sábado, 31 de diciembre de 2016

Los Supercívicos visitaron la Feria Internacional del libro 2016 Guadalajara


By  Héctor Medina Varalta


Guadalajara, México, diciembre de 2016. En el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL), Arturo Hernández y Alejandro Marín y Kall, mejor conocidos como los Supercívicos presentaron el libro Nomás Tantito. Es un texto bastante divertido e informativo de civismo, que busca concientizar a la gente de situaciones que afectan a los pueblos y ciudades de nuestro país. Es muy clásico escuchar: Nomás tantito… “pus” sólo es una colilla; Nomás tantito… qué tanto es un chicle; Nomás tantito… no me tardo, “ai” dejo el auto en segunda fila; Nomás tantito… “gooooey”, sólo un mensajito mientras manejo y ya; Nomás tantito… “aaaay”, sólo es un vasito de unicel. Esa expresión que los mexicanos utilizamos para salirnos por la tangente y justificar cuando no hacemos las cosas de la manera correcta porque es más cómodo.


Arturo Hernández, el comandante Hernández mencionó que tienen este proyecto llamado Los Supercívicos empezó en la televisión y expulsado dos veces de ella por autocensura de diversos canales. El mensaje es generar conciencia cívica por medio del humor, pero no sólo eso, también hacemos ironía, cuestiones sarcásticas del gobierno. Nuestra filosofía es atacar al chiste con el chiste. Por lo tanto, si la autoridad, delegados, alcaldes o a quien corresponda arreglar, a los la ciudadanía nos dan un chiste en infraestructura, agua, luz, drenaje, en hacer lo que deben de hacer, nosotros correspondemos con un chiste.


Es muy gratificante ver cómo el activismo da frutos
Además, la crítica al gobierno nunca ha sido bien vista y especialmente en los medios. Por eso, Los Supercívicos, no estamos de acuerdo en que les demos dinero a los partidos políticos. Por ejemplo, en los canales de televisión no quieren que se hable mal de los partidos, ya que están comprando campañas y las compran con el dinero de nuestros impuestos. Hay que terminar con esa negativa dinámica ya que por esa razón tenemos un contenido tan estéril. Las redes sociales están destinadas a morir si no cambiamos. A final de cuentas, los jóvenes ya no ven televisión, pues ya no creen en lo que nos informa. Los nuevos mercados ya no están en la televisión, están en las redes sociales. Es renovarse o morir. Es la única oportunidad de tratar de dar ese vuelco de timón, de lo contrario tendrán que sufrir lo que tienen merecido. Tengo 47 años y he vivido en un mundo de censura, sobre todo, yo viví disfrutando una buena televisión en los 90. Después de eso, no puedes, no juegues, no debes decir eso, por qué, si es lo que pienso.
Por su parte, Alejandro Marín, 9 años menor que el Brigadier, señaló: no me gusta el término de influenciador, se me hace un término bastante arrogante. Me da mucho gusto saber que nuevamente regresé para estar en la tendencia conocida. Estamos en la lucha de activismo y muy contentos. Es muy gratificante ver cómo el activismo da frutos.
Haciendo conciencia cívica
Arturo durante mucho tiempo radicó en el extranjero, trabajando en M TV, que en los años 90 era muy buen canal. A su regreso a la Ciudad de México se dio cuenta que en nuestro país la gente hace lo que se le pega la gana y se encuentra con dos choques: uno que tiene que ver con la cultura y el otro que tiene que ver con lo laboral. En lo cultural, se dio cuenta que la falta de autoridad sumado al gandallismo de la ciudanía, pues al final, impera la ley del más fuerte o más gandaya. Recién llegado, al salir a la calle vi que un vecino había subido su auto a una rampa destinada al uso de las personas con discapacidad. Ante ese acto mi reacción fue inmediata. El comandante Hernández se dirigió al vecino para que respetara la rampa, sin embargo, este se ofendió. Arturo le dijo que algo iba a hacer.
En esa época yo admiraba todos los actos subversivos de Banksy. Me sorprendía su concepción de guerrilla urbana con conciencia, con crítica social, y aunque es considerada ilegal, en realidad es mucho más legal y mucho más lógica que muchas de las medidas tomadas por el Estado por poner el orden. Inspirado por Banksy, fui a una papelería a comprar pintura vegetal, que es inocua, y luego fui a un lugar donde venden unas ruedas con un palo que se utilizan para hacer líneas en el piso.

El nacimiento de Los Supercívicos
Al otro día, con esos instrumentos y cámara en mano, salí dos horas antes de la usual aparición del vecino. Tracé dos rayas paralelas, simulando a un par de llantas de silla de ruedas que empezaban en la banqueta y cruzaban a lo largo de su auto. De hecho, cuando lo estaba haciendo, unos chavos de secundaria me cuestionaron por qué lo hacía. Les conté lo ocurrido un día anterior, y de inmediato se sumaron a mi primera acción Supercívica, teníamos que hacerle entender que era incorrecto bloquear la rampa. Esperé a que el vecino saliera mientras yo lo grababa desde lejos, detrás de unos arbustos. Él daba vueltas alrededor de su coche, analizando cada centímetro pintado. Después de decirle que yo fui el autor quien le hizo eso a su coche, me amenazó con llamar a la policía, a lo que respondí: “Claro, llámale, yo por mi parte les diré que estacionaste en un lugar prohibido. Pero antes quiero decirte algo: lo que hice no es daño, porque puedes comprobar que es muy fácil quitar la pintura”-tomé una botella de agua, la vacié sobre lo pintado, y entonces desaparecía. Agregué-: mientras estas líneas de pintura salen con agua, “¿cómo te puedo quitar el cochambre mental que tienes en la cabeza al bloquear esta rampa?”

