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lunes, 4 de junio de 2018



·         Se trata de una de las operaciones globales de mayor escala que ha sido analizada por la COFECE desde su creación en 2013.
·         Las condiciones impuestas evitan que Bayer se convierta en el único oferente de semillas de algodón genéticamente modificadas en México, y que obtenga altas participaciones en los mercados de semillas vegetales para múltiples cultivos y herbicidas no selectivos.
·         Bayer deberá desinvertir estos negocios a favor de Basf, la cual es una compañía con operaciones a nivel global que cuenta con la capacidad e incentivos para competir de manera vigorosa en los mercados involucrados.

Ciudad de México, 4 de junio de 2018.- El Pleno de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE o Comisión) resolvió condicionar la concentración entre The Monsanto Company (Monsanto) y Bayer Aktiengesellschaft (Bayer), a que se desinviertan los negocios de semillas de algodón genéticamente modificadas, la totalidad del negocio de semillas vegetales y ciertos herbicidas no selectivos, que son propiedad de Bayer.
Bayer es una sociedad alemana y Monsanto, una estadounidense. Estas compañías son dos de los actores más importantes en la industria agrícola a nivel mundial, y en México ofrecen a los agricultores una amplia gama de semillas y productos para la protección de cultivos como herbicidas.
En el análisis del expediente CNT-024-2017, la COFECE determinó que, tras la operación, Bayer se convertiría en el único oferente de semillas de algodón genéticamente modificadas en México y obtendría importantes participaciones de mercado en semillas para múltiples cultivos como cebolla, pepino, tomate, sandía, melón y lechuga, así como en herbicidas no selectivos. Estos mercados presentan altas barreras a la entrada, relacionadas principalmente con la dificultad y el tiempo que requiere la investigación y desarrollo de nuevos productos, las restricciones normativas y los altos montos de inversión.
Sin las condiciones impuestas, la operación reduciría de manera importante las alternativas que tienen los agricultores mexicanos en una amplia gama de semillas y en herbicidas no selectivos, lo que podría ocasionar mayores precios y menor innovación, investigación y desarrollo de nuevos productos.
Las condiciones propuestas en México por Bayer y Monsanto consisten en la venta de sus negocios de semillas vegetales, semillas de algodón genéticamente modificado y de herbicidas no selectivos elaborados a partir de glufosinato de amonio a BASF SE (Basf).
Basf es una sociedad alemana que opera a nivel mundial y posee un negocio para la protección de cultivos (insecticidas, fungicidas y herbicidas), así como fertilizantes y productos para el tratamiento de semillas. La COFECE determinó que esta empresa cuenta con la capacidad e incentivos para competir de manera vigorosa en los mercados involucrados.
Para el análisis de esta operación, la Comisión colaboró con otras autoridades de competencia a nivel mundial, principalmente con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América.
Bayer y Monsanto deberán aceptar, en su totalidad, las condiciones impuestas por la COFECE para poder cerrar la transacción.
Una vez que se ha notificado la resolución a las partes, la Ley les otorga el derecho de acudir al Poder Judicial de la Federación para que sea revisada la legalidad de la actuación de la COFECE.

Condiciona COFECE concentración entre Bayer y Monsanto

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lunes, 18 de julio de 2016

 Adquisición de MONSANTO



A principios de junio, los organizadores del Tribunal MONSANTO escribieron una Carta abierta a la compañía BAYER. En ella, la activista india Dra. Vandana Shiva y la política de Los Verdes Renate Künast, entre otros, plantearon preguntas acerca de los planes de la compañía para la adquisición de la multinacional agroquímica MONSANTO. Las respuestas ofrecidas por este agente económico global fueron muy pobres. Nada dijeron, por ejemplo, acerca de si responderán de todos los daños causados por MONSANTO y sus cargas heredadas. Tampoco quieren decir nada sobre posibles indemnizaciones especiales para el equipo directivo en caso de que se produzca la operación. En lugar de ello, repiten la consabida cantinela, ya difundida en los medios de comunicación, de que el acuerdo tiene como objetivo prioritario responder de manera más eficaz al problema de la alimentación mundial. «Juntos, en el futuro podríamos desarrollar nuevas soluciones para la agricultura con aún más rapidez»„ señala BAYER. Toni Michelmann, de  Coordinación contra los Peligros de BAYER (CBG), lo tacha de pura retórica: «En el sector de la agricultura no hay prácticamente innovación. Y la adquisición de   MONSANTO le permite a BAYER, aun sin promover ningún avance, continuar ingresando miles de millones, pues su posición monopolística le garantiza las ganancias».

Michelmann remite en este contexto a un reciente estudio del Institut für Wettbewerbsökonomie (Instituto para la Economía de la Competencia), de Düsseldorf, según el cual las fusiones y absorciones de empresas paralizan la investigación. El estudio, enfocado a las transacciones en el sector farmacéutico, confirmó caídas de alrededor de un 20% en los presupuestos correspondientes. Los autores del estudio detectaron además efectos sobre los competidores. Estos, debido a una menor presión para la innovación, invertían menos dinero en sus laboratorios de investigación, de modo que todo el sector perdía dinamismo.

En CGB tampoco confían en la buena voluntad de la compañía. «Basta echar una mirada a la gama de productos de BAYER y MONSANTO para comprobar que a estos gigantes agroalimentarios apenas les interesa el abastecimiento de la población con alimentos básicos. En su oferta hay sobre todo soja y maíz para producir piensos destinados a la industria cárnica».

Además, las enormes superficies de tierra destinadas al cultivo de estas plantas reducen cada vez más el espacio para el cultivo de productos verdaderamente importantes, de primera necesidad, como señala Michelmann a la vista de la actual situación en Brasil. Allí aumentó drásticamente el precio de las judías, con las que se alimentan los más pobres entre los pobres, fundamentalmente porque apenas quedan tierras en las que cultivarlas. Las “cash fruits” producidas para el mercado mundial han expulsado de los campos a las legumbres. Para resolver la “crisis de las judías”, el Gobierno brasileño se plantea ahora importar hortalizas de China.
Las grandes empresas agroalimentarias son parte del problema, más que de la solución. Vandana Shiva, en el marco de una conferencia de prensa coorganizada por la CGB, manifestó recientemente en Berlín: «Compañías como BAYER y MONSANTO representan una creciente amenaza para la biodiversidad y la fertilidad de los terrenos, algo que pone en peligro a la humanidad y al planeta entero».

Juntas, el peligro es aún mayor. La comisaria de la Competencia de la UE, Margarethe Vestager, ha anunciado que examinará detenidamente la adquisición de MONSANTO por parte de BAYER para evaluar sus efectos sobre los precios, la biodiversidad y la innovación. Pero la CGB espera poco de ese anuncio: «Aparte de alguna condición, BAYER no tiene mucho que temer de la UE», señala Axel Köhler-Schnura, de la presidencia de CGB. Este técnico comercial aboga por adoptar medidas más restrictivas: «BAYER, MONSANTO, Dow & Co. juegan desde hace años una partida monopolística en la que se apuestan los fundamentos de la alimentación de la humanidad, con el único objetivo de incrementar la rentabilidad para sus accionistas. Esto muestra que las compañías no hacen frente a sus responsabilidades. Por eso exigimos que se las ponga bajo control social».

Los argumentos de BAYER no convencen

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