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miércoles, 14 de julio de 2021

¿Sabe usted que es el Trastorno Obsesivo Compulsivo’

Por Héctor Medina Varalta


El Síndrome Collyer hoy en día hace referencia al desorden patológico de acumular compulsivamente basura y cosas inútiles

 

Hace varios años, en un vecindario de una ciudad de Estados Unidos ocurrió un hecho muy interesante: en las casas donde vivían matrimonios sin hijos o personas solas, después de regresar de sus respectivos trabajos, encontraban la casa impecablemente limpia, cuando la habían dejado desordenada. Lo curioso del caso es que no se llevaban ningún objeto o dinero. Como esto ocurría constantemente, el vecindario más que alarmados, tenían la curiosidad quién era la persona que les dejaba sus casas completamente limpias y ordenadas. Tiempo después descubrieron al autor de tanta pulcritud, era un vecino que padecía el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que tenía la compulsión por limpiar excesivamente su casa, pero como siempre estaba impecable se le ocurrió limpiar las casas de sus vecinos cuando estos no se encontraban en sus hogares. Al confundirlo con un ladrón en un hogar donde los propietarios llegaron más temprano que de costumbre, llamaron a la policía. Al enterarse por boca de este individuo que padecía dicho trastorno, por supuesto, retiraron los cargos, pero por orden del juez lo convidó a asistir a terapia. 

 

Síntomas

   Marco Antonio Espinosa, autor de “Psicopatología: Psicología de la Anormalidad” refiere que, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), es un trastorno que involucra pensamientos e impulsos no deseados persistentes e intrusivos (obsesión) y conductas repetitivas (compulsión) que tienen la intención de suprimirlos. El TOC es caracterizado por la generación de obsesiones que desembocan en compulsiones, es decir, la persona presenta ideas que no se puede quitar de su mente y se siente obligada de hacer actos repetitivos como una forma de protección ante estos pensamientos. Las ideas comúnmente abarcan temor, titubeo, duda o vergüenza, y los actos repetitivos
generalmente se manifiestan en contar, revisar, ordenar, limpiar o tocar.

 

Nada puede detener los impulsos compulsivos

   Las obsesiones pueden surgir de cualquier situación, por muy rara o insignificante que parezca, como la idea de que le irá mal si no manda la cadena de mensajes de paz a veinte personas que le enviaron a su correo electrónico o su teléfono celular; la infinidad de bacterias que hay en los asientos y pasamanos del transporte público; si al querer salir de casa, habrá cerrado correctamente la puerta; si se le acerca un vagabundo podrá contagiarse de algo y ser como él; pisar las líneas de la banqueta desgastará sus zapatos y dañará las plantas de sus pies, entre otras. Estas ideas intrusivas siempre estarán presentes en el individuo y no cesan. Ante ello se deben tener actos ritualistas que sirven de protección contra la ansiedad y mientras se realizan, el individuo se sentirá seguro. Retomando los ejemplos anteriores, las compulsiones serían: enviar de inmediato a veinte personas la cadena de mensaje de paz.

 

Otros rituales

   Pero como piensa que posiblemente no serán suficientes, la enviará a uno más y podría seguir así sucesivamente hasta llegar a suplicar el número de personas solicitado; usar guantes y cubre bocas cada vez que sube al transporte público (antes del COVID-19) para evitar contagiarse de alguna bacteria; evitar cualquier contacto con algún vagabundo, incluyendo el contacto visual y cambiarse de acera o regresarse por el mismo camino cada vez que esté cerca alguno; confirmar hasta siete veces que se ha cerrado bien la puerta, abriendo, cerrando y poniendo el seguro con la llave dándole vueltas y vueltas; saltar las líneas de la calle, ya sea de la banqueta o de algún lugar como la oficina para que no se desgasten sus zapatos o se dañen las plantas de los pies. 

 

Se acuñó el término “acumuladores”

   Asimismo, destacó que, los hermanos Homer y Langley Collyer, fueron dos estadounidenses que se destacaron por su carácter excéntrico y el acumulamiento compulsivo de objetos inservibles. Dichos hermanos, nacieron y vivieron en Nueva York desde finales del siglo XIX hasta mediados de la década de los 40 del siglo XX. Hijos de una familia acomodada que tuvo sus raíces en los primitivos colonos ingleses que llegaron a Estados Unidos, recibieron una sólida formación universitaria (derecho e ingeniería), sin embargo, no se les conoció ocupación alguna mientras vivieron pues las rentas que heredaron les permitieron vivir sin apuros económicos durante el resto de sus vidas. Los hermanos Collyer, acumuladores compulsivos, llegaron a juntar casi 200 toneladas de diverso material en su casa de 4 pisos en el cruce entre la Quinta Avenida y la calle 128 en Harlem, Manhattan. De ahí, se acuñó el término “acumuladores,” para definir a otras personas con la misma problemática.

