Gonzalo Rojon
A finales de junio, el Departamento de Justicia de Estados Unidos manifestó su aprobación para la compra de la mayor parte de 21st Century Fox por parte de The Walt Disney Company. Con ello se avanza hacia una de las mayores concentraciones de productores de contenido. Como es de esperarse, ante el gran tamaño de ambas empresas y el alcance global de sus operaciones, esta concentración habrá de requerir el visto bueno de un número importante de autoridades nacionales y supranacionales alrededor del mundo.
De hecho, la semana pasada, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), ambos como órganos con facultades constitucionales en materia de competencia, recibieron la notificación sobre la intención de compra, asunto que podría reavivar un conflicto de competencias que tuvo su punto álgido en el marco de la fusión AT&T – Time Warner el año pasado.
Dado que Time Warner tiene operación en segmentos no estrictamente relacionados con los sectores de Telecomunicaciones o Radiodifusión, las compañías interesadas notificaron a ambos órganos sobre sus intenciones de concentrar sus operaciones, proveyendo al IFT con los expedientes correspondientes a sus negocios en Telecomunicaciones (provisión de servicios y contenidos), mientras que el resto (Licenciamiento y distribución de contenidos, productos y propiedad intelectual en formato físico y digital, entre otros) recaían en manos de la COFECE.
El problema comenzó cuando, reconociendo las características cambiantes de jugadores y condiciones de mercado en la industria y los efectos inesperados de la participación de los actores en distintos segmentos, el IFT se declara competente para revisar la adquisición en su conjunto, pidiendo a la COFECE que les remitiera la investigación correspondiente al resto de operaciones de Time Warner. Sin embargo, como respuesta, la COFECE emitió una resolución donde desestima las preocupaciones del IFT y recuerda que, al ser ambos órganos de la misma categoría, sus decisiones no les son vinculantes. El asunto terminó en manos del Segundo Tribunal Colegiado de Circuito en Materia Administrativa Especializado en Competencia Económica, el cual falló a favor de la COFECE.
En el caso de la fusión Disney-Fox ninguno de los actores involucrados posee operadores de Telecomunicaciones, como fue el caso AT&T – Time Warner, sin embargo, ambos son importantes proveedores de contenidos (insumo esencial) para el segmento Telecom conocido como Servicios de Televisión y Audio Restringidos (STAR), al igual que operaciones en distribución y licenciamiento de productos, propiedad intelectual y contenidos.
Si bien ya existe un fallo judicial al respecto, vale la pena tomar en consideración los alegatos del IFT, pues hoy más que nunca, ante la realidad que nos presenta la convergencia tecnológica, las fronteras entre industrias se han desdibujado obligando a que toda la operación en conjunto sea analizada por un solo órgano para no dar pie a omisiones que puedan poner en riesgo la competencia.