Gracias a su entorno, el hombre suele crecer ignorando su emocionalidad y minimizando algunas conductas que pueden indicar que es víctima de violencia en su relación. Experto CETYS indica cuáles son esas conductas y cómo identificarlas
En torno a las relaciones románticas, conductas como el maltrato o la agresión suelen considerarse como acciones exclusivamente ejercidas por los hombres en contra de las mujeres; sin embargo, “ambas partes actúan dentro de los conflictos y en ocasiones es la mujer quien tiene comportamientos de esta índole, por lo que es importante aclarar que el hombre también puede sufrir abuso”, indicó el Mtro. Pablo Ramírez Martínez, integrante del Departamento Psicopedagógico de la Preparatoria CETYS Universidad Campus Mexicali.
En la cultura mexicana el hombre es visto como la parte fría, resistente, que domina sus emociones, que es agresivo y hasta cierto punto insensible. Quien no cumple con lo anterior es visto como menos hombre o poco masculino. Ante este estilo de crianza el hombre crece pensando que debe ser fuerte e ignorar todo lo que sea de origen emocional y que pueda volverlo vulnerable.
El rol masculino impuesto a los mexicanos los lleva a ser objeto de burla cuando expresan que dentro de su relación sufren de acciones violentas por parte de la mujer. Expresiones como mandilón o llorón acompañan al hombre que quiere dar a conocer un momento complicado en su vida.
“Es así que cuando ocurren acciones consideradas como maltrato, lo normaliza y lo justifica”, detalló el maestro. Para identificar cuándo, en una relación de pareja el hombre vive maltrato, existen las denominadas banderas rojas; una serie de acciones o comportamientos que, cuando los manifiesta la pareja, son señales de alerta, por ejemplo:
1) Chantajes: Cuando tu pareja te pide que hagas algo a cambio de que ella haga o no haga algo para la relación, por ejemplo, si quieres que vaya con tu familia, primero ven con mis amistades.
2) Permisos: Cuando quieres salir, es normal comentárselo a tu pareja; sin embargo, verlo como una obligación de pedirle permiso es un factor de riesgo, puesto que te aprecias como propiedad o bajo el control de la otra persona.
3) Aislamiento: Cuando tu pareja te dice “soy todo lo que necesitas, no necesitas a nadie más”.
4) Celotipias: Controlar con quién se habla o con quien se convive, conlleva a un control similar al del permiso.
5) Exigencias acompañadas de comparaciones: Si tu pareja dice cosas como “mira lo que a la otra persona le dieron y tu no puedes darme eso” o “deberías de darme lo que merezco”, ten cuidado.
Una forma de romper con los paradigmas es a través de un cambio de la concepción cultural en la pareja, acerca de los roles que se deben o no deben de tener dentro de la relación, concibiendo una equidad en responsabilidades y derechos al momento de convivir.
“Si estás pasando por una situación parecida y temes expresarte, recuerda lo siguiente:
- Ser hombre va más allá de lo que haces, vales por lo que eres y no por lo que tienes.
- Tienes derecho a sentirte mal y poder expresarlo de forma saludable a tu pareja y a los demás.
- Ser emotivo no es ser menos masculino.
El maltrato hacia el hombre es una realidad; la violencia no conoce de género ni de cultura, sino que puede surgir dentro del seno de la pareja más amorosa cuando no se tiene cuidado con los detalles. Pedir ayuda ante una situación de maltrato no disminuye la masculinidad. Para cambiar una concepción cultural, debemos de cambiar la visión que se tiene sobre la autopercepción”, concluyó el especialista.
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