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Palabras del presidente Biden anunciando el plan de alivio de la deuda de préstamos estudiantiles

 

EL PRESIDENTE:  Hola, ciudadanos.  Bueno, buenas tardes.  Cuando Estados Unidos logrĂ³ que la educaciĂ³n de doce años de educaciĂ³n pĂºblica fuese pĂºblica el siglo pasado, nos convertimos, no en sentido figurado, sino literalmente, en la gente mejor educada del mundo y mejor preparada que cualquier otra naciĂ³n.  Y dirĂ­a que es una de las razones por las que tuvimos y hemos tenido tanto Ă©xito.

Pero como todos han observado, otras naciones se han puesto al dĂ­a.  En el siglo XXI, en mi opiniĂ³n y creo que la gran mayorĂ­a de los estadounidenses opina igual, 12 años de educaciĂ³n universal no son suficientes, y el resto del mundo nos superarĂ¡ en la competencia si no tomamos medidas.

Pero este es el problema: El costo de la educaciĂ³n luego de la escuela secundaria ha aumentado significativamente.  El costo total de asistir a una universidad pĂºblica de cuatro años se ha triplicado… casi se ha triplicado en 40 años… se ha triplicado.

En lugar de financiar adecuadamente las universidades pĂºblicas, muchos estados han recortado su apoyo.  EstĂ¡bamos hablando de eso en la oficina Oval.  Muchos estados han reducido el apoyo a sus universidades estatales, lo que ha causado que los estudiantes paguen mĂ¡s de la cuenta.

En 50 años, durante 50 años, las Becas Pell han sido una forma clave para que el gobierno federal ayude a las familias de bajos ingresos, particularmente aquellas que ganan menos de $60.000 al año, para enviar a sus hijos a la universidad.

Esas Becas Pell solĂ­an cubrir el 80 por ciento, el 80 por ciento del costo de ir a una universidad pĂºblica de cuatro años.

Hoy en dĂ­a, las Becas Pell cubren el 30 por ciento… 30… aproximadamente el 32 por ciento.  Eso es un tercio del costo, a diferencia de antes.

Esto importa.

Recuerdo que me acerquĂ©: mi papĂ¡, como probablemente muchos de sus padres, se preocupaba mucho por su educaciĂ³n.  El mayor arrepentimiento de mi padre fue que nunca pudo ir a la universidad.  Y mi papĂ¡ era un hombre muy culto, particularmente en historia y, pero fue un gran arrepentimiento,

Y Ă©l siempre decĂ­a: “Joey, vas a ser un universitario”.  Y yo decĂ­a: “PapĂ¡, pero, bueno, ¿quĂ© significa eso? Quiero decir, aĂºn te pueden despedir si eres un hombre universitario”.

Él dijo: “SĂ­, pero nunca te lo pueden quitar.  Nunca podrĂ¡n quitarte la educaciĂ³n”.

Y recuerdo: En mi Ăºltimo año, entrĂ© en una de las universidades de la liga Ivy y en varias escuelas, y estĂ¡bamos tratando de obtener el dinero, incluso con asistencia financiera, para poder asistir.  Éramos cuatro hijos, todos… todos querĂ­amos ir a la universidad.

Y recuerdo ir despuĂ©s de un partido de bĂ©isbol: fui a una muy buena escuela en Claymont, Delaware, en la frontera con Pensilvania.  Y conduje hasta Newark, Delaware.  Mi papĂ¡ trabajaba en una agencia de automĂ³viles.  Y entrĂ©, y tenĂ­a mis zapatillas deportivas y, por la razĂ³n por la que estaba yendo, cuando tu papĂ¡ trabaja en una agencia de automĂ³viles, tienes una gran ventaja: Obtiene un auto nuevo para ir al baile de graduaciĂ³n o un… un buen auto usado.  EstĂ¡n pensando que estoy bromeando.  No estoy bromeando.

Y asĂ­, bajĂ© en mi Plymouth ’51 con toallas de playa como fundas para los asientos, y tenĂ­a mi uniforme puesto, sin mis zapatillas deportivas.  EntrĂ© corriendo y le dije a Mary, la mujer que dirigĂ­a el lugar: “Mary, ¿dĂ³nde estĂ¡ papĂ¡?”  Ella dijo: “EstĂ¡ afuera en el camino al taller de reparaciĂ³n”.  Les doy mi palabra, historia real.

