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martes, 25 de diciembre de 2018


Tercera parte

By Héctor Medina Varalta

“El hombre ha perdido su capacidad de prever y de anticiparse.
Terminará por destruir la Tierra.”
Albert Schweitzer

Guadalajara, Jalisco, diciembre de 2018. En entrevista vía telefónica con el doctor Alexander O. Krouham, seguimos abordando este tema tan interesante como la Medicina Funcional, Es decir, este modelo tradicional de salud está diseñado para resolver problemas agudos y ha sido muy exitoso en términos de cirugía, terapias intensivas y en resolver problemas que ponen la vida en forma inmediata, haciéndolo muy exitoso, más no lo es para enfermedades crónico degenerativas y ahí es donde entra la Medicina Funcional. La Medicina Funcional está diseñada específicamente para atender estos problemas de salud que más agobian a nuestra sociedad en la actualidad y nos agobian por muchas razones: cómo afectan nuestra calidad de vida, cómo afectan nuestros últimos años de nuestras vidas y los costos que tienen en la sociedad; hoy, el presupuesto total de salud en México no alcanza siquiera para pagar lo que corresponde a diabetes, sin hablar de otras enfermedades como el cáncer, demencias, insuficiencias, etcétera, que son parte de todo esto..

Ejemplos drásticos de los pesticidas
Pasando a otro punto, el doctor Kouham, mencionó de nuevo a la talentosa bióloga Rachel Carson, autora del libro Primavera silenciosa, quien denunció en 1962 los efectos nocivos del empleo masivo de productos químicos que atentan contra la naturaleza como los pesticidas, el DDT en particular. A partir de ese libro surgió todo el movimiento ecologista en el mundo.  Carson obtuvo su título superior de biología marina por la Universidad de Johns Hopkins y enseñó zoología en la Universidad de Maryland, además trabajó para el U. S. Fish and Willife Service. En su libro escribió: En Florida, dos niños encontraron un saco vacío y lo usaron para arreglar un columpio. Poco después, ambos murieron y tres de sus compañeros de juego enfermaron. El saco había contenido un insecticida llamado paratión, uno de los fosfatos orgánicos; los análisis revelaron muerte por envenenamiento con paratión. En otra ocasión dos muchachos jóvenes de Wisconsin, primos, fallecieron en la misma noche. Uno había estado jugando en el patio de su casa cuando la pulverización fue esparcida por el viento desde un campo donde su padre estaba rociando patatas con paratión. El otro se había metido jugando en el granero, tras de su padre, y había puesto las manos en el pitón del equipo de pulverización.

El hombre contaminado por los pesticidas
Por primera vez en la historia del mundo, todo ser humano se halla ahora sometido al contacto con sustancias químicas peligrosas, desde su nacimiento hasta su muerte. En menos de dos décadas de uso (desde 1962), los plaguicidas sintéticos se han distribuido de manera tan amplia por todo el mundo animado e inanimado, que se encuentran prácticamente por todas partes. Se han encontrado dichas sustancias en la mayoría de los sistemas fluviales importantes e incluso en corrientes subterráneas que fluyen sin ser vistas por el interior de la tierra. Residuos de estos productos químicos se acumulan en suelos en los que pudieron haber sido aplicados unas docenas de años antes. Han penetrado y se han alojado en el cuerpo de peces, aves, reptiles, animales salvajes y domésticos, de manera tan universal que a los científicos que llevan a cabo experimentos animales les resulta casi imposible localizar individuos libres de tal contaminación. Se los ha hallado en peces de remotos lagos de montaña, en lombrices de tierra que excavan en el suelo, en los huevos de aves… y en el propio hombre. Porque tales sustancias químicas están ahora almacenadas en el cuerpo de la mayoría de los seres humanos, sin discriminación de edad. Se encuentran en la leche de las madres y probablemente en los tejidos de los niños por nacer.

Se ha subestimado el uso del DDT
El veneno también puede ser transmitido por la madre a su descendencia. Se han hallado residuos de insecticidas en la leche humana en muestras examinadas por científicos de la Agencia para Alimentos y Medicamentos. Esto significa que el niño alimentado al pecho de la madre recibe adiciones pequeñas pero reguladas a la carga de sustancias: hay buenas razones para creer que éste comienza en el seno materno. En animales experimentales, los insecticidas a base de hidrocarburos clorados atraviesan libremente la barrera de la placenta, el escudo tradicional entre el embrión y las sustancias nocivas de la madre. Mientras que las cantidades así recibidas por los niños humanos serían normalmente pequeñas, no son, sin embargo, menospreciables, porque los niños son más susceptibles al envenenamiento que los adultos. Esta situación significa también que, hoy en día, la persona promedio empieza casi con toda seguridad su vida con el primer depósito de la carga creciente de sustancias químicas que su cuerpo habrá de soportar desde entonces. El conjunto de estos hechos (almacenamiento, incluso a niveles bajos, subsiguiente acumulación, y aparición de lesiones en el hígado con niveles que pueden hallarse fácilmente en dietas normales) llevó a los científicos de la Agencia para los Alimentos y Medicamentos a declarar, en 1950, “que es sumamente probable que se haya subestimado el peligro potencial del DDT”. No ha existido una situación semejante en la historia de la medicina. Nadie sabe todavía cuáles pueden ser las últimas consecuencias.

