lunes, 7 de noviembre de 2022

Santa María de Gracia Primera catedral de Guadalajara



Por Héctor Medina Varalta

 

Su primer convento se encontraba donde actualmente está el Mercado Corona, luego se cambió al edificio que ocupaba el Hospital de San Miguel, actual Palacio de Justicia, (anteriormente Liceo de niñas). En el catálogo del barroco sobrio destaca esta iglesia. Para diferenciar esta forma de barroco de las otras modalidades, Miguel Toussaint escribe: “se conservan los órdenes arquitectónicos, pero con libertades que consisten en alterar las proporciones de las columnas; romper los entablamentos, darles resaltos múltiples; convertir, en resumen, el soporte en algo  únicamente decorativo que sólo figura en los miembros ornamentales del edificio. Multiplica, además, las formas de frontones, puertas, ventanas, nichos, perillones de remate y cuanto puede”. Esta iglesia es lo que queda del espacioso convento del mismo nombre. Lugar donde se ubicó la primera Catedral de Guadalajara (1561). Cuenta con tres puertas dóricas sencillas, carece de torres y su cúpula asienta en un anillo oval. En el interior sobresalen sus altares de orden corintio.

 


Antecedentes

   El 15 de febrero de 1542 cuando se fundó Guadalajara en el lugar donde ha permanecido hasta ahora, los vecinos levantaron sus casas y se dieron a la construcción de “una iglesia chica” de adobe y paja, que dedicaron a San Miguel Arcángel, patrón de la ciudad, (hoy Santa María de Gracia). Carlos V, rey de España, regaló a la ciudad de Guadalajara la imagen de la Madre de Dios, esculpida en madera, con el niño Jesús en los brazos, con la advocación del rosario, que fue colocada en la primitiva iglesia de San Miguel que hacía las veces de catedral.

 

Catedral terminada

   El Presbítero Luis Enrique Orozco, comenta que el 19 de febrero de 1618 se determinó que la Catedral ya se había terminado, aunque sin el adorno correspondiente y las torres. Se trasladó la imagen que cada día cobraba más fama de milagrosa, y por tener en su mano derecha un ramillete de rosas dieron en llamarle, la Virgen de las Rosas. La imagen estaba ataviada con un peto de piedras preciosas, un collar de oro con 137 brillantes, del cual pendían tres calabacitas, el niño tenía un collar de esmeraldas y la Virgen sostenía un rosario de oro y piedras finas, media luna y peana de plata.

 

Ladrón frustrado

   En 1761, el canónigo Espinoza de los Monteros, donó una corona de oro, ésta tenía montados 415 brillantes, 382 esmeraldas, 21 rubíes, 1 topacio y 1 amatista, y demás objetos de plata. Era natural que toda esta riqueza despertara gran codicia, como así sucedió en 1818, un ladrón quiso robar las joyas, cuando la iglesia ya estaba cerrada subió al altar y forzando la cerradura del nicho, desprendió las joyas del niño Jesús y cuando iba a quitar las de la imagen, escuchó una voz que le dijo “A mí sí; a mi Madre, no” Y sintió al mismo tiempo la mano del niño que lo detenía. El sacristán encontró al frustrado ladrón desmayado. Al siguiente día, habiendo confesado fue entregado a la Real Audiencia.

 

Cambio de ropa inadecuado

   En 1827 fue cambiada a su nuevo altar donde aún en estos días se venera a Nuestra Señora de las Rosas. En el siglo pasado, un canónigo de apellido Gutiérrez Guevara convenciendo los ánimos opuestos, la despojó de los atavíos de pésimo gusto que hacían lucir a la imagen muy estropeada, y el pueblo dijo “es otra” y la ciudad de Guadalajara no ha vuelto a hacer más caso de ella decayendo la devoción.

 

Ubicación: Venustiano Carranza y Av. Hidalgo

Antiguamente Convento de las Madres Dominicas.

Fuente Guadalajara, el espejo de ayer y el reflejo de hoy, María de la Luz García

Hernández


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