Y mi padre era un tipo refinado y bien vestido.  Y salĂ­, y mi papĂ¡ caminaba de un lado a otro entre la puerta grande del garaje que entraba al taller de reparaciĂ³n y la puerta que salĂ­a de la sala de exposiciĂ³n.

Y mirĂ³ hacia arriba.  Dijo: “Oh, Joey, cariño, lo siento mucho.  Lo siento mucho.”

Y pensĂ©: “Dios, algo pasĂ³”.  Esto fue antes de los telĂ©fonos mĂ³viles.  PensĂ© que algo le pasĂ³ a uno de mis hermanos o mi hermana o mi mamĂ¡ o algo asĂ­.

Le dije: “¿QuĂ© pasa, papĂ¡?”  Él dijo: “Fui a ver…” El nombre del tipo era Charlie Delcher, quien era el vicepresidente del Farmers’ Bank, que era un banco estatal que financiaba a muchas de las personas que querĂ­an comprar un automĂ³vil.

Él dijo: “Fui a ver a Charlie y le pedĂ­ prestado el dinero”.  Él dijo: “Él no me lo prestarĂ¡”.  Él dijo: “Estoy tan avergonzado.  Estoy tan pero tan avergonzado”.

Saben, mi papĂ¡ querĂ­a hacerlo, entienden, mi papĂ¡ era como millones de padres en todo el paĂ­s que quieren ayudar a sus hijos a ir a la universidad, pero simplemente no habĂ­a manera de poder hacerlo.

Saben, y porque Ă©l creĂ­a, como yo, que la educaciĂ³n es un boleto para una vida mejor.

Eso es algo que Jill y yo, Kamala y Doug, entendemos perfectamente.  Estoy seguro de que la gran mayorĂ­a de ustedes tambiĂ©n.

Pero con el tiempo, ese boleto se ha vuelto demasiado caro para muchos estadounidenses.

Todo, todo esto significa que toda una generaciĂ³n ahora estĂ¡ cargada con una deuda insostenible a cambio de un intento, al menos, de obtener un tĂ­tulo universitario.

La carga es tan pesada que incluso si se gradĂºa, es posible que no tenga acceso a la vida de clase media que alguna vez proporcionĂ³ el tĂ­tulo universitario.

Muchas personas, muchas personas no pueden calificar para una hipoteca para comprar una casa debido a la deuda que siguen acumulando.  Esa carga, ya saben, esa carga es demasiado alta.  No pueden llegar a un pago inicial de ningĂºn modo.

Muchas personas incluso estĂ¡n postergando formar familias debido al costo.  Y el sueño de iniciar o ser propietario de su negocio estĂ¡ muy lejos con una deuda que tantos han acumulado.

Muchos de ustedes tuvieron que dejar la escuela porque la tensiĂ³n financiera era demasiado alta.  Alrededor de un tercio de los prestatarios tienen deudas pero no tienen tĂ­tulo, lo peor de ambos mundos: tienen deudas y no tienen tĂ­tulo.

La carga es especialmente pesada para los prestatarios negros e hispanos, quienes en promedio tienen menos riqueza familiar para pagarla.  No son… no son dueños de sus viviendas para pedir prestado para poder pagar la universidad.  Y la pandemia solo empeorĂ³ las cosas.

Pero respondimos firmemente a la pandemia para minimizar el impacto econĂ³mico del daño que el COVID impuso a las personas, familias y empresas.  Todos ustedes lo vieron.  Fue la recuperaciĂ³n.

Mire, aumentamos los beneficios de desempleo para los trabajadores que fueron despedidos.  Brindamos prĂ©stamos a pequeñas empresas para que pudieran mantenerse a flote y cuidar de sus familias y sus empleados.  Brindamos asistencia a las personas para poner comida en la mesa.

Recuerden esas largas filas de autos que ustedes filmaron: autos de aspecto decente, no cacharros; ya saben, autos lindos, ¿solo esperando que coloquen una caja de comida en el maletero?  En los Estados Unidos de AmĂ©rica, esperando mĂ¡s de una hora para que les dejen comida en un maletero.

