente a ello con estrategias competitivas y atractivas para los consumidores, por ejemplo, al incorporar una oferta de contenidos OTT complementaria a su labor primaria de generación y distribución.
Tal circunstancia ha llamado la atención incluso de órganos reguladores alrededor del mundo y ha detonado una redefinición del ecosistema competitivo de contenidos audiovisuales, en el que ya se considera que la TV abierta, TV de paga y las plataformas de video OTT integran un mismo mercado.
Cabe anticipar que nuestro país se alinee no sólo en términos de mercado a esta tendencia mundial de diversificación en el acceso a contenidos audiovisuales; sino en las cada vez más experiencias regulatorias de convergencia entre plataformas. Se trata de una propensión hacia la que varios países del mundo, específicamente de Latinoamérica y la Unión Europea, buscan aproximarse y a la que México no debería abstraerse.
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