martes, 21 de junio de 2016

El cine visionario y crítico de Jia Zhang-ke regresa a la Cineteca Nacional


  • Se integra a la cartelera su filme Las montañas deben partir, interesante crónica del devenir sociocultural de la China capitalista


China, con su pujante economía y potente expansión cultural, tiene de fondo una compleja serie de transformaciones. Cambios que radican en lo más profundo de su sociedad. El cineasta Jia Zhang-ke, figura imprescindible del cine independiente chino, utiliza un triángulo amoroso y sus ramificaciones en varias generaciones para poner en una perspectiva más humana reflexiones sobre esta nación.
Después de presentarse en la 59 Muestra Internacional de Cine, Las montañas deben partir (Shan he gu ren, 2015), el más reciente largometraje del director Jia Zhang-ke, se integra a la cartelera de la Cineteca Nacional a partir del 17 de junio y podrá disfrutarse en la Sala 8, Ismael Rodríguez.
China, a finales de 1999. Tao, una joven de Fenyang, es cortejada por sus dos amigos de la infancia, Zang y Lianzi. Zang es propietario de una estación de gasolina, y está  destinado a un futuro prometedor, mientras que Liang trabaja en una mina de carbón. El corazón de Fenyang está dividido entre los dos hombres, y debe tomar una decisión que sellará su destino y el de su futuro hijo.
Los efectos del apremiado desarrollo económico en la China contemporánea y las transformaciones de sus costumbres y su identidad, han sido siempre temas determinantes en el cine de Jia Zhang-ke. Sin embargo, ninguna de sus obras había explorado tan profundamente los cambios que ha vivido la sociedad china, desde una perspectiva tan personal y emotiva como Las montañas deben partir.
Si bien no continúa con el crudo retrato de la corrupción en la China actual de su anterior largometraje, Un toque de pecado (2013) vista en la Muestra 56 y que sigue prohibida en su propio país, en esta nueva obra el realizador sigue haciendo la crónica de los tiempos cambiantes de su nación como lo hiciera Naturaleza muerta (Sanxia haoren, 2006).
Seleccionada para competir en Cannes 2015 por la Palma de Oro, la trama del filme se divide en tres temporalidades (1999, 2014 y 2025) para describir los cambios experimentados por los protagonistas en el contexto del neocapitalismo chino. Además, el punto medular del relato, el triángulo amoroso entre Tao, Zang y Lianzi, deja muy clara la diferenciación estratificada de clases y su encarnizada lucha.
Durante la presentación del filme en la sección Perlas del Festival de Cine de San Sebastián, el director chino afirmó que Las montañas deben partir habla sobre todo de sentimientos, aunque también deja claro que el dinero es un valor supremo en la China actual.
"El dinero se ha convertido en una idea-religión que está por encima de todo. La economía y el consumismo están afectando a los sentimientos", aseguró el realizador. Y añade que la cinta describe cómo en su país, al igual que en el resto del mundo, las nuevas tecnologías "están cambiando también las relaciones personales al hacer que tengamos menos tiempo, que cuando nos encontramos con otras personas estemos más acelerados" (El Diario Vasco).
Los tres grandes episodios de esta película, aunque presentados en una narración puramente lineal, se muestran como un interesante juego del cineasta entre narración y formato. Con la destacada participación del cinefotógrafo Yu Lik Wai —constante colaborador del director— cada segmento fue rodado con un formato de pantalla distinto los cuales van desde el 1.33:1 al scope, pasando por el 1,85:1.
La actuación protagónica de Zhao Tao, esposa del director y colaboradora en muchos de sus pasados proyectos, fue merecedora de la nominación a Mejor Actriz durante Festival de Cine de Taipei 2015.


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