Y brindamos asistencia de alquiler e hipoteca para evitar que las personas fueran desalojadas y enviadas a la calle.

Nuestro enfoque para ayudar a los estadounidenses que mĂ¡s lo necesitan era necesario y era lo correcto. Y ayudĂ³ a la gente a evitar la crisis financiera, lo que ayudĂ³ a todo nuestro paĂ­s como consecuencia de eso.  Eso no los beneficiĂ³ a ellos; beneficiĂ³ a toda la economĂ­a.

Nuestro enfoque es la razĂ³n por la que la recuperaciĂ³n econĂ³mica de Estados Unidos fue mĂ¡s rĂ¡pida y mĂ¡s fuerte que la de cualquier otra naciĂ³n avanzada del mundo.

Ahora es el momento de abordar la carga de la deuda estudiantil de la misma manera.

Trabajando en estrecha colaboraciĂ³n con el Secretario de EducaciĂ³n, Ă©l tiene el trabajo difĂ­cil, saben, el Secretario Cardona, esto es lo que mi administraciĂ³n va a hacer: brindar un alivio a las personas para que tengan menos carga por la deuda estudiantil y, francamente, arreglar el sistema en sĂ­, en el que entramos y ambos reconocimos que estaba roto, en tĂ©rminos de, de todos modos.

Hay tres factores clave de lo que vamos a hacer hoy.

En primer lugar, hemos logrado un progreso increĂ­ble en el avance de la recuperaciĂ³n econĂ³mica de Estados Unidos.  Hemos finalizado los programas de alivio de la pandemia como los del seguro de desempleo y las pequeñas empresas.  Es hora de que hagamos lo mismo con los prĂ©stamos estudiantiles.

La pausa en los pagos de prĂ©stamos estudiantiles va a terminar.  TerminarĂ¡ el treinta de diciembre, lo extenderĂ© hasta el 31 de diciembre de 2022 y terminarĂ¡ en ese momento.  Es hora de que se reanuden los pagos.

En segundo lugar, cuando hice campaña para presidente, me comprometĂ­: me comprometĂ­ a proporcionar alivio de la deuda estudiantil.  Y estoy honrando ese compromiso hoy.

Haciendo uso de la autoridad que el Congreso otorgĂ³ al Departamento de EducaciĂ³n, perdonaremos $10.000 en prĂ©stamos estudiantiles federales pendientes.

AdemĂ¡s, los estudiantes que provienen de familias de bajos ingresos que les permitieron calificar para recibir una Beca Pell verĂ¡n reducida su deuda en $20.000.

Ambas acciones focalizadas son para las familias que mĂ¡s lo necesitan: las personas trabajadoras y de clase media se vieron especialmente afectadas durante la pandemia y que ganan menos de $125.000 al año.  Si gana mĂ¡s que eso, no califica.

NingĂºn individuo de altos ingresos u hogar de altos ingresos, del 5 por ciento mĂ¡s alto, en el 5 por ciento superior de los ingresos, por cierto, se beneficiarĂ¡ de esta acciĂ³n.  Punto.  De hecho, alrededor del 90 por ciento de los beneficiarios elegibles ganan menos de $75.000 por familia.

Esto es lo que eso significa: Si gana menos de $125.000, se le quitarĂ¡n $10.000 de su deuda estudiantil.  Si gana menos de $125.000 al año y recibiĂ³ una Beca Pell, obtendrĂ¡ $10.000 adicionales de ese total lo que significa un alivio total de $20.000.

El noventa y cinco por ciento de los prestatarios pueden beneficiarse de estas acciones.  Son 43 millones de personas.

De los 43 millones, mĂ¡s del 60 por ciento son beneficiarios de Becas Pell.  Son 27 millones de personas que recibirĂ¡n $20.000

de alivio de la deuda.

Casi el 45 por ciento puede cancelar completamente su deuda estudiantil.  Son 20 millones de personas que pueden empezar a seguir con sus vidas.

