|
|
|
|
|
|
En medio de la era digital, la preocupación por los efectos de la contaminación electromagnética en la salud pública está en aumento. Desde el crecimiento de los dispositivos electrónicos hasta la expansión de la infraestructura de telecomunicaciones, la exposición a los campos electromagnéticos se ha vuelto cada vez más presente en la vida moderna, planteando desafíos significativos para la salud y el bienestar de la población. Los campos electromagnéticos, generados por una variedad de fuentes como teléfonos celulares, antenas de telecomunicaciones, líneas eléctricas y dispositivos electrónicos, son objeto de una creciente preocupación debido al impacto en la salud humana. De acuerdo con el Dr. Francisco España, Director de Asesoría Integral en Salud y Seguridad en el Trabajo, "La contaminación electromagnética representa un desafío urgente para la salud pública, por ello, es fundamental que tomemos medidas concretas para comprender y mitigar los riesgos asociados con esta forma de contaminación ambiental y proteger la salud y el bienestar de la población". Una de las principales preocupaciones en relación con la contaminación electromagnética es su impacto potencial en el sistema nervioso y el cerebro humano. Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Baja California menciona que se pueden tener alteraciones a la salud si los efectos térmicos de las radiofrecuencias son altamente intensas para elevar la temperatura de manera general o local. Estudios científicos han demostrado que la exposición prolongada a niveles elevados de radiación electromagnética puede tener efectos adversos en el cuerpo humano, desde trastornos del sueño y dolores de cabeza hasta un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y cáncer. En este sentido, textos como “Radiaciones no ionizantes parte 2: Campos electromagnéticos de radiofrecuencia” publicado por Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer han sugerido una asociación entre la exposición a campos electromagnéticos y un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, incluyendo el cáncer cerebral y el cáncer de mama. Con el crecimiento de las ciudades, la necesidad de conectividad fluida y eficaz para los habitantes es innegable, por ello, ha habido la necesidad de expandir la infraestructura para asegurar estos servicios, sin embargo, este proceso debe ser conducido con orden, planificación, responsabilidad y meticulosidad, con información clara y accesible a la sociedad. Ante este panorama, es fundamental que las autoridades gubernamentales, las organizaciones de salud pública y la industria tecnológica trabajen juntas para abordar el problema de la contaminación electromagnética de manera integral. Se necesitan políticas y regulaciones más estrictas para limitar la exposición a campos electromagnéticos y proteger la salud de la población; asimismo, se debe fomentar la investigación científica para comprender mejor los efectos de la radiación electromagnética en la salud humana y ambiental, y se deben promover prácticas seguras en el uso de dispositivos electrónicos y tecnologías inalámbricas. Ante esta situación, Gabriela Mercado, vocera de TES América enfatizó en que "La contaminación electromagnética es un problema complejo que requiere una respuesta coordinada y puntual para contar con políticas públicas. Es momento de que tomemos medidas concretas para proteger nuestra salud y el medio ambiente de los riesgos asociados con la exposición a los campos electromagnéticos". En un mundo cada vez más digitalizado, es fundamental priorizar la salud y el bienestar de la población. Abordar la contaminación electromagnética es un paso crucial en esta dirección, y requiere un compromiso colectivo para garantizar un futuro más seguro y saludable para todos. Como líderes, TES América y el Distintivo Espacio Seguro reconocen la importancia de abordar los desafíos relacionados con la contaminación electromagnética de manera integral y sostenible. |
Las especialistas en salud mental del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) ven con preocupación la normalización del uso de dispositivos inteligentes, principalmente teléfonos inteligentes y tabletas, que son usados como “niñeras electrónicas” a edades cada vez tempranas:
“De forma premeditada o inconscientemente, una diversidad de padres de familia están literalmente pegando a sus niños, incluso bebés, a estos dispositivos por horas, lo cual puede traer afectaciones en su desarrollo cognitivo y psicosocial. En CEEPI sabemos que los niños menores de cinco años no deberían hacer uso de estos dispositivos de forma indiscriminada, por las afectaciones emocionales que ya están presentando los menores”, explicó la Dra. Claudia Sotelo Arias, directora del organismo.
En ese sentido, la especialista afirmó que los padres de familia, sin proponérselo, están volviendo adictos a sus hijos a estos dispositivos; es más, los smartphones o tabletas se están convirtiendo en un condicionante para realizar actividades básicas:
“Hemos observado que muchos menores de cinco años condicionan sus tareas básicas a cambio de estar pegados a los pantallas; por ejemplo, los alimentos, incluso se puede ver este fenómeno en restaurantes donde los menores no socializan sino que están inmersos en sus dispositivos: esto no puede ser saludable”, sostuvo la Mtra. Susana Salazar Gómora, coordinadora general del organismo y especialista en Psicología Infantil.
Y fue más enfática: “Sabemos que los menores de tres años no deberían exponerse a estos dispositivos porque su cerebro aún se está desarrollando durante estos primeros años de vida. Está comprobado que ellos aprenden mucho mejor y de una manera más natural y rápida cuando se relacionan directamente con los personas, no con las pantallas de estos dispositivos”, explicó.
Al respecto, Claudia Sotelo Arias subrayó que la tecnología es un mal sustituto de las relaciones sociales de persona a persona: “a esa edad, la vida es mucho mejor sin estos dispositivos. El hecho de sentir curiosidad por el mundo, aprender de otras personas y escucharlas, les entrega aprendizajes que no pueden obtenerse en la vida virtual: estamos hablando de relacionarse socialmente y de aprender a manejar sus emociones, algo que es fundamental para su futura vida adulta”, dijo.
Con base en los testimonios de la clínica de servicios psicológicos de CEEPI, las especialistas han detectado el tipo de padres de familia que son más propensos a poner a estos dispositivos de niñeras de sus hijos pequeños:
“Entre los efectos dañinos están la propensión al aislamiento social, dificultades para tener amigos reales, un bajo desempeño escolar e incluso ser propensos a generar situaciones de bullying en sus entornos escolares”, explicó la Salazar Gómora.
Además, CEEPI ha detectado las siguientes afecciones en niños en primaria baja y preescolar:
Finalmente, Sotelo Arias señaló que el uso de dispositivos electrónicos puede ser benéfico en niños en edad de primaria alta; sin embargo, entre cuatro y seis años, lo aconsejable es usar estos dispositivos de forma dosificada, como un apoyo pedagógico y mínimamente como entretenimiento:
“Estamos negando a los niños pequeños la posibilidad de ver el mundo y eso es grave. Estos niños ya no ven la vida con imaginación y con certeza pagarán un precio emocional en su adolescencia y adultez. Lo que sugerimos es quitarles de una vez por todas a estas niñeras electrónicas y promover la sana convivencia familiar, entre amigos, fomentar actividades al aire libre y socializar con sus pares”, concluyó.
|
|