 

Montañas de papel

   Volviendo a retomar el asunto de los hermanos Collyer, cuando la policía entró el 21 de marzo de 1947 en domicilio de estos personajes, alarmados los vecinos acerca de que los hermanos no daban señales de vida desde hacía bastante tiempo ni iban a cobrar las rentas, la policía no pudo ingresar por la puerta de entrada, pues se encontraron con enormes pilas de periódicos que impedían el paso desde el suelo hasta el techo;  por dicha razón, se solicitó la ayuda de los bomberos de Nueva York. No obstante, tampoco pudieron acceder a la vivienda a través de las ventanas pues también se encontraban absolutamente bloqueadas por gigantescas y compactas montañas de papel y otros objetos. Al final, no tuvieron más remedio que hacer un agujero en la azotea del edificio para lograr introducirse en la casa de los hermanos.

 

Trágico desenlace

   Después de seis horas de abrirse paso entre montañas de periódicos, revistas, libros y de  todo tipo de objetos, se encontró el cuerpo sin vida de uno de los hermanos, Homer, sentado en una silla. A pesar de las decenas de bomberos y policías involucrados en la búsqueda no se pudo encontrar el cuerpo del otro hermano, Langley, hasta dieciocho días después, el 8 de abril de 1947. Hubo para ello que remover y retirar 136 toneladas de material diverso. Sin embargo, el cadáver del segundo hermano apareció a escasos metros del primero. El cuerpo de Langley apareció en gran parte comido por las ratas y bajo una cantidad ingente de libros, periódicos y otros objetos de todo tipo. Había fallecido aplastado por un derrumbe mientras intentaba acceder en donde se hallaba su hermano Homer para darle de comer pues este era paralítico además de ciego. Su hermano Homer, como la autopsia posterior reveló, falleció de hambre y sed en una lánguida e interminable agonía.

 

Eran muy desconfiados

Langley, el mayor de los hermanos, estudió ingeniería y Homer, derecho marítimo, pero nunca las ejercieron profesionalmente debido a la fortuna económica que sus padres tenían entonces. Tras la muerte de sus padres (el padre, ginecólogo, y la madre, cantante de ópera) los hermanos decidieron encerrarse en uno de los pisos del edificio de cuatro plantas. Con el tiempo pasaron a ser dos personas completamente introvertidas, que apenas cruzaban palabra alguna con los vecinos de los edificios contiguos, debido a la degradación  e inseguridad del barrio en el que vivían. Esto originó su preocupación por que alguien intentara robar en su propiedad y decidieron atrincherarse dentro de su edificio y construir una serie de laberintos y trampas que evitarían que esto sucediera. Cierto día Homer sufrió un derrame que lo dejó ciego y tiempo después paralítico. Langley decidió hacerse cargo del cuidado de su hermano, estando pendiente de él durante el día y saliendo por comida y los periódicos de la jornada durante la madrugada.

 

Muerto por su misma trampa

Langley también fabricó una serie de trampas caseras que si se accionaban hacían caer kilos de objetos sobre el intruso: la vivienda de los Collyer era una auténtica trampa mortal llena de cajas, basura y periódicos. Tras un aviso anónimo sobre un dolor desagradable que salía del edificio, la policía tardó seis horas en lograr acceder a él. Allí encontraron el cadáver de Homer sentado en su butaca; la autopsia reveló que la muerte se había producido por falta de alimentos y agua. Después de dieciocho días de sacar todo lo acumulado en la vivienda, también se encontró el cuerpo en un estado avanzado de descomposición de Langley, quien se encontraba a pocos metros de la estancia donde se hallaba su hermano y que falleció a causa del derrumbe de una gran pila de periódicos y cajas ocurrido al accionar probablemente, sin querer, una de las trampas por él confeccionadas.  

 

 

 

Langley le daba a su hermano cien naranjas a la semana

Cuando las autoridades realizaron el inventario se  encontraron con  catorce pianos de cola, varios coches, máquinas de rayos X, centenares de miles de periódicos, más de 25 mil libros, miles y miles de discos, alfombras, bolsas repletas de basura, material quirúrgico, revólveres, granadas, escopetas, metralletas y un gran número de envases de cristal que contenían órganos humanos conservados en formol, entre otros. Además, los hermanos acumularon todos los periódicos emitidos en la Ciudad de Nueva York durante aproximadamente 3 décadas y media. Si tomamos en cuenta de que en dicha ciudad existían unos quince periódicos diarios, el total de periódicos acumulados ascendería a más 190 mil. En cierta ocasión le preguntaron a Langley acerca de su inexplicable manía de acumular periódicos. Contestó que los guardaba para que su hermano, ciego, los leyese cuando recuperase la vista y así se pudiera actualizar. Langley tenía la firme convicción que su hermano Homer recuperaría la vista y para tal efecto le daba a su hermano cien naranjas a la semana pues creía que dicho procedimiento era infalible. Esta es tan sólo una más de las decenas de extravagancias que adornaban a los hermanos.

