Septiembre es el mes de la reflexión, visibilización y concientización sobre la problemática social del suicidio. De acuerdo con la OMS cada 40 segundos una persona decide ponerle fin a su vida en el mundo
Mexicali, B.C. a 10 de septiembre del 2021.- La conjunción de crisis sanitaria, política y económica suscitadas a partir del 2020 tras la declaratoria de pandemia de COVID-19 mantiene desde entonces a la sociedad entera sufriendo afectaciones de diversa índole. De entre ellas, los problemas físicos, y particularmente los de salud mental, que suelen presentarse de forma sigilosa, están tomando cada vez mayor relevancia.
Trastornos mentales como la ansiedad, el estrés crónico y la depresión incrementaron su incidencia durante la pandemia, al igual que las cifras de las personas que deciden terminar con su vida.
El confinamiento para evitar la propagación del nuevo coronavirus durante los últimos meses, también ha sido factor de influencia para el aumento de la violencia doméstica, del uso y abuso de sustancias nocivas para la salud, la pérdida de empleo, los problemas económicos, así como de la manifestación de emociones como la soledad, el aislamiento y la desesperanza, explicó la Mtra. Marilyn Martínez Larios, docente de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 2020 fue el año de más muertes y suicidios, pues 7,896 personas decidieron terminar con su vida, los suicidios de niñas y niños entre 10 y 14 años aumentaron en 37% y 12% en adolescentes mujeres entre 15 y 19 años, y en general, la tasa de suicidios se elevó un 12% en adultos a nivel nacional, llegando a su máximo histórico, y convirtiéndose en la nueva pandemia silenciosa.
“La pandemia aumentó los problemas mentales ya existentes en la sociedad mexicana; según la Organización Mundial de la Salud cada 40 segundos una persona decidé darle fin a su vida; el suicidio en nuestro país es una problemática invisibilizada, que si bien durante septiembre se sube el tema a la mesa, donde organizaciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social, la Organización de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, nos informan sobre los incrementos en casos; y las cifras detallan que los esfuerzos políticos y sociales son insuficientes para llegar a los hogares y abatir el problema”, consideró la especialista.
Explicó que los casos de suicidio son complejo y rara vez ocurre que un solo evento o factor provoca en una persona la decisión de quitarse la vida; hay muchas razones potenciales por las que una persona puede considerar el suicidio.
A menudo, es el resultado de dificultades a largo plazo con pensamientos, sentimientos o experiencias que siente que no puede soportar más. Una persona que considera el suicidio puede sentir tristeza o dolor, vergüenza, inutilidad, culpa intensa, baja autoestima, rabia o un deseo de venganza.
“Muchos factores pueden contribuir a que una persona se sienta así; la pérdida de un ser querido, la intimidación, la discriminación o el abuso, el fin de una relación, un cambio importante en las circunstancias de la vida, como el divorcio, el desempleo, la jubilación o la falta de vivienda, problemas económicos, eventos traumáticos, son ejemplos de escenarios que pueden llevar al suicidio”.
Contrario a la creencia pública, tanto la depresión como la ideación suicida pueden no manifestar signos de alerta previamente, haciendo más difícil su detección y tratamiento.
El suicidio no es una problemática individual, es colectiva y social, es un problema que atañe a toda la sociedad, y que revela la necesidad de redescubrir los valores y principios colectivos, y los beneficios del apoyo mutuo para lograr un mejor espacio para vivir, con seres humanos más solidarios y compasivos.
“En medio de esta pandemia nos corresponde ver por aquellas personas que pueden ser mayormente vulnerables, compartiendo la corresponsabilidad de observar y vigilar pensamientos, conductas, actitudes y palabras de nuestros cercanos; quienes merecen de nuestro esfuerzo, solidaridad y calidad humana para proteger su bienestar”, concluyó la psicóloga.
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