Segunda parte
Por Héctor Medina Varalta
… Conmigo llegó una flor abierta, bonita
Rozagante y yo la devolví muerta..
Le maté su frescura. La volví nada.
Testimonio de Juan Alberto, miembro de
Un grupo de autoayuda.
Misoginia. ‘Aversión a las mujeres’: «El antifeminismo está frecuentemente basado en la misoginia, pero el feminismo no se sustenta en el odio a los hombres» (Alborch Malas [Esp. 2002]). Procede del griego misogynía, de miso- ‘odio’ + gyné ‘mujer’. Su correlato léxico, esto es, el término que designa la aversión a los hombres es androfobia (→ androfobia), no androginia, voz de significado muy diferente (‘hermafroditismo’ y ‘ambigüedad sexual’; → androginia). El adjetivo correspondiente a misoginia es misógino, no misógeno. Por consiguiente, la misoginia: es un conjunto de conductas de odio hacia la mujer y se manifiesta en actos violentos y crueles contra ella por el hecho de ser mujer.
¿Cómo se origina la misoginia?
De acuerdo a Raquel Guereca Torres, periodista e investigadora sobre la sexualidad, existen dos construcciones de sociedades ancestrales: el matriarcado y el patriarcado. En los periodos Paleolítico y Neolítico, la sabiduría de las mujeres y su interpretación del mundo y espiritualidad, eran parte de las leyes sociales de aquel entonces. Eran mediadoras entre la vida y la muerte, se rendía culto a su sexualidad y a sus poderes procreativos. Eran diosas. En el Neolítico se le arrebató a la mujer su poder creador para convertirse en un receptáculo de la “semilla creadora” masculina. Se anuló su espiritualidad, su concepción del mundo y el culto a su sexualidad.”
El equilibrio entre el padre y la madre
Por su parte, la autora y psicoanalista, Susan Forward, “si bien ambos progenitores colaboran en la crianza del hijo, también tienen actividades separadas. La madre es, a la vez que la nodriza, la primera fuente de afecto y de consuelo, en tanto que el padre ayuda al niño a distanciarse de la madre para que no llegue a establecer una dependencia excesiva de ella. Sin embargo, en el medio familiar del futuro misógino sucede precisamente lo contrario. El padre es necesariamente aterrador, o en ocasiones demasiado pasivo, para distanciar al niño de su madre, de manera que al pequeño no le queda otra alternativa que convertir a la madre en el centro del universo.”
Tipos de violencia
Salvador Antonio Ramírez Hernández, autor de Violencia masculina en el hogar. Alternativas y soluciones, escribe: “Existen cuatro formas de invadir los espacios de una persona: violencia física, sexual, verbal y emocional. La violencia es una invasión del espacio físico de la otra persona y puede hacerse de dos maneras: una es el contacto directo con el cuerpo de la otra persona mediante golpes, empujones y jalones; jalar el cabello, forzarla a tener relaciones sexuales. Es también limitar sus movimientos de diversas formas: encerrarla, provocarle lesiones con armas de fuego o punzo-cortantes, aventarle objetos y producirle la muerte. La violencia física tiene un impacto directo en el cuerpo de la persona maltratada, aunque el espacio emocional es el más afectado, cuando la violencia no termina en muerte. De hecho, toda violencia tiene como objetivo dañar emocionalmente a la persona, porque esto la desgasta y le quita su poder de sobrevivir. Además, la violencia física también daña otros espacios de la persona maltratada. El espacio social es afectado porque la mujer se siente avergonzada por los moretones que tiene y entonces limita sus contactos sociales.
Violencia sexual
“Esta forma de violencia es muy generalizada y se encuentra dentro del ámbito de la violencia física, aunque invade todos los espacios de la mujer (…) La violencia se ejerce al imponerle ideas y actos sexuales a la mujer. Las ideas se imponen generalmente por medio de la violencia verbal. Es muy común que el hombre se jacte de tener muchas mujeres, de acostarse con ellas, de decir “piropos”, llevar películas pornográficas y obligarla a verlas, etcétera. El hombre hace esto con el fin de menospreciar a su pareja y hacerla sentir que no vale y que no es capaz (…) Otra forma de violencia verbal es degradar a la persona con frases como: “tú vales madre”; eres una estúpida; “mejor ni hables; “solo dices pendejadas”; “no hagas el ridículo, y otras por el estilo. Este tipo de violencia disminuye el valor de la persona y le causa una gran inseguridad en sus propias habilidades y en su valor como ser humano. (…) Estas formas de agresión son muy directas, pero hay otra forma que es agresión verbal indirecta. Cuando él dice o hace ruidos que ella no escucha o no entiende. Susurrar para que ella no oiga es una forma de violencia verbal indirecta, pues aparentemente el hombre no se está dirigiendo a ella. Otras formas incluyen mentirle, cambiar de tema, hablar mal de ella con otras personas, criticarla negativamente, hacerle creer que está equivocada, hablar de ella indirectamente o bromear. Todas tienen como objetivo degradarla, quitarle su humanidad, menospreciarla y forzarla a aceptar la imposición de la autoridad del hombre.
Violencia emocional
Este tipo de violencia tiene como objetivo destruir los sentimientos y la autoestima de la mujer, haciéndola dudar de su propia realidad y limitando sus recursos para sobrevivir. Este tipo de violencia es tremendamente dañina, porque causa que la mujer cansada se sienta constantemente presionada sin poder definir de dónde viene esa presión. Es una forma de tortura que mantiene a la víctima desequilibrada, pues cree ser la causa de la presión que se le impone. Cabe recordar que la violencia física y verbal también son formas de violencia emocional.
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