 

La acumulación se lleva a cabo en la forma de un rito o acto compulsivo

La APA Asociación Americana de Psicología actualmente considera las manifestaciones de acumulación como un trastorno, aun cuando en versiones anteriores del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) y contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos mentales,  se les consideraba como un síntoma o subtipo del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Por su parte, la OMS también consideraba la acumulación como un acto compulsivo. Independientemente de su clasificación, la acumulación surge de pensamientos, ideas, imágenes o impulsos intrusivos (obsesiones); para bajar o controlar su preocupación o ansiedad se lleva a cabo la acumulación en la forma de un rito o acto compulsivo. Antes se consideraba a la acumulación patológica como el síndrome de Collyer, quienes vivieron las tres últimas décadas de su vida acumulando objetos como se destaca líneas arriba-puntualizó Marco Antonio Espinoza.  


Psiquiatría...

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sábado, 18 de julio de 2020


By Héctor Medina Varalta

Hace varios años, en un vecindario de una ciudad de Estados Unidos ocurrió un hecho muy interesante: en las casas donde vivían matrimonios sin hijos o personas solas, después de regresar de sus respectivos trabajos, encontraban la casa impecablemente limpia, cuando la habían dejado desordenada. Lo curioso del caso es que no se llevaban ningún objeto o dinero. Como esto ocurría constantemente, el vecindario más que alarmados, tenían la curiosidad quién era la persona que les dejaba sus casas completamente limpias y ordenadas. Tiempo después descubrieron al autor de tanta pulcritud, era un vecino que padecía el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que tenía la compulsión por limpiar excesivamente su casa, pero como siempre estaba impecable se le ocurrió limpiar las casas de sus vecinos cuando estos no se encontraban en sus hogares. Al confundirlo con un ladrón en un hogar donde los propietarios llegaron más temprano que de costumbre, llamaron a la policía. Al enterarse por boca de este individuo que padecía dicho trastorno, por supuesto, retiraron los cargos, pero por orden del juez lo convidó a asistir a terapia. 


Síntomas
Marco Antonio Espinosa, autor de Psicopatología: Psicología de la Anormalidad refiere que, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), es un trastorno que involucra pensamientos e impulsos no deseados persistentes e intrusivos (obsesión) y conductas repetitivas (compulsión) que tienen la intención de suprimirlos. El TOC es caracterizado por la generación de obsesiones que desembocan en compulsiones, es decir, la persona presenta ideas que no se puede quitar de su mente y se siente obligada de hacer actos repetitivos como una forma de protección ante estos pensamientos. Las ideas comúnmente abarcan temor, titubeo, duda o vergüenza, y los actos repetitivos generalmente se manifiestan en contar, revisar, ordenar, limpiar o tocar.

Nada puede detener los impulsos compulsivos
Las obsesiones pueden surgir de cualquier situación, por muy rara o insignificante que parezca, como la idea de que le irá mal si no manda la cadena de mensajes de paz a veinte personas que le enviaron a su correo electrónico o su teléfono celular; la infinidad de bacterias que hay en los asientos y pasamanos del transporte público; si al querer salir de casa, habrá cerrado correctamente la puerta; si se le acerca un vagabundo podrá contagiarse de algo y ser como él; pisar las líneas de la banqueta desgastará sus zapatos y dañará las plantas de sus pies, entre otras. Estas ideas intrusivas siempre estarán presentes en el individuo y no cesan. Ante ello se deben tener actos ritualistas que sirven de protección contra la ansiedad y mientras se realizan, el individuo se sentirá seguro. Retomando los ejemplos anteriores, las compulsiones serían: enviar de inmediato a veinte personas la cadena de mensaje de paz.


Otros rituales
Pero como piensa que posiblemente no serán suficientes, la enviará a uno más y podría seguir así sucesivamente hasta llegar a suplicar el número de personas solicitado; usar guantes y cubre bocas cada vez que sube al transporte público (antes del COVID-19) para evitar contagiarse de alguna bacteria; evitar cualquier contacto con algún vagabundo, incluyendo el contacto visual y cambiarse de acera o regresarse por el mismo camino cada vez que esté cerca alguno; confirmar hasta siete veces que se ha cerrado bien la puerta, abriendo, cerrando y poniendo el seguro con la llave dándole vueltas y vueltas; saltar las líneas de la calle, ya sea de la banqueta o de algún lugar como la oficina para que no se desgasten sus zapatos o se dañen las plantas de los pies. 

