Analizando el coeficiente de correlación –equivalente a 0.829— entre el IDH y el porcentaje de la población de cada entidad federativa que es usuaria de internet, destaca una relación positiva y muy fuerte entre estas dos variables. Esto correlación es el primer acercamiento a la dinámica entre dichas variables.
El internet facilita el ejercicio de derechos como el de la educación, la libre expresión y la información, asimismo incrementa el bienestar al facilitar transacciones de bienes y servicios, acelerando el acceso a un mejor estadio de bienestar social.
Por lo anterior, cuando las poblaciones cuentan con bajos niveles de uso de internet limitan sus posibilidades de desarrollo, mientras que las que registran un mayor uso de esta herramienta las incrementan. De esta forma, una distribución desigual en el uso y aprovechamiento del internet sugiere una mayor desigualdad en términos de desarrollo económico y social.
Por otro lado, cabe mencionar el otro sentido de interacción de estas variables. Mientras las comunidades con mayor nivel de desarrollo cuentan con las condiciones de ingreso y habilidades para adquirir y aprovechar los servicios de conectividad, por lo que su uso puede es más intensivo. De manera contraria, un menor nivel de desarrollo limita la adquisición de internet, limitado su uso.
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