Por Héctor Medina Varalta
De acuerdo a Wikipedia: Ambrose Gwinett Bierce
(Meigs, Ohio Estados Unidos, 24 de junio de 1842-Chihuahua, 1914?) fue un
editor, periodista, escritor y satírico estadounidense. Escribió el cuento An
Occurrence at Owl Creek Bridge («Una ocurrencia en Owl Creek Bridge») y compiló
el léxico satírico, el Diccionario
del Diablo. Su vehemencia como crítico y su visión sardónica de la
naturaleza humana que mostró su trabajo le ganó el apodo de «Bitter Bierce»
(«El amargo Bierce»). Bierce empleó un estilo distintivo de
escritura, especialmente en sus historias. Su estilo a menudo abarca un
comienzo abrupto, imágenes oscuras, vagas referencias al tiempo, descripciones
limitadas, eventos imposibles y el tema de la guerra. En 1913, Bierce viajó a
México para adquirir experiencia de primera mano de la Revolución mexicana. Se
rumoreaba que viajaba con tropas rebeldes, y no se le volvió a ver.
El
prestigiado escritor del género de terror, Luis G. Abbadie, presentó en la Casa
Museo López Portillo de esta ciudad su más reciente obra El último relato de Ambrose Bierce; la trama empieza con una
especie de narración constituida por un escrito atribuido al escritor
norteamericano Ambrose Bierce, quien lo habría escrito antes de desaparecer en
1914. Bierce aseguraba que iba como corresponsal con las tropas de Pancho
Villa, aunque le escribió a su familia que no tomaran en serio sus
declaraciones hechas a los medios de comunicación de ese entonces. No se sabe
qué fue de él. En un pueblo del Estado de Chihuahua se encuentra una tumba que
se le atribuye, puesta ahí en 2004, pero que sólo se basa en especulaciones y
no hay nada concluyente. Se ha especulado mucho acerca de su destino. Carlos
Fuentes hizo su versión de éste en su novela Gringo viejo, que fue producida en cine con Gregory Peck.
La sombra blanca
No
obstante, Abbadie plantea una versión distinta que refleja los intereses y los
temas que mostró Bierce en sus obras, su interés en lo fantástico y en la
ciencia especulativa. Asimismo, su interés en las desapariciones
misteriosas se refleja en su propia desaparición, pues él hablaba de portales
dimensionales como una posible causa para algunas desapariciones inexplicables.
Este posible manuscrito atribuido a él ofrece lo que podría ser una respuesta.
Ahora bien, este primer texto junto con el cuento que le sigue: “La sombra
blanca” fue publicado en Ediciones Plenilunio por Carlos Bustos en 1995 en una
edición de 200 ejemplares nada más, con una portada de Javier Campos Cabello.
Poco después se hizo una segunda
edición que presentó Arturo Suárez, pero sin que hubiera un solo ejemplar de la
segunda edición presente, lo que desconcertó a los asistentes. El autor dice al
respecto: “En las páginas del periódico El Informador se
me acusó de haber traducido mal a Ambrose Bierce y se mencionó que la segunda
edición ya se había agotado, sin embargo, esta segunda edición de 250
ejemplares no se encontró en ninguna parte”.
El terror, una manera de entender
la realidad
En estas
páginas se plantea una posible explicación para esto, en la segunda mitad del
libro que es una especie de continuación, titulada “El grito de la máscara”, que
completa el volumen expandido, el cual fue publicado en el suplemento Ágora de El
Diario de Colima, y más tarde como libro con el sello de Minerva con el
título El grito de la Máscara, en
1998. “La sombra blanca” y “El grito
de la máscara” hablan de sucesos paralelos a la publicación del
manuscrito, así como de lo que ocurrió con aquella segunda edición, y giran
también en torno a una serie de sucesos en el Panteón de Belén. “Yo viví 13 a dos cuadras del Panteón
de Belén. Eso me dio oportunidad de enterarme como muchos vecinos, de
algunas cosas que ocurrieron ahí y que nunca trascendieron a los medios y esas
historias las aproveché para desarrollar esta historia. La versión completa fue
titulada El grito de la máscara, pero
se ha retomado del título original El
último relato de Ambrose Bierce para la publicación bajo el sello Paraíso
Perdido, debidamente corregida”. Al preguntarle a nuestro entrevistado el
porqué del gusto por estos temas, contestó: “Estoy de acuerdo con Stephen King
cuando le hacen la misma pregunta, él responde: ¿y qué te hace pensar que puedo elegir? Cuando alguien escribe y
dice que escribe lo que le es conveniente escribir, no está escribiendo desde
el corazón, no está escribiendo de manera sincera. Está maquilando. Está forzándose.
Yo creo que hay que escribir lo que viene de adentro; si mucho de lo que
escribo se enfoca en la visión del terror, es una manera de entender la
realidad. Esto no quiere decir que vea la realidad como algo terrorífico, aunque,
por supuesto hay mucho de esto en nuestra vida, pero es una manera de aceptar
esa parte de la existencia, de entenderla, de asimilarla, de comprenderla y
también de sublimarla. Una historia de terror nos permite a través de la
metáfora o de lo fantástico enfrentar esas emociones que son muy reales, no a
través de los hechos literales.
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