Se acuñó el término “acumuladores”
Asimismo, destacó que, los hermanos Homer y Langley Collyer, fueron dos estadounidenses que se destacaron por su carácter excéntrico y el acumulamiento compulsivo de objetos inservibles. Dichos hermanos, nacieron y vivieron en Nueva York desde finales del siglo XIX hasta mediados de la década de los 40 del siglo XX. Hijos de una familia acomodada que tuvo sus raíces en los primitivos colonos ingleses que llegaron a Estados Unidos, recibieron una sólida formación universitaria (derecho e ingeniería), sin embargo, no se les conoció ocupación alguna mientras vivieron pues las rentas que heredaron les permitieron vivir sin apuros económicos durante el resto de sus vidas. Los hermanos Collyer, acumuladores compulsivos, llegaron a juntar casi 200 toneladas de diverso material en su casa de 4 pisos en el cruce entre la Quinta Avenida y la calle 128 en Harlem, Manhattan. De ahí, se acuñó el término “acumuladores,” para definir a otras personas con la misma problemática.

Montañas de papel
Volviendo a retomar el asunto de los hermanos Collyer, cuando la policía entró el 21 de marzo de 1947 en domicilio de estos personajes, alarmados los vecinos acerca de que los hermanos no daban señales de vida desde hacía bastante tiempo ni iban a cobrar las rentas, la policía no pudo ingresar por la puerta de entrada, pues se encontraron con enormes pilas de periódicos que impedían el paso desde el suelo hasta el techo;  por dicha razón, se solicitó la ayuda de los bomberos de Nueva York. No obstante, tampoco pudieron acceder a la vivienda a través de las ventanas pues también se encontraban absolutamente bloqueadas por gigantescas y compactas montañas de papel y otros objetos. Al final, no tuvieron más remedio que hacer un agujero en la azotea del edificio para lograr introducirse en la casa de los hermanos.

Trágico desenlace
Después de seis horas de abrirse paso entre montañas de periódicos, revistas, libros y de  todo tipo de objetos, se encontró el cuerpo sin vida de uno de los hermanos, Homer, sentado en una silla. A pesar de las decenas de bomberos y policías involucrados en la búsqueda no se pudo encontrar el cuerpo del otro hermano, Langley, hasta dieciocho días después, el 8 de abril de 1947. Hubo para ello que remover y retirar 136 toneladas de material diverso. Sin embargo, el cadáver del segundo hermano apareció a escasos metros del primero. El cuerpo de Langley apareció en gran parte comido por las ratas y bajo una cantidad ingente de libros, periódicos y otros objetos de todo tipo. Había fallecido aplastado por un derrumbe mientras intentaba acceder en donde se hallaba su hermano Homer para darle de comer pues este era paralítico además de ciego. Su hermano Homer, como la autopsia posterior reveló, falleció de hambre y sed en una lánguida e interminable agonía.
Eran muy desconfiados
Langley, el mayor de los hermanos, estudió ingeniería y Homer, derecho marítimo, pero nunca las ejercieron profesionalmente debido a la fortuna económica que sus padres tenían entonces. Tras la muerte de sus padres (el padre, ginecólogo, y la madre, cantante de ópera) los hermanos decidieron encerrarse en uno de los pisos del edificio de cuatro plantas. Con el tiempo pasaron a ser dos personas completamente introvertidas, que apenas cruzaban palabra alguna con los vecinos de los edificios contiguos, debido a la degradación  e inseguridad del barrio en el que vivían. Esto originó su preocupación por que alguien intentara robar en su propiedad y decidieron atrincherarse dentro de su edificio y construir una serie de laberintos y trampas que evitarían que esto sucediera. Cierto día Homer sufrió un derrame que lo dejó ciego y tiempo después paralítico. Langley decidió hacerse cargo del cuidado de su hermano, estando pendiente de él durante el día y saliendo por comida y los periódicos de la jornada durante la madrugada.

Muerto por su misma trampa
Langley también fabricó una serie de trampas caseras que si se accionaban hacían caer kilos de objetos sobre el intruso: la vivienda de los Collyer era una auténtica trampa mortal llena de cajas, basura y periódicos. Tras un aviso anónimo sobre un dolor desagradable que salía del edificio, la policía tardó seis horas en lograr acceder a él. Allí encontraron el cadáver de Homer sentado en su butaca; la autopsia reveló que la muerte se había producido por falta de alimentos y agua. Después de dieciocho días de sacar todo lo acumulado en la vivienda, también se encontró el cuerpo en un estado avanzado de descomposición de Langley, quien se encontraba a pocos metros de la estancia donde se hallaba su hermano y que falleció a causa del derrumbe de una gran pila de periódicos y cajas ocurrido al accionar probablemente, sin querer, una de las trampas por él confeccionadas.  