Movimiento de Medicina Funcional
Por su parte, nuestro entrevistado sostiene que, en la actualidad estamos enfrentando un mundo mucho más tóxico; es una situación diferente que ha contribuido de manera dramática en contra de este tema de salud. Asimismo, este libro (Medicina Funcional) no es un texto por sí mismo. Estamos trabajando para generar un movimiento educativo y además de servicio, es decir, no es una medicina elitista. Nuestra obligación es llevar esta medicina a todos los sectores de la sociedad, y entendemos que para practicarla, pueden requerirse en un momento dado, tratamientos que no necesariamente estén al alcance de todos, pero estamos trabajando para hacerlo, porque no necesariamente tiene que ser caro. Es decir, hacer una transformación de vida, se puede lograr con herramientas muy sencillas: modificando estilos de vida, modificando la alimentación, el ejercicio, el sueño, etcétera, eso es lo que nosotros queremos. Todos tenemos una responsabilidad social y tenemos que cumplir con ella; el periodista lo hace desde su trinchera comunicando, eso es fundamental, sin los comunicadores estaríamos perdidos. Este movimiento está creciendo; hasta el día de hoy, solamente seis personas en este país están certificados por esta organización, que fueron los creadores del “Movimiento de Medicina Funcional”, de estas seis personas, cuatro son médicos y dos son nutriólogas. Uno de estos cuatro médicos, el doctor Diego Arenas Moya radica en Guadalajara y está especializado en nutrición enteral y parenteral. Son técnicas de nutrición específicas y en la Ciudad de México se encuentran los otros tres médicos.

Democratizado la atención en servicios de salud
Este movimiento está creciendo. Incluso una doctora que trabaja con nuestro entrevistado acaba de presentar el examen la semana pasada. Por lo tanto, en unas cuantas semanas sabrán si está certificada, la idea es que cada día haya más personas interesadas en todo esto. Pero, además, esto es un punto muy interesante: ya viene este movimiento a México y es importante, porque tiene que estar al alcance de toda la sociedad y de los profesionales de la salud. Esto significa, que uno no tiene que pagar una fortuna para irse a educar a Estados Unidos, hacerlo en una lengua que no es la nuestra, con todas las complejidades que representa, y hay un punto extra: esta organización lo que ha hecho: ha democratizado la atención en servicios de salud, ya que el médico en la Medicina Funcional ha abierto una gran brecha entre los médicos y los demás profesionales de la salud: enfermeras, nutriólogos, psicólogos, psiquiatras, entre otras. Y para el movimiento de Medicina Funcional juegan un papel muy importante; de hecho, en los cursos, congresos y en la preparación, es un grupo minoritario de médicos. Hay de todo: médicos neurópatas, osteópatas, quiroprácticos, biólogos, químicos, etcétera. Esto es muy importante, ya que se está democratizando el cuidado de la atención médica.

Guadalajara, punto clave


El doctor Alexander Krouham resaltó que están creando clínicas; de hecho más allá en lo que hay mil consultorios en este momento, tienen una clínica paralela, que está diseña precisamente para una población de menor nivel socioeconómico, medio y bajo, pues desean crear un servicio de salud que esté al alcance de todos. Esta clínica ya está funcionando en la Ciudad de México, lo que pronto está buscando hacer, es crear clínicas en diferentes áreas en la república, Guadalajara es un punto clave. Una de las personas que más los está apoyando en el desarrollo de todo esto es gente de Guadalajara, son personas que creen en este proyecto, que de manera muy generosa están participando en ese sentido con los doctores Alexander y Pablo Krouhmam. Las personas interesadas en la Medicina Funcional pueden escribir a www.vitaplenus.com  Vita Plenus® enfrenta esta situación mediante la Medicina Funcional: creando salud, mejorando la calidad de vida y potenciando las capacidades de mujeres y varones de todas las edades, desde niños hasta ancianos, restableciendo su balance. Asimismo, el libro ya está disponible en todas las librerías en el país, está escrito en un lenguaje muy sencillo, siendo de bastante utilidad tanto para el público en general como para los profesionales de la salud. 

