Por Héctor Medina Varalta
La editorial Endira organiza un concurso anual de cuento corto, esta es la tercera edición. En esta ocasión el cuento de Edgar resultó triunfador y es el que le nombre a la antología, es decir, uno es de la autoría de Edgar y son diecinueve textos más los que aparecen en el libro. El cuento ganador se titula Dirty Silk y otros cuentos, le puso el nombre en inglés porque le gustó como sonaba en inglés. Básicamente el cuento se desarrolla en los miedos que pueda tener cualquier persona. Edgar menciona el momento en que uno se convierte en padre, pues parece que en ese momento se nos hace entrega de un kit exclusivo de temores para el padre. La idea del escritor es potencializar esos miedos con el personaje principal que es una prostituta que va acercándose a los 50 años de edad.
Sus maestros: Imanol Camellada y Rubén Meneses
Aquí el gran miedo que surge es el gran amor que le tiene a Bety, su hija: verla crecer, ponerse los zapatos, pintarse los labios. No obstante, ella de pronto se convierte en una mujer y le asaltan los miedos al ver su propio pasado, cómo fue que se convirtió en prostituta justo en el momento en que su madre muere y la llevan a que siga pagando las deudas que supuestamente su madre dejó con la gente que las padrotea. En este caso, el miedo se potencializa por el miedo inminente que existe en esa situación. Es donde ella toma una decisión drástica que le da un final inesperado al cuento.
Los pininos de Edgar en la literatura los tuvo en la preparatoria en San Luis Río Colorado, pues ahí se encontró con dos excelentes escritores, uno de ellos es Imanol Camellada y Rubén Meneses, ellos, por un decir, son los culpables de que se haya decidido por el camino de la literatura. De hecho, con Manuel Meneses es con quien sigue en contacto en talleres literarios y en un encuentro de literatura, allá en el norte, que se llama Jornada Binacionales de Literatura Abigael Bohórquez. En la actualidad Contreras está escribiendo un libro de cuentos; Dirty Silk salió de ese libro, pues un amigo le compartió la convocatoria del concurso Endira y lo escogió porque le pareció el más apropiado, con la cierta posibilidad de aparecer, cuando menos, en la antología.
Leer es la mejor guía que uno pueda tener
Edgar contreras está estudiando para maestro, pero en realidad su formación literaria viene por fuera, es decir, se acerca a tipos de autores y a base de talleres trabaja los cuentos, es un tanto complicado por el lugar en el que está, a 30 minutos de la ciudad de Mexicali, pero a 8 horas de la ciudad de Hermosillo que es el lugar donde hay más cultura, pero trata de moverse en ese sentido. San Luis Río Colorado tiene el récord Guinness en que tiene la temperatura más alta en todo el mundo, aparte de los desiertos, esta ciudad es la más caliente de todo el mundo, pues hemos llegado a estar a 55° o 56° grados. Corre en San Luis el rumor un tanto en broma, que las personas que fallecen y se van al infierno regresan por cobijas ya que allá les da un poco de frío-resaltó el escritor.
Contreras sugiere a las personas que tienen la inquietud de escribir, que hay que empezar a hacerlo, ya que se convierte en una especie de enfermedad, ya que no se puede dejar de escribir, se publique o no, uno va a seguir escribiendo. Además, leer es la mejor guía que uno pueda tener, ya que la lectura es lo que nos da el plus para lograr algo. El autor es una de las personas que no creen en la inspiración, pero sí en escribir muy duro en la escritura para que en el momento de que algo bueno pase, que el éxito nos sorprenda trabajando.
Palabras del editor, Carlos Aliaga
Dicen que la tercera es la vencida, y así fue con esta edición. Porque hace un año estuvimos a punto de tirar la toalla. Nada nos alentaba a seguir adelante, solo esa inocente obsesión por editar con responsabilidad. Nos apretamos el pantalón, nos arremangamos y comenzamos a trabajar desde cero. ¿El resultado? Una antología para darse un agasajo. Veinte cuentos que cupieron a empujones dejando fuera otras obras de igual calidad (…) En México ya casi nadie edita a los mexicanos, y cuando se hace, no se tiene la visión de vender muchos ejemplares. De pronto pareciera que con imprimir los ejemplares basta, y esto es lo que hacen muy bien las editoriales universitarias, llenar bodegas y bodegas de libros solamente porque están obligados a no dejar esas ideas en los cerebros de sus creadores. No importa que al final vivan a oscuras en almacenes, sin alcanzar los ojos curiosos de un lector. “Al final hemos cumplido con la tarea de editar”, pensarán.
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