Langley le daba a su hermano cien naranjas a la semana
Cuando las autoridades realizaron el inventario se  encontraron con  catorce pianos de cola, varios coches, máquinas de rayos X, centenares de miles de periódicos, más de 25 mil libros, miles y miles de discos, alfombras, bolsas repletas de basura, material quirúrgico, revólveres, granadas, escopetas, metralletas y un gran número de envases de cristal que contenían órganos humanos conservados en formol, entre otros. Además, los hermanos acumularon todos los periódicos emitidos en la Ciudad de Nueva York durante aproximadamente 3 décadas y media. Si tomamos en cuenta de que en dicha ciudad existían unos quince periódicos diarios, el total de periódicos acumulados ascendería a más 190 mil. En cierta ocasión le preguntaron a Langley acerca de su inexplicable manía de acumular periódicos. Contestó que los guardaba para que su hermano, ciego, los leyese cuando recuperase la vista y así se pudiera actualizar. Langley tenía la firme convicción que su hermano Homer recuperaría la vista y para tal efecto le daba a su hermano cien naranjas a la semana pues creía que dicho procedimiento era infalible. Esta es tan sólo una más de las decenas de extravagancias que adornaban a los hermanos.

La acumulación se lleva a cabo en la forma de un rito o acto compulsivo
La APA Asociación Americana de Psicología actualmente considera las manifestaciones de acumulación como un trastorno, aun cuando en versiones anteriores del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) y contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos mentales,  se les consideraba como un síntoma o subtipo del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Por su parte, la OMS también consideraba la acumulación como un acto compulsivo. Independientemente de su clasificación, la acumulación surge de pensamientos, ideas, imágenes o impulsos intrusivos (obsesiones); para bajar o controlar su preocupación o ansiedad se lleva a cabo la acumulación en la forma de un rito o acto compulsivo. Antes se consideraba a la acumulación patológica como el síndrome de Collyer, quienes vivieron las tres últimas décadas de su vida acumulando objetos como se destaca líneas arriba-puntualizó Marco Antonio Espinoza.  

El Trastorno Obsesivo Compulsivo

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miércoles, 8 de noviembre de 2017



Sergio Villaseñor Bayardo obtiene en Francia el premio L’ Évolution Psychiatrique 2017
Primera parte

Por Héctor Medina Varalta


Guadalajara, Jalisco, noviembre de 2017. El doctor Sergio Javier Villaseñor Bayardo es profesor de psiquiatría y antropólogo en Guadalajara, Jalisco. Asimismo, es el presidente actual de la ‘World Association of Cultural Psychiatry’. En la década de 1990, Sergio Villaseñor, según una tradición bien establecida en México, estudió en París. Esto fue para llevar a cabo una tesis de antropología en l’École des Hautes Études en Sciences Sociales sobre la enfermedad mental en la comunidad de los Nahuas. Sergio Villaseñor hizo extensos trabajos de campo en los pueblos náhuatl y buscó identificar los elementos de la cultura azteca precolombina aún presentes después de varios siglos de evangelización forzada.


Galardonado en Francia
Por la publicación del libro: Vers Une Ethnopsychiatrie Mexicaine. La médicine traditionnelle dans une communauté  nahua du Guerrero, el profesor Investigador titular “C” del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la la Universidad de Guadalajara (UdeG), Dr. Sergio Javier Villaseñor Bayardo se hizo acreedor al Premio L’Évolution Psychiatrique 2017 que otorga dicha sociedad científica en el marco del 150 aniversario del Centro de Psiquiatría y Salud Mental Hospitalario Sainte Anne de París, Francia. La premiación se celebró el jueves 5 de octubre del presente año en el histórico Auditorio Morel de dicho nosocomio.


Antropología social y etnología
En entrevista exclusiva para este medio, el doctor Villaseñor, también Profesor Investigador titular “C” de la Universidad de Guadalajara, adscrito al Servicio de Psiquiatría del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, Presidente de la Asociación Mundial de la Psiquiatría Cultural, así como del Grupo Latinoamericano de Estudios transculturales, entre un sinnúmero de títulos y especialidades, mencionó que, el libro galardonado, es fruto de una tesis doctoral sobre antropología social y etnología, en el área más específica de antropología médica. La tesis la escribió hace 20 años en París, en el Centro de Altos Estudios en Ciencias Sociales.




Primer Encuentro Internacional Franco-latinoamericana de Psiquiatría
Hace un par de años el doctor Villaseñor inició una gestión de la Universidad de Guadalajara en el CULAGOS con el doctor Armando Zacarías, quien inició la negociación entre la Universidad de Guadalajara y L’ Harmattan, una editorial de alto prestigio científico en Francia. De tal manera, que una vez concluidos los trámites legales y convenios entre instituciones y asesorías de abogados, se publicó la obra el año pasado y se presentó en el Hospital psiquiátrico Sainte Anne de más prestigio y antigüedad en París, Francia. Cabe resaltar que el mencionado nosocomio acaba de cumplir 150 años de haber sido fundado. De tal manera, que el año pasado presentó el libro en el Anfiteatro Moret delHospital psiquiátrico Sainte Anne, en un evento franco-latinoamericano; y el 5 de octubre pasado, tuvo lugar el Primer Encuentro Internacional Franco-latinoamericana de Psiquiatría, del cual tuvo el honor de ser elegido Presidente de la Sección Latinoamericana. Asimismo, en ese mismo anfiteatro, que es histórico, se le entregó el Premio de la Sociedad Científica L’Évolution Psychiatrique, sociedad que publica una revista, con más de 60 años de antigüedad y de alto nivel científico, de la cual, es miembro del Comité Científico Internacional y que tuvieron a bien otorgarle el Premio a la Mejor Publicación de 2017.