Conozca los beneficios de la Medicina Funcional Los peligros de los pesticidas en la salud

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lunes, 17 de diciembre de 2018


Segunda parte
El hombre: enemigo de su propia evolución

Por Héctor Medina Varalta

“La responsabilidad del médico es curar ocasionalmente,
sanar frecuentemente y apoyar siempre.”
Hipócrates

Guadalajara, Jalisco, diciembre de 2018. De acuerdo a los doctores Alexander O. Krouhmam y Pablo Krouhmam, para la Medicina Funcional que se centra en la persona y no en la enfermedad, la sanación implica generar cambios que impacten de forma real en el estado de salud del individuo. En palabras de David Rakel, médico funcional: “Cura y arregla cuando sea posible, pero si ignoramos la sanación, seguramente la cura no será duradera o bien dará paso a otra enfermedad que pudiera no ser curable”. El concepto parte de la premisa de que el organismo tiene sus propios mecanismos de reparación y regeneración, de ahí que el objetivo del tratamiento sea aportar los elementos necesarios y crear las condiciones correctas para que el cuerpo pueda recuperarse. Curar, en cambio, implica aliviar una condición o enfermedad. Usualmente se limita a medicamentos y cirugía, aunque también debería de incluir modificaciones en el estilo de vida. La acción curativa con frecuencia no considera al paciente. Además, se apega a protocolos o a lineamientos aceptados de “buenas prácticas,” desarrollados para la población en general y no para el individuo en particular. Según lo anterior, sanar no equivale a curar.

Somos una especie sedentaria
Tampoco supone implementar medidas extraordinarias. Se trata de cambios simples pero trascendentales, como reducir el estrés, mejorar los hábitos alimentarios, practicar ejercicio físico y moverse, promover una sensación de comunidad y de pertenencia, contar con un sentido de vida y bienestar emocional y espiritual. Aun ante las peores circunstancias, enfrentados a padecimientos incurables y en fase terminal, es posible sanar, la compasión y la empatía siempre ayudan, aunque otras terapias no lo hagan. De acuerdo al doctor Alexander O. Krouham-por un error involuntario en la primera parte escribí Pablo, aunque son padre e hijo, quise aclarar este error- el cálculo que se cuenta en la actualidad para que el 0.2 por ciento de nuestro genoma, es decir, de toda nuestra información genética se modifique, tienen que pasar alrededor de 20 mil años. Ahora bien, ¿desde cuando nosotros, los seres humanos somos una especie sedentaria que consumimos granos y que dominamos la agricultura? No tiene más de 10 a 12 mil años. Esto quiere decir, que lo que hoy somos, no necesariamente es civilización, hoy estamos expuestos a una serie de cosas y vivimos en entornos para los que no fuimos creados, sobre todo en lo que ha ocurrido en los últimos 50 o 70 años. Cuando hablamos de la industria y de la influencia negativa de la primera sobre el tema de la salud, no nos limitemos solamente a la industria farmacéutica, pensemos también en la industria alimentaria y en la industria agropecuaria.

Tres elementos para desarrollar enfermedades autoinmunes
Asimismo, nuestra genética no está diseñada para consumir granos. A esto le sumamos otra cosa más, hace 20 años nadie hablaba del gluten, no era un tema, pues nadie lo mencionaba. Ahora pareciera que el gluten se ha convertido en una moda, pero no lo es, pues es un problema real. Uno de los problemas emergentes de salud que han surgido más recientemente y de una manera muy importante en buena parte del mundo son las enfermedades autoinmunes, aquellas enfermedades que son producidas porque nuestro propio sistema de defensa actúa en contra de nuestros propios órganos o tejidos. Los desconoce o confunde y reacciona en contra de ellos. Ahí es donde surge toda la historia del gluten. El especialista mundial en este tema, el doctor Alessio Fasano, del Childrens Hospital General de Boston, Massachusetts, él y su grupo de investigadores descubrieron que para poder desarrollar estas enfermedades autoinmunes, se necesitan reunir tres elementos: el primero de ellos es una predisposición genética, es decir, que el individuo tenga esa herencia que lo predisponga o, mejor dicho, que la persona haya nacido con ciertos genes que lo hacen propenso a poder desarrollar estas enfermedades autoinmunes; en segundo lugar, es que hay una alteración en la permeabilidad del intestino, ahí entra el microbioma.