Todo esto significa que las personas pueden finalmente comenzar a salir de debajo de esa montaña de deudas que se suma a su alquiler y sus servicios pĂºblicos, para finalmente pensar en comprar una casa o formar una familia o iniciar un negocio.

Y, por cierto, cuando esto sucede, toda la economĂ­a estĂ¡ mejor.

En las prĂ³ximas semanas, el Departamento de EducaciĂ³n presentarĂ¡ en detalle un formulario breve y sencillo para solicitar este alivio junto con informaciĂ³n cuando se abra el proceso de solicitud.

Al reanudar los pagos de prĂ©stamos estudiantiles al mismo tiempo que brindamos ayuda especĂ­fica, estamos tomando un curso econĂ³micamente responsable.

Como consecuencia, unos 50.000 millones de dĂ³lares al año comenzarĂ¡n a regresar a… al Tesoro debido a la reanudaciĂ³n de la deuda.

Expertos independientes coinciden en que estas acciones, tomadas en conjunto, brindarĂ¡n beneficios reales para las familias sin un efecto significativo sobre la inflaciĂ³n.

Seamos claros.  Lo escucho todo el tiempo, “¿CĂ³mo lo pagamos?”  Lo pagamos por lo que hemos hecho.

El año pasado, recortamos el dĂ©ficit en mĂ¡s de $350 mil millones.

Este año, estamos en camino de reducirlo en mĂ¡s de $1.7 billones para fines de este año fiscal.  La mayor reducciĂ³n del dĂ©ficit en un solo año en la historia de Estados Unidos.

Y la Ley para la ReducciĂ³n de la InflaciĂ³n lo reducirĂ¡ en otros $300 mil millones durante la prĂ³xima dĂ©cada porque Medicare pagarĂ¡ menos por medicamentos recetados y mĂ¡s de un billĂ³n de dĂ³lares si se agrega durante las prĂ³ximas dos dĂ©cadas.

El punto es este: Hay mucha reducciĂ³n del dĂ©ficit para pagar los programas… reducciĂ³n acumulativa del dĂ©ficit… para pagar los programas muchas veces.

Nunca me disculparĂ© por ayudar a los estadounidenses que trabajan, a los estadounidenses que trabajan y a la clase media, pero no a esas personas que votaron por un recorte de impuestos de $2 billones que beneficiĂ³ principalmente a los estadounidenses mĂ¡s ricos y a las corporaciones mĂ¡s grandes, que desaceleraron la economĂ­a, no hicieron mucho para el crecimiento econĂ³mico, y no fue pagado y acumulĂ³ este enorme dĂ©ficit.

AsĂ­ como nunca nos disculpamos cuando el gobierno federal perdonĂ³ casi cada centavo de mĂ¡s de $700 mil millones en prĂ©stamos a cientos de miles de pequeñas empresas en todo Estados Unidos durante la pandemia.

Nadie se quejĂ³ de que esos prĂ©stamos causaran inflaciĂ³n.  Muchas de estas personas y pequeñas empresas son familias trabajadoras y de clase media.  Necesitaban ayuda.  Eso era lo correcto que debĂ­amos hacer.

Por lo tanto, la indignaciĂ³n por ayudar a los trabajadores con prĂ©stamos, con prĂ©stamos estudiantiles, es simplemente equivocada.  Completamente equivocada.

Tercero: Estamos arreglando el sistema del programa de prĂ©stamos estudiantiles en sĂ­ mismo.  Hemos hablado de esto mucho tiempo.  Esto es realmente importante.

Estamos proponiendo hacer lo que se llama un plan de pago basado en los ingresos: simple y justo.  Y asĂ­ es como: Nadie con un prĂ©stamo de pregrado hoy o en el futuro, ya sea para un colegio comunitario o una universidad de cuatro años, tendrĂ¡ que destinar mĂ¡s del 5 por ciento de sus ingresos discrecionales para pagar su prĂ©stamo.  Eso es ingresos despuĂ©s de pagar las necesidades como vivienda, comida y cosas por el estilo.

Actualmente paga el 10 por ciento.  Vamos a reducir eso a la mitad, al 5 por ciento.

Y despuĂ©s de pagar el prĂ©stamo durante 20 años, su obligaciĂ³n se cumplirĂ¡ si aĂºn no se ha cumplido, lo que significa que no tendrĂ¡ que pagar mĂ¡s, punto.

