“El corazón no se enferma de un día para otro, se deteriora con los descuidos diarios. Prevenir es mucho más sencillo, y menos doloroso, que tratar las consecuencias”, afirma el Dr. Merino Rajme.
El estrés y la falta de sueño se han normalizado en la sociedad moderna, pero sus efectos son tan dañinos como cualquier enfermedad. Quienes logran equilibrar descanso, alimentación y emociones reducen significativamente el riesgo de infarto, hipertensión y arritmias.
“Dormir bien, comer mejor y aprender a detenernos a tiempo puede literalmente salvarnos la vida”, concluye él Dr. Merino Rajme.
Cada vez más estudios confirman que el estrés sostenido y la privación de sueño no solo afectan la mente, sino que lesionan directamente el corazón. La clave está en reconocerlo, actuar y prevenir antes de que sea demasiado tarde.
0 Comentarios