- La tecnología y aplicaciones espaciales tienen las herramientas que pueden proveer soluciones a los gobiernos ante los fenómenos que amenazan a la naturaleza: Mendieta
La Agencia Espacial Mexicana (AEM), organismo descentralizado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), participó en el Foro Internacional del Espacio (ISF 2018), Capítulo Latinoamericano y del Caribe, con objeto de impulsar la cooperación espacial en la región.
El Director General de la AEM, Dr. Javier Mendieta Jiménez, exhortó a “una mayor colaboración internacional entre las universidades del continente, a fin de formar capital humano especializado en el sector espacial con técnicos, ingenieros, científicos, para afrontar las grandes problemáticas que compartimos como región”, expresó.
Beneficios de este tipo de colaboración, destacó, son: ahorro de tiempo y dinero en investigación y en implementación de proyectos; ahorro en construcción de infraestructura espacial; una participación proporcional acorde con las necesidades identificadas en cada país, y la posibilidad de incrementar el número de proyectos espaciales para captar al talento de la juventud.
A su vez, la Coordinadora General de Asuntos Internacionales y Seguridad en Materia Espacial de AEM, Rosa María Ramírez de Arellano y Haro, primera mujer en lograr presidir la Comisión para la Utilización del Espacio Exterior con Fines Pacíficos (COPUOS) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), así como su Cumbre “UNISPACE+50”, a nombre de México, impartió Conferencia Magistral.
Titulada "Ciencia espacial y academia para mejores soluciones a los desafíos de América Latina", en ella Ramírez de Arellano destacó que para el desarrollo de proyectos espaciales latinoamericanos ha sido fundamental la colaboración con otras naciones (por ejemplo: China y Brasil, China y Venezuela, Perú y Rusia, y de países europeos con Argentina y Chile).
Estas vinculaciones, subrayó, han traído importantes resultados en términos de transferencia de conocimiento, tecnología, y generación de nuevos conocimientos, “y son el camino para apoyar las grandes capacidades que nuestra juventud mexicana ha demostrado una y otra vez los últimos años, logrando superarse, aún contra toda limitación logística o presupuestal”, señaló.
La ciencia y la tecnología espaciales también están contempladas en los objetivos que, como región, tenemos respecto a la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, por lo que los centros de enseñanza superior representan el espacio idóneo para el análisis de los grandes retos y el desarrollo de herramientas de ciencia y tecnología espacial para su solución, ilustró.
Mendieta recordó que si bien la AEM ha trabajado hasta el momento con un presupuesto semilla para su arranque, se ha logrado impulsar decisivamente el talento de las nuevas generaciones y la cooperación internacional en materia espacial, por lo que para consolidar estos logros, es estratégico alentar mayor colaboración consorcial a nivel de las universidades en la región.
La reciente creación de la Red Latinoamericana y del Caribe de Universidades e Instituciones que investigan temas relacionados en Tecnología, Política y Derecho del Espacio Ultraterrestre (ReLaCa Espacio), iniciativa de 2017 apoyada por la Agencia Espacial Europea en conjunto con la Vicepresidencia que la International Academy of Astronautics (IAA), decidió otorgar a México en 2015 por su liderazgo e impulso de la cooperación latinoamericana, son más vías ante estos retos, señaló.
Un ejemplo práctico del mayor reto compartido de la humanidad, dijo, es el cambio climático: de las 52 variables necesarias para monitorearlo, la mitad sólo pueden obtenerse desde el espacio, y los desastres naturales relacionados a éste han aumentado mucho en la región latinoamericana los últimos 15 años: 521 por ciento en huracanes, 360 por ciento en sequías, y 266 por ciento en inundaciones, con casi 70 por ciento de la población habitando o transitando en zonas de riesgo.
Como ejemplo de soluciones regionales, citó al Sistema Brasileño de Monitoreo SIVAM, que mide cambios ambientales en el Amazonas, incluyendo deforestación, fuego, o contaminación de aire, cubre más de dos millones de kilómetros cuadrados de bosques, y se considera el programa más grande de monitoreo ambiental del mundo, del que con cooperación internacional es posible transferir su tecnología a otros países hermanos.
“No hay palabras suficientemente poderosas para expresar a los tomadores de decisiones que la tecnología y las aplicaciones espaciales tienen las herramientas que pueden proveer soluciones a los gobiernos ante los fenómenos que amenazan a la naturaleza”, y es en los centros de enseñanza, dijo, desde donde se puede seguir desarrollando conocimiento que permita enfrentar con mayor eficacia estos retos, concluyó Mendieta Jiménez.
El ISF 2018 reunió a ministros latinoamericanos de educación, ciencia e investigación, directores de agencias espaciales, representantes de universidades y academias que participan en actividades espaciales, así como miembros de organizaciones internacionales del espacio, con el objetivo de alentar la discusión sobre cómo la educación y la tecnología espacial pueden ayudar a comprender y explotar los beneficios sociales del espacio para ayudar a resolver desafíos en América Latina.
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