Y los prestatarios cuyo saldo original era inferior a $12.000, muchos de los cuales son estudiantes de colegios comunitarios, terminarĂ¡n de pagar solo despuĂ©s de 10 años.

Estos cambios ahorrarĂ¡n mĂ¡s de $1.000 al año en promedio para el prestatario.  Es un cambio de reglas.

TambiĂ©n estamos arreglando lo que se llama, y esto ha sido la desgracia que me volvĂ­a loco cuando estaba fuera del cargo, el programa de CondonaciĂ³n de PrĂ©stamos por Servicio PĂºblico.  Ahora, este programa condona los prĂ©stamos estudiantiles para alentar a los estudiantes que tienen esos prĂ©stamos a ingresar al servicio pĂºblico.

Piense en los millones que son maestros de escuelas pĂºblicas, policĂ­as locales, trabajadores de organizaciones benĂ©ficas locales, miembros de las fuerzas armadas y de la Guardia Nacional, y tantos mĂ¡s.

Piense en las personas que trabajan para los gobiernos federal, estatal, local y tribal, manteniendo los servicios esenciales funcionando y respondiendo ante los desastres naturales: todos esos bomberos y policĂ­as.

El programa estĂ¡ diseñado para que, si se desempeña en uno de estos trabajos, y podremos enumerarlos, podrĂ¡ evaluar con precisiĂ³n si lo hace, y realizar los pagos de su prĂ©stamo durante 10 años, aunque no sean años consecutivos, su saldo restante se condonarĂ¡ por completo.

Es una gran idea, pero el programa es un desastre.  Es tan ineficiente y complicado que mucha gente simplemente se da por vencida.

Piense en un miembro del servicio que difiere el pago de su prĂ©stamo estudiantil mientras estĂ¡ desplegado.  El sistema es tan restrictivo que su servicio activo no cuenta como “servicio pĂºblico” y su prĂ©stamo no es condonado como se prometiĂ³.  Es escandaloso.

Bueno, el hombre que se encuentra aquĂ­ a mi lado izquierdo lo arreglarĂ¡.

El Departamento de EducaciĂ³n recientemente ha propuesto cambios que harĂ¡n que este programa funcione mejor y, a largo plazo, mucho mejor.

Y ahora, el departamento emite cambios temporales de emergencia para acreditar retroactivamente el servicio pĂºblico para que cuente y los prĂ©stamos sean perdonados.

Desde que asumĂ­ el cargo, mĂ¡s de 175.000 maestros, enfermeros y policĂ­as han podido obtener hasta ahora mĂ¡s de $10.000 millones en condonaciĂ³n de prĂ©stamos a travĂ©s de este programa.  Pero esta oportunidad vence el 31 de octubre de 2022.

Entonces, mi mensaje para todos los servidores, todos los servidores pĂºblicos, todos aquellos que son los que se ofrecen como voluntarios [trabajando] estĂ¡n fuera, con la deuda estudiantil pendiente, esto es lo que quieren. Si… si les preocupa cĂ³mo hacerlo, visiten PSLF.gov antes del 31 de octubre para saber si califican para la condonaciĂ³n de prĂ©stamos estudiantiles por servicio pĂºblico.

Este es otro cambio de reglas.

Y vamos a contar con personas que estarĂ¡n allĂ­ para ayudarlo, para dirigirlo y para abrirse camino a travĂ©s del proceso.

Y otro gran cambio que estamos haciendo en el sistema es: Estamos responsabilizando a las universidades por aumentar los costos sin brindar valor a los estudiantes.

Todos hemos oĂ­do hablar de esas universidades que atraen a los estudiantes con la promesa de grandes cheques de pago cuando se gradĂºen solo para ver a estos estudiantes estafados y abandonados con montañas de deudas.

Y mis predecesores miraron hacia otro lado por alguna razĂ³n, para no hacer nada con respecto a este fraude.  Mi administraciĂ³n lo estĂ¡ asumiendo.