¡Estamos comiendo trigo contaminado con insecticidas!
El intestino es un filtro, pero este tiene que ser uno selectivo, pues tiene que permitir la entrada de aquello que el organismo necesita, pero, al mismo tiempo, bloquear el acceso para que no entre al cuerpo aquello que no necesita. Si se afecta, por ejemplo, por el uso frecuente de antibióticos, el cuerpo empieza a filtrar cosas que no debería hacer, por ejemplo, elementos propios de la flora intestinal: bacterias, virus, alimentos no digeridos, etcétera. Y el tercer elemento es el gluten del trigo tiene una proteína llamada creatina o gliadina, que es el detonador que activa toda la reacción negativa en el organismo, que finalmente termina produciendo las enfermedades autoinmunes. Por citar un ejemplo, si alguien come pan en Estados Unidos, probablemente en México, pero nuestras prácticas a nivel agrícola en nuestro país son muy similares a como son en el vecino país del norte, pero si comemos trigo en esta parte del hemisferio, es muy diferente el efecto que tenemos que si comemos trigo en Europa; es el mismo hemisferio pero del otro lado del Atlántico. Esto se debe, a que independientemente a que el papel, que en sí mismo tiene el gluten del trigo, resulta que en las prácticas convencionales de cosecha, en Estados Unidos les permiten rociar los cultivos de trigo con insecticidas, pocos días antes de cosechar. De esta manera, se seca el grano, se hace más voluminoso y aumenta la cantidad de la cosecha. Por supuesto, hay un beneficio económico para el agricultor. Estos métodos de cosecha estaban prohibidos hasta hace muy poco tiempo en Europa. Entonces, resulta que lo que hoy nos está afectando no es solamente el comer trigo: ¡estamos comiendo trigo contaminado con insecticidas!

El promedio de vida en nuestros organismos de estos tóxicos es de 30 a 40 años
Ahora resulta que Montsanto, que era la compañía que producía muchos de estos insecticidas, entre ellos, uno que se llama glitocide, el nombre comercial en Estados Unidos es Brow Dog, ahora resulta que Monsanto era la productora de este químico vendió la compañía a Bayer y, al parecer está utilizando la misma técnica en Europa. Existen muchos intereses creados en contra de la salud. Esa es la realidad. No soy un don Quijote y no me estoy enfrentando a molinos de viento. La idea de publicar este libro es educar a la población, educar a la sociedad y vea que hay otras opciones; no todo es la industria farmacéutica y no todo es la actitud paternalista del médico donde no se educa y no se hace partícipe la persona de su cuidado. Hablemos de tóxicos, algunos de ellos ya no se fabrican desde los años 70, sin embargo, todavía existen en nuestros organismos. La vida media de estos tóxicos es de 30 a 40 años. En la actualidad, no hay ningún lugar en el mundo, evidentemente, esto tiene que ver con nuestra movilidad. Esto quiere decir que, donde hay humanos, hay toxicidad. Hay un libro que se publicó en 1962, escrito por Rachel Carson, titulado Silent spring (Primavera silenciosa); a partir de la publicación de este libro-no para académicos sino para la población en general- surgió todo el movimiento ecologista en el mundo. En dicho texto, la autora hacía una demanda en contra de todas las industrias químicas y de todos los pesticidas e insecticidas; Carson no era una autora común y corriente, tenía una gran formación académica y tenía gran autoridad para escribir acerca de estos temas.

En primer lugar: las enfermedades crónico-degenerativas,
Ella denunciaba cómo todos los ríos, mares, lagunas, bosques, praderas ya estaban contaminados por químicos. A partir de ese momento, empezó un movimiento muy fuerte en contra de esa industria. La investigadora fue atacada de una forma terriblemente agresiva por toda la industria química, tristemente, porque tiene que ver con todo esto, un año después desarrolló cáncer de mama y falleció. Por otra parte, se ha modificado nuestro entorno dramáticamente, particularmente los últimos 50-70 años, el uso de pesticidas, fertilizantes, insecticidas, conservadores, el desarrollo de alimentos procesados. Todo esto, por supuesto, también el consumo aberrante de azúcar que hoy tenemos, etcétera, todo esto es lo que está acondicionando epidemias de salud que no teníamos antes. Basta ver, para dar un ejemplo, la lista de las causas principales de muerte en México en los años 70 eran infecciosas: neumonía e influenza eran el número uno y las gastroenteritis infecciosas eran las número dos. En la actualidad, las principales causas de muerte proporcionadas por la Secretaría de Salud están enfermedades crónico-degenerativas; en primer lugar están las enfermedades cardiovasculares, enfermedades cerebrovasculares e hipertensión, pero si verdaderamente las aglutinamos de manera diferente, nos vamos a dar cuenta que la causa principal es la diabetes. Estas son las enfermedades que hemos creado por estas bajas influencias a las que hemos sometido a nuestro organismo en este cortísimo periodo de la historia, pues tenemos de 10 a 12 mil años que somos una especie sedentaria. El mensaje fundamental es el modelo de salud convencional el cual conocemos y, por cierto, mi formación médica es completa y absolutamente tradicional. No hay ninguna diferencia con la de cualquier médico. Adopté este modelo posteriormente, pero toda mi formación es completamente tradicional-puntualizó el doctor Alexander Krouhmam. 



Conozca los beneficios de la Medicina Funcional

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