Doctorado en antropología
Es una obra que perteneció al ciclo de sus estudios doctorales, pero tiene vigencia, y a partir de este tipo de investigaciones ha seguido trabajando arduamente, a tal grado que, México es pionero en América latina en la disciplina de la psiquiatría cultural y divulgar estos trabajos o ideas a otras latitudes, incluso, ahora divulgando la psiquiatría cultural.
A fin de realizar la tesis, el prestigiado psiquiatra tuvo que realizar una investigación con trabajo de campo, es decir, después de haber culminado los estudios de psiquiatría, empezó con el doctorado de antropología, todo esto constituyó un esfuerzo enorme porque no es una tesis de escritorio, sino que implicó hacer investigación, mediante el método de la observación participante. Fueron nueve meses de trabajo de campo descontinuo, entre las comunidades Nahuas en el Estado de Guerrero, principalmente de Xalitla, población en la que estaba alojado nuestro entrevistado, muy cerca de Ayotzinapa y toda la zona de la amapola y del conflicto de los 43 estudiantes desaparecidos, una zona muy violenta, pero afortunadamente pudo realizar ese trabajo, a pesar de que la violencia, ya flotaba en el ambiente.

Los dioses prehispánicos
Así que, primeramente, la información fue documental, es decir, ver la cuestión prehispánica, cómo se conceptualizaba la salud y la enfermedad; si había enfermedad mental y cómo la diagnosticaban, cómo la trataban, y cuáles eran  las clasificaciones de diagnóstico que tenían. Por consiguiente, el doctor Villaseñor siguió investigando, en la época de la Colonia para saber si eso persistía o se transformaba, hasta la época actual, en dónde vio una línea conductual muy interesante, porque desde lo prehispánico a la época actual se han confirmado muchas cosas, semiocultas,  sincretizadas, con el catolicismo, pero que aún están ahí; entre otras cosas, los dioses prehispánicos, transformados ahora en otras deidades, pero les dan nombres de santos, y se dirigen a ellos como los aires que provocan enfermedades y les den salud a los enfermos: aires terrestres, aires acuáticos, aires del inframundo o aires celestiales. Cada uno de ellos envía una enfermedad en particular, una de ellas es el susto, que es la más epidémica en América latina, que es la pérdida de una entidad anímica, que no es el alma, tal y como la concebimos en la actualidad.

Un minucioso trabajo de investigación


Recordemos que una de ellas es teyolía, que reside en el corazón, que es la que se va al lugar destinado que hayan escogido los muertos, según la cosmogonía nahua prehispánica. Otras eran el Tonalli y el ihiyotl; el primero es una entidad anímica luminosa alojada en el interior del cuerpo humano que le da calor y le rige todas las facultades relacionadas con el movimiento y el crecimiento; el ihiyotl, era la entidad anímica física que se encontraba íntimamente ligado a la sombra, era pensado como un elemento gaseoso, frío y posiblemente oscuro influenciado por los dioses celestes, estelares y, probablemente, lunares en el momento de la creación individual. De esta forma, Villaseñor hizo una clasificación de las enfermedades, de acuerdo a los nahuas, respetando su creencia o clasificación y viendo que aún hay elementos adivinatorios para el diagnóstico muy importantes, es decir, la utilización de granos de maíz, de copal, cartas-cartas españolas, que en ese entonces no existían-, que es una cosa muy aculturizada; los sueños, el masaje y la saliva, todo esto les permite diagnosticar.

Hombres célebres

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lunes, 3 de julio de 2017



Son muchos los pacientes que he tratado a lo largo de los países y de los años. Al principio no se veía tanta relación aparente entre dolencias de orden físico y cuestiones familiares. Con el tiempo he ido constatando que las dinámicas familiares y los resortes activados durante la infancia son piezas claves a la hora de recomponer el puzle de la salud de las personas (…) Junto a las explicaciones teóricas que nos ayudarán a entender estas dinámicas familiares, también encontraremos estrategias que nos permitirán internamente aquellos momentos que nos resultan hostiles y enfermizos. La familia nociva puede, de este modo,, convertirse en fuente de autoconocimiento y de riqueza vital. Somos un hardware, pero también un software, y los códigos de este último pueden modificarse sin grandes tormentos, gracias a la increíble plasticidad de nuestro nivel inconsciente-escribe en su libro Teatro de familia: protagonistas de una vida sin dramas ni papelones.