Por ejemplo, el Departamento de EducaciĂ³n trabaja con asociaciones de educaciĂ³n privada para colegios universitarios acreditados, colegios y universidades acreditados para que puedan recibir ayuda federal.  Bueno, la semana pasada, el Departamento de EducaciĂ³n despidiĂ³ a un acreditador universitario que permitiĂ³ que universidades como ITT y Corinthian defraudaran a los prestatarios.

Y combinado con nuestras acciones de emergencia, el programa de CondonaciĂ³n por Servicio PĂºblico y otras acciones que hemos tomado, hemos podido cancelar mĂ¡s de $32 mil millones en deuda estudiantil para 1.6 millones de prestatarios, incluidos aquellos defraudados por estas universidades que actĂºan mal.

Nuestro objetivo es enforcarnos en los peores actores para que los estudiantes puedan evitar estas trampas de deuda.

Ahora, entiendo que no todos, no todo lo que estoy anunciando hoy harĂ¡ felices a todos.

Algunos piensan que es demasiado.  Encuentro interesante cĂ³mo algunos de mis amigos republicanos que votaron por esos recortes de impuestos y otros piensan que no deberĂ­amos ayudar a estas personas.  Algunos piensan que es muy poco.  Pero creo que mi plan es responsable y justo.  Enfoca el beneficio en la clase media y las familias trabajadoras, ayuda tanto a los prestatarios actuales como a los futuros, y arreglarĂ¡ un sistema gravemente dañado.

Y estas acciones se basan en el esfuerzo de mi administraciĂ³n para hacer que la universidad sea mĂ¡s asequible en primer lugar.  Incluye inversiones sin precedentes: casi $6 mil millones en universidades e institutos histĂ³ricamente negros, gran parte de los cuales se centran en el alivio de la pandemia para ayudar a los estudiantes a cubrir la matrĂ­cula y otros costos para que puedan permanecer en la escuela.

Y debo ser honesto con ustedes: Voy a seguir luchando por duplicar las Becas Pell.  No lo hice esta vez.

DĂ©jenme decirlo otra vez: 12 años de educaciĂ³n universal no son suficientes.  Voy a seguir trabajando por el prejardĂ­n de infantes universal para cada niño de tres y cuatro años, y el colegio comunitario universal para la educaciĂ³n posterior a la escuela secundaria.

PermĂ­tanme cerrar con esto: Me postulĂ© para un cargo para hacer crecer la economĂ­a de abajo hacia arriba y del centro hacia afuera porque cuando hacemos eso, a todos les va mejor, a todos les va bien.  A los ricos les va muy bien, los pobres tienen un camino hacia arriba y la clase media puede tener un respiro.  Y eso va a ayudar a los Estados Unidos a ganar la competencia econĂ³mica del siglo XXI, porque gran parte de mi tiempo lo dedico a: “¿CĂ³mo podemos seguir siendo la naciĂ³n mĂ¡s competitiva del mundo con la economĂ­a mĂ¡s sĂ³lida del mundo y con las mayores oportunidades del mundo?”

De eso se trata el anuncio de hoy.  Se trata de oportunidad.  Se trata de darle a la gente una oportunidad justa.  Se trata de la Ăºnica palabra que puede definir a los Estados Unidos: posibilidades.  Se trata de brindar posibilidades.

Vamos a tener mucho mĂ¡s que decir al respecto.  Hay mucho material que se publicarĂ¡ sobre cĂ³mo se implementarĂ¡ esto.

Y quiero agradecerles a todos.  Y Dios los bendiga a todos.  Gracias, gracias, gracias.

P: Señor presidente, ¿con cuĂ¡nta anticipaciĂ³n recibiĂ³ el plan del FBI para registrar Mar-a-Lago?

EL PRESIDENTE:  No tuve ningĂºn aviso previo.  Ninguno.  Cero.  Nada de nada.

Gracias.

P: Señor presidente, ¿esto es injusto para las personas que pagaron sus prĂ©stamos estudiantiles u optaron por no obtener prĂ©stamos?

EL PRESIDENTE: ¿Es justo para las personas que de hecho no poseen un negocio multimillonario ver que uno de estos tipos les da una exenciĂ³n de impuestos a todos?  ¿Es eso justo?  ¿QuĂ© piensa?

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