Segunda parte
Por Héctor Medina Varalta
Los Ángeles, California, agosto de 2020. Esta novela retrata la vida de una mujer, que desde niña fue afectada por la migración de sus padres en busca del sueño americano y cómo su hermana cuatro años mayor tuvo que ejercer el papel de padre y madre con Reyna Grande y sus hermanos, en medio de la incertidumbre y la duda de que sus padres, a la mejor, ya se habían olvidado de sus hijos y que, tal vez, hubiesen adoptado a unos niños norteamericanos. Es una interesante novela autobiográfica en el que la autora relata los pros y los contras de quienes van en busca de mejores oportunidades que en su país de origen.
Nunca desaprovechar las oportunidades
Me da tristeza, porque más que nada a Ma. Gloria le afectó mucho cuando se fueron mis papás porque a mi hermana le tocó la responsabilidad. Es una experiencia muy común, porque los niños cuando la familia es pobre, los padres no tienen los recursos económicos de cómo cuidar a los niños. Por consiguiente, le toca a los más grandecitos mucha responsabilidad. Asimismo, cuando vean a un migrante, que está muy en boga en la actualidad, no hay que juzgarlos porque toda la gente tiene necesidad y en ocasiones, desafortunadamente, la única opción que hay es migrar para ir en busca de otras oportunidades, pero si uno toma esa decisión, también es importante pensar en cómo va a afectar a la familia, el sufrimiento que puede causar. Es muy importante mantener la comunicación, que para mí es los que les falló a mis padres. Actualmente, con la tecnología, es un poco más fácil, sin embargo, hay que pensársela bien cómo nos va a afectar, qué es lo que podemos hacer para mantener esa comunicación abierta con nuestros seres queridos, tomar muy en serio las consecuencias que pueden ocurrir cuando uno migra, y si uno tiene suerte de lograrlo y llegar con bien, nunca desaprovechar las oportunidades-relata la autora.
Ha escrito tres libros
Quienes van en busca del sueño americano, tienen que enfocarse en echarle ganas e ir adelante y no desaprovechar las pocas o muchas oportunidades que se pueden presentar y nunca perder la esperanza. Por otra parte, en lo particular, me gusta mucho leer, desde niña me ha gustado leer, pero antes de hacerme lectora en México, yo escuchaba mucho, cuentos infantiles en la radio. Recuerdo que mi abuelita encendía la radio porque no teníamos tele y escuchábamos los cuentos clásicos como “La Cenicienta”, “Hansel y Gretel”, “Los tres cochinitos,” y me encantaba esa hora de cuentos. Y desde entonces me ha gustado mucho y cuando llegué a los Estados Unidos había una biblioteca pública y era muy frecuente visitarla para sacar libros. De esta forma, me enamoré de la lectura y de tanto leer, me dieron ganas de escribir mis propios cuentos. He escrito tres libros, “La Distancia entre nosotros”, es el tercero; el primero se titula “A través de dos montañas; el segundo es “Bailando con las mariposas y el que sigue después de “La Distancia entre nosotros” se titula “En búsqueda de un sueño”. También estoy escribiendo una novela a la que todavía no tiene el título.
Las adicciones florecen porque uno no puede desahogarse en forma positiva
Por el momento, le estoy llamando “La gloria de los valientes”, pero no estoy muy segura si así se va a llamar. Uno como ser humano tiene que encontrar la forma de desahogarse de tanto dolor que tiene. Afortunadamente, a mí me tocó encontrar en la escritura una manera de desahogo, y otras personas que no encuentran esa manera positiva de desahogarse, es cuando buscan algo negativo como el alcohol, las drogas, esas adicciones muchas veces florecen porque uno no puede desahogarse en forma positiva y termina lastimándose a sí mismo y a sus seres queridos. Yo tuve la fortuna de descubrir la escritura y me di cuenta que, a través de ella me podía desahogar sanamente. Por último, espero que en esta pandemia que estamos experimentando, deseo que todos se estén cuidando, que estén sanos, que sean responsables a quienes no usan mascarilla, que se queden en casa lo más posible, lávense las manos, traten de no salir y de no exponerse al coronavirus y espero que todos estén bien y que algún día, muy pronto podamos salir de esta situación más fuertes que nunca.
El dolor es la medida del amor
Considero, salvo la opinión de los lectores, quien escribe estas líneas que, el dolor afina y eleva el espíritu. “Un hombre no educado en el dolor-escribe Tommaseo-permanece siempre niño”. Y Séneca: “Nadie me parece más desgraciado que el que no conoció la desventura”. Y no puede ser más verdadera la expresión de Veuillot: que “ciertas cosas no se ven como deben ser vistas, porque las miran ojos que no han llorado”. Es el dolor el que nos inicia en la seriedad de la vida, el que trunca los sueños y desvanece las fantasías. Son las dificultades y los contratiempos los que nos obligan a pensar y reflexionar; los que nos muestran la existencia en su desnuda y triste realidad; los que nos hacen ser más cautos, más serenos, más prudentes. Por su parte, Novelo Paderzini, escribe: En las dificultades, en las contradicciones, en los sufrimientos; los afectos en vez de debilitarse, se consolidan, porque frecuentemente los frutos más hermosos del amor brotan y maduran en el terreno árido y pedregoso. El dolor es ciertamente la medida del amor, porque el amor y el dolor son las dos expresiones de un mismo gran misterio, que es el misterio de Dios.
El dolor desarrolla los fundamentos más preciosos
Se puede decir, con razón, que el mundo del dolor es el maravilloso laboratorio donde se forman las almas grandes y de donde brotan las más nobles energías. El sufrimiento es el oxígeno del alma, es la gimnasia del espíritu, es la palabra para los entrenamientos más arriesgados e importantes. Estas no son frases retóricas, sino la expresión de una verdad fundamental; en nuestra vida el dolor desempeña un papel decisivo e insustituible. Las personas que aún no han sufrido se encuentran todavía en la superficie de su alma, porque únicamente algunas vibraciones, exclusivas del dolor, tienen el privilegio de despertar energías latentes y de descubrirnos el verdadero rostro de nuestra alma. Únicamente el dolor penetra en la intimidad de nuestro yo, llega hasta los recovecos más celosamente ocultos de nuestro espíritu y sabe ensancharlo y hacer que se desarrollen en él los fundamentos más preciosos.
La página más bella de un libro es aquella en la que cae una lágrima
Solamente el dolor tiene el arcano poder capaz deliberar en nosotros, con su áspero contacto, centellas de luz, de grandeza, de egoísmo, de abnegación. Es el dolor que ha inspirado a los poetas, a los artistas, a los músicos, a los héroes, a los santos: nadie mejor ni más que ellos fue discípulo fiel del más grande maestro de la vida, que es precisamente el dolor. Dice Goethe que “el artista necesita alguna desgracia que haga más sutil su envoltura, más transparente su humanidad y lo ponga en contacto con los mundos que están en las raíces de los pensamientos y de los actos que se realizan aquí abajo”. Y si es verdad que la página más bella de un libro es aquella en la que cae una lágrima, las obras más sublimes nacidas del ingenio humano han sido preparadas en el dolor y regadas con lágrimas amargas y abundantes. Sin duda alguna, Reyna Grande escribió en “La Distancia entre nosotros”, con una lágrima, sino que muchas más.
Estimada lectora y lector, si adquieres esta obra, tu alma y tu interior se llenarán de sensibilidad en cada línea que leas.
0 Comments:
Publicar un comentario