No hay que dejarse manipular emocionalmente
En entrevista exclusiva para newsinformanet.us, Alejandro Lorente, comparte que es Especialista en Medicina Natural para el Estado Alemán y Coach Emocional y de Salud, deportista, periodista. Es creador de diferentes sistemas de aprendizaje rápido, basados en la mnemotecnia, la fantasía y el humor. Forma a Heilpraktiker en Alemania para el examen de Estado que les habilita para ejercer la Medicina Natural. Referente a las enfermedades emocionales, Lorente explica que cuando una persona se enferma cuenta con un tipo de apoyo, es decir, del clan de su entorno. Una persona que está enferma está bien que reciban atención. No obstante, hay personas como el caso de las víctimas, en las que se aborda en el libro, que sacan mucho partido, mucho beneficio de su enfermedad para ser el centro de la atención; no son capaces de ser el centro de la atención si no son seres sufrientes. Otras personas intentan llamar la atención por otros medios, por ejemplo, el Chapo Guzmán o los narcos, que lo hacen a través de la admiración o del odio que los demás sienten por ellos. En el caso de los políticos, estando en el centro de la atención de los medios. Hay muchas formas de llamar la atención, pero una forma muy discreta y, a la vez más peligrosa, es esta.

Nunca es tarde para tener una infancia feliz
Contrario al concepto de Sigmund Freud: Infancia es destino, para Alejandro Lorente su concepto es muy diferente, pues su percepción es: Nunca es tarde para tener una infancia feliz, es un concepto de Erikson. Freud fue un gran iniciador de la nueva era; se desarrolló en una cultura muy neurótica vienesa, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Freud llegó a conclusiones muy buenas también al torno subconsciente, sin embargo, también se han superado muchas cosas de Freud, el propio Carl Jung superó varios conceptos de Freud. Uno de los psiquiatras que más le agradan a nuestro entrevistado, es el general psiquiatra del siglo XX, Eric Berne, fundador de Análisis Transaccional.

Alimentando el círculo de conexión
Yo pude aprovechar la plasticidad de mi cerebro y de las conexiones neuronales. Además, he tratado a muchas personas torturadas en Chile, personas que han sufrido violencia de género en Venezuela, México, España, entre otros países. La conclusión a la que llego es que lo objetivo que nos ocurre no es tan grave como lo subjetivo, es decir, si a uno le sucede algo grave, por ejemplo, que asesinen a nuestro padre en la calle o si cuando éramos niño fuimos golpeados, vejados o violados, podemos transformar o alimentar al niño que fuimos; le podemos dar una serie de giros inconscientes, y eso es posible: podemos cambiar una experiencia negativa en algo maravilloso, podemos dar un giro emocional a las situaciones. Hay personas que se centran mucho en lo negativo, pero pueden dar la vuelta. También nos pueden ayudar a cuando tenemos situaciones negativas en el presente y visualizarnos en el futuro: vernos a la edad de 80 años, el consejo que te daría el yo anciano es muy importante, tal vez no los llegamos a vivir, pero yo tengo incorporado en mi día a día a Alejandro de 80 años que me aconseja, y yo nutro también al Alejandro de 8 años que tuvo una situación dura. Puedo estar conectado a ese tiempo circular del yo. De esta forma, puedo recrear  y alimentar ese círculo de conexión. Por lo tanto, en ese sentido las palabras de Erikson tienen validez: yo puedo hacer que mi infancia sea mejor que la que tuve, es decir, yo pude conseguir a mi padre, pues murió cuando yo nací; y conseguí a ese padre siendo padre con mi hijo. Entonces, yo alimentando a mi hijo, siendo un padre lo mejor posible dentro de mis posibilidades, alimenté al Alejandro que no tuvo padre.

Los mensajes negativos no tienen porque afectarnos
Nuestro entrevistado expone que existen personas que son muy sensibles, cualquier cosa que les digan lo toman muy a pecho. Cuando a alguien de pequeño le dicen “eres un tonto”, “no serás gran cosa en la vida”, no sé para qué naciste”, son palabras muy fuertes para dejar al niño marcado toda su vida. Sin embargo el terapeuta considera que depende de la sensibilidad de las personas a las que estas personas les van a afectar demasiado, por ejemplo, el Chapo Guzmán no sería el Chapo Guzmán no le dijera “tú nunca serás un patrón”, el Chapo recibió un mensaje negativo del padre y se reveló a su progenitor y eso le hizo ser lo que ha sido después. El caso más normal es cuando el padre o la madre le dice al niño: “Tú no vales nada”, el muchacho por lealtad al padre o a la madre, por mucha alta estima que tenga se convenza que no vale nada. En el libro hay una serie de estrategias que funcionan a este nivel, pero es importante de ser consciente de cuales fueron esos mensajes. Muchas veces esos mensajes no son tan explícitos, son por gestos, por esa falta de afecto del padre o de la madre hacia el hijo, en la que este, de una forma inconsciente, implícita siente que no vale nada, siente que no va a ser feliz con la pareja. Una mujer puede tener una madre que tiene una relación mala con el marido o padrastro y le trasmite a la hija que todos los hombres la van a defraudar, te van a tratar mal, la hija aunque no le haya dicho directa y explícitamente la madre, va a buscar la manera de corroborar y ser leal a ese mandato de la madre. Ese es el problema más grave que hay.

