- “Queríamos contar la vida íntima de los que vivimos o los que sufrimos esta Ciudad de México”, afirmó el realizador
A pesar de formar parte de lo que se conoce como “la generación de la crisis”, Alberto Cortés no se queja de sus oportunidades cinematográficas. “A cada quién le tocó su época; a mí me gusta mucho el tiempo que me tocó”, afirmó el cineasta durante la segunda conferencia de “Conversando con nuestros cineastas” dedicada a su filmografía y que se llevó a cabo este 14 de julio en la Sala 4, Arcady Boytler.
Organizada por el Departamento de Extensión Académica y moderada por Juan Antonio de la Riva, la serie de charlas tendrá lugar todos los jueves de este mes. En esta sesión, el director de Amor a la vuelta de la esquina (1986) compartió sus impresiones acerca de la realización de su segundo largometraje, Ciudad de ciegos (1991), y de cómo su carácter fragmentario le permitió enriquecer su experiencia durante la producción.
“[Ciudad de ciegos] cuenta los años de mi vida, que empieza como en los años cincuenta y termina en los años noventa, que es la misma generación de un guionista de la película, Hermann Bellinghausen”, aseguró. “Nosotros queríamos poder contar cómo fueron todos estos años en la vida íntima de los que vivimos o los que sufrimos esta Ciudad de México”.
El filme retrata la historia de un departamento, modelado a semejanza de los que existen en el famoso Edificio Basurto en la Colonia Condesa, a lo largo de esas décadas. A través de relatos principalmente eróticos que involucran a sus diferentes inquilinos, el largometraje intenta reflejar la vida de los mexicanos de diversas clases sociales y cómo era afectada por los tumultos sociales y políticos que aquejaron al país, como las protestas estudiantiles y los Juegos Olímpicos en 1968 o el terremoto en 1985.
Para nutrir las historias de diversidad artística, Cortés invitó a escritores y guionistas para que participaran en el libreto de su película. Entre ellos destacó la colaboración de Bellinghausen, con quien escribió la estructura principal del filme entero; del escritor de la Onda, José Agustín, y de Paz Alicia Garciadiego, a la que calificó como “una de las mejores dialoguistas con las que ha contado el cine mexicano”.
Con respecto al lugar predominante que ocupa la música rock en Ciudad de ciegos, el director comentó que buscaba transmitir un mensaje de esperanza a su público y que, así como luego del terremoto de 1985 los jóvenes se unieron para sacar adelante a su ciudad, él esperaba que la juventud roquera luchara por mejorar las condiciones del país. “El rock no solamente es el concierto: la actitud de donde nace el rock es una música de protesta”, declaró.
Conversando con nuestros cineastas continuará con su ciclo dedicado a la carrera de Alberto Cortés hasta el 28 de julio en la Sala 4 a las 18:00 horas. El 21 de julio se proyectará Corazón del tiempo (2009) y el 28, Función de estreno (2016).
RGY
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