Despertando conciencias
De este modo, Los Supercívicos le están poniendo alto a todo tipo de abuso, es decir, no van a responder a la violencia no responden con violencia, ellos están dispuestos a cualquier tipo de diálogo y si los golpean, golpearán a 27 más que están tratando de despertar conciencia. El nivel de violencia es muy grave el nivel de violencia al que estamos acostumbrados por una serie de circunstancias. Esto es muy preocupante, por ejemplo, a los individuos que les cortaron las manos. Estamos desperdiciando mucha energía al volvernos sicarios, narcos, justicieros. Considero que esa energía la tenemos que enfocar en cosas positivas; si todos entramos a este canal vamos a lograr que este país crezca pero hay que ponernos las pilas.   
Referente a la alimentación, Los Supercívicos también tratan de generar conciencia, por ejemplo, las sopas instantáneas u otros productos que vienen envasados en plástico o unicel no sólo tienen escaso valor nutricional, sino que generan dioxinas al ser calentadas en hornos de microondas. Diles no a las sopas Maruchan-a propósito un  ex Secretario de Educación en Jalisco las vendía en las escuelas primarias-te envenenan, contaminan el ambiente y además saben bien pinches. Tampoco hay que ser tan extremista, se puede uno comer una sopa Maruchan de vez en cuando y no pasa nada. Asimismo, hablan del uso discriminatorio del popote, se usa hasta en el arroz-expresaron en son de broma-, ahora dicen que por higiene, pero hace veinte años nadie se enfermaba por no usarlos. Por lo tanto, hay que reestructurar nuestra manera de consumir las cosas;  debe de haber algunas bebidas que se pueden disfrutar con popote, pero deben de ser mínimo su consumo.

El problema de los chicles
Todo lo que Los Supercívicos abordan en el libro es para crear conciencia cívica, por citar un ejemplo, la mayoría de los mexicanos tiran a la calle el chicle que han mascado, sin saber que cada chicle contiene más de  50 mil bacterias y quien las pisa se las lleva a casa o al trabajo. Por otra parte, la Ciudad de México es la urbe campeona del mundo: 70 por cada metro cuadrado, además, quitar un chicle de la calle cuesta 2 pesos 50 centavos, lo que significa contaminación y gastos innecesarios para la ciudad. En México vemos como algo normal ver los chicles embarrados en las banquetas. Si viviéramos en Alemania, nos parecería muy extraño ver así a las banquetas. Deberíamos de imitar a Singapur país donde está prohibido el chicle.
Hace poco, la marca de chicles Clorest nos invitó para hacer una campaña, fuimos a ver de qué se trataba el asunto, si era a favor de qué hacer con el chicle después de que lo consumen o un uso responsable del chicle. Nos llevamos un chasco pues querían que les anunciáramos el producto para disimular el aliento a tabaco. No queremos relacionarnos con alguna marca aunque nos pague mucho dinero, pues no es parte de nuestra filosofía; no estamos cerrados a que las marcas se acerquen a nosotros, pero que sean consecuentes al proyecto que estamos haciendo, es decir, educar a la gente. Consideramos que ya que nos estén buscando las marcas es que no les está funcionando los medios de comunicación tradicionales. Esa es la realidad. Es algo así como si ellos dijeran: “Pagamos en televisión en equis programa tantos millones de pesos por el anuncio, y poca gente nos ve”.

Costumbres de antaño olvidadas
Los Supercívicos también mencionan qué hacer con las colillas de cigarro: se juntan en un recipiente de plástico tirarlas a la basura o llevarlas para que sean recicladas. Uno de los usos que se les da a las colillas que se reciclan es transformarlas en un líquido anticorrosivo que evita que se forme oxido en muebles y objetos de metal. Alex mencionó que caminaron como 200 metros a la televisión y había por lo menos diez coches estacionados sin permisos en las banquetas. Si una persona con alguna discapacidad en una silla de ruedas, le es imposible, se tiene que bajar con el riego que se la lleve un camión, pues los camioneros manejan muy mal.
Los Supercívicos es un proyecto de generar ciudadanía. Nosotros lo hacemos por medio del humor, pero la base es alzar “rabos”, dejémonos de quejar y pasemos a la acción. Si vemos que el vecino está obrando mal hay que decírselo, pero hay que ser prudentes y utilizar el diálogo y no caer en el juego de violencia.
Por último, nuestros amenos entrevistados mencionaron una costumbre olvidada que debería entrar en vigor: la bacinica. En los años 60 y 70 se podían conseguir estos utensilios que eran muy útiles y con los que se ahorraba mucha agua. Ahora estoy cambiando el panorama y estoy teniendo conflictos con mi mujer, ya que le digo que no le jale cuando hace pipi, deja que nuestro hijo y luego nuestra hija, luego cuando el baño tenga tres orinaditas le jalamos. Ya que si por una firmita voy a desperdiciar 20 litros de agua, no está bien- puntualizaron.

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