Respeto y agradecimiento
Hay una fórmula muy buena que es el agradecimiento a la vida, es decir, en mi caso personal, yo le agradezco a la vida porque me ha dado la vida, aunque no haya vivido con él y se haya ido, porque mi padre me abandonó y luego alejarme del mensaje. Por ejemplo, el mensaje de mi padre es “tú abandonarás a tu hijo”. Yo puedo permitir romper con la lealtad a mi padre sin romper con la lealtad a la vida, que es un factor fundamental.
Para Alejandro Lorente, el agradecimiento es la base de la familia integrada. Actualmente, la familia se ha liberado de ese concepto dictatorial que teníamos en México, España y en todo el mundo. Si uno mira hace 100 años atrás no había ningún país en el mundo donde hubiera un concepto familiar democrático más justo y menos machista. Sin embargo, ahora hemos cambiado el concepto de familia, lo cual está bien, pues estamos rompiendo con el autoritarismo, pero también hemos roto con dos conceptos básicos que son válidos: el respeto y el agradecimiento. Cuando uno habla de respeto y gratitud en la familia suena como poco moderno, sin embargo, las personas que son educadas fuera de estos dos conceptos son profundamente infelices; son los hijos de 4 años que deciden que comer y que son dictadores de sus padres. Antes teníamos un autoritarismo del padre hacia el hijo, y ahora está surgiendo el autoritarismo del padre hacia el hijo. El libro busca, de alguna manera que los padres sean más conscientes del daño que les hacen a sus hijos, sin centrarse en estos valores tan importantes. Asimismo hay que desligarse del concepto de que somos padres perfectos, no podremos serlo, incluso, mostrar a nuestros hijos que somos incompetentes, porque nadie nos ha dado un carnet de conducción de padre o madre, y sin embargo, podemos educarles valores para que ellos también superen la imperfección de los padres. No pasa nada. No hay padres perfectos. Hacen falta padres amorosos, que  inculquen respeto y agradecimiento.

El libro es muy interesante, sobre todo para los padres de familia. En dicho texto encontraremos varios protagonistas con quienes identificarnos: el salvador, la víctima, el chivo expiatorio, el parásito, la mamá gallina o gallina clueca, el rey sol, el patito feo, el vinculador, el rebelde, el chantajista, el hombre invisible y el Atlas. Referente al maltrato emocional, otro de los temas que aborda Alejandro Lorente en su libro, menciona una anécdota que le sucedió a un amigo que tenía muchas hernias en de disco y trataron de asaltarlo. Uno de ellos le puso una navaja en el cuello y dijo:
-       “O nos das todo lo que tienes, o te rajo.
-       Tengo seis hernias de disco-contestó el amigo-, no puedo soportar más el dolor. Ni la morfina ni ningún calmante me relaja. Clávame la maldita navaja, mátame de una vez, que no quiero sufrir más.
Los dos ladrones se quedaron de piedra, intentaron consolarle, le animaron a que no pensara en la muerte y lo llevaron a casa de uno de ellos a comer, donde la madre, como buena Gallina Clueca, lo trató a cuerpo de rey.
Esta historia, real por cierto, muestra a las mil maravillas la importancia de cambiar las conductas habituales, que son las que nos conducen a los papelones y a los juegos habituales.”

Mensaje de sanación
Tomar conciencia del poder de las emociones y saber cómo éstas afectan a la salud. Numerosas enfermedades pueden tener su origen en cuestiones emocionales. Desarrollar la capacidad de PROYECTARSE EN EL FUTURO, algo que nos ofrece una perspectiva respecto a la situación actual. Ello es de vital importancia a la hora de establecer una línea clara de objetivos a seguir. Éste es uno de los procesos más eficaces del curso. Se trabaja a partir del inconsciente y es un aprendizaje que será útil tanto a corto como a muy largo plazo. El taller se centrará en la SALUTOGÉNESIS y la mejora del SENTIDO DE COHERENCIA (SOC), imprescindibles para gozar de una buena salud.

Alejandro Lorente, presentó Teatro de familia

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