La investigación científica y el desarrollo de nuevas moléculas y tratamientos, han permitido que poco a poco se vayan identificando nuevas opciones que permiten a los pacientes cursar con la enfermedad de una forma en la que no se impacte de manera significativa la calidad de vida y, tanto los síntomas como las comorbilidades derivadas de la enfermedad, no afecten de forma súbita.
Trasplante de progenitores hematopoyéticos (alotrasplante) Consiste en la donación de médula ósea a través de un hermano u otro donante no emparentado con el paciente. Sin embargo, sus beneficios no han logrado alcanzar al número de personas que se quisiera, debido a que la mayoría tiene más de 65 años al momento del procedimiento o si son más jóvenes, no cuentan con el donante adecuado. Asimismo, diversos estudios sobre este tratamiento mencionan que tiene una mortalidad de entre el 30 y 40%.
Terapia de transfusiones de sangre: Este procedimiento se utiliza para llevar glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas al organismo, con la finalidad de recuperar los que se destruyeron por la enfermedad.
Quimioterapia: Ya sea por vía oral, inyectada o por la vena; este es un tratamiento cuyo objetivo es destruir o impedir la formación de células cancerosas. En ocasiones los efectos secundarios pueden llegar a disminuir la calidad de vida del paciente.
Radioterapia: Para realizar este procedimiento se utiliza un sistema de rayos X u otro tipo de radiación para atacar a las células anormales o impedir la conformación de otras nuevas. La radiación va dirigida, desde el exterior, a la zona del cuerpo donde se localizan las células afectadas, por ejemplo, el bazo.
Esplenectomía (extirpación del bazo): Se realiza una vez que se ha confirmado el agrandamiento del bazo, también conocido este padecimiento como esplenomegalia.
Terapia para el tratamiento de la anemia: La anemia es una de las manifestaciones más comunes en pacientes con mielofibrosis. Es por ello, que existen fármacos que se utilizan para combatirla.
Terapias farmacológicas: Existen tratamientos que permiten combatir síntomas o signos específicos de la enfermedad, por ejemplo, las investigaciones que refieren la efectividad de las terapias dirigidas (inhibidor de JAK-2), aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), han generado efectos positivos en los pacientes como disminución del tamaño del bazo, mejora de la anemia, recuento de plaquetas y han contrarrestado los síntomas de la enfermedad como la fatiga, sudores nocturnos y debilidad.