Aprender a liberarse de las insanas estupideces de los seres humanos
En No me tapes el sol (Ariel), Eduardo Infante nos enseña cómo ser un cínico de los buenos. El autor reedifica lo que esta corriente, iniciada en Atenas en el siglo V por Antístenes y transmitida a Diógenes de Sinope, propone: subsistir con autonomía, cordura y dignidad.
“El filósofo cínico desata un alegre salvajismo para eludir el entristecimiento de vivir domesticado; elige la naturaleza frente a la civilización, la sencillez a la complejidad del confort, lo carnal a lo platónico, lo dionisíaco a lo apolíneo, la realidad al sueño, la mortalidad a la inmortalidad, el regalo del agua del arroyo a los caros vinos de Lesbos; unos pocos higos a la sombra del ciprés, al banquete a la sombra del tirano.”Infante nos habla de las virtudes para vencer distracciones, dificultades, tentaciones, peligros y pruebas que se nos presenten en el camino e impulsa a quien sienta compatibilidad con esta corriente filosófica a estar conscientes de que la felicidad no está en la adquisición de lo material, sino por el contrario; a domar y usar nuestro cuerpo en beneficio propio; vivir auténticamente; motivar el pensamiento; contradecir la opinión consensuada; trasgredir normas absurdas y abrirse a culturas y pensamientos diversos. Obedecer a la naturaleza a través de la razón para vivir de mejor forma, tener una vida plena y auténticamente humana.
Eduardo Infante, autor del best seller internacional Filosofía en la calle, nació en Huelva en 1977, pero lleva media vida residiendo en Gijón. Licenciado en Humanidades, enseña Filosofía en bachillerato con métodos nada convencionales: narra la muerte de Sócrates en un juzgado, explica Aristóteles paseando por el parque, invita a practicar el cinismo en las calles comerciales y nos cuestiona con sus #FiloRetos en las redes sociales con el fin de invitarnos a pensar la vida y vivir el pensamiento. Su perro se llama Nietzsche.
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