El árbol de navidad es una tradición arraigada. En tiempos de cuidar al máximo el ambiente, ¿es buena idea tener uno natural o uno artificial? Experta CETYS comparte los factores a analizar para tomar esta decisión
Para la mayoría de las personas, la navidad es la época más hermosa y esperada del año. Junto con los meses de noviembre, diciembre y enero, la alegría y emoción por ver de nuevo a los seres queridos, así como por concluir un año más se hacen presentes.
“Es en este período cuando las tiendas se llenan de artículos de decoración, generalmente de plástico, las casas se inundan en luminarias que agotan la energía, y los contenedores se desbordan de envolturas y comida en buen estado”, señaló la Dra. Michelle Arredondo, Docente del programa de Ingeniería en Energías Renovables de la Escuela de Ingeniería de CETYS Universidad Campus Mexicali.
“El árbol de navidad se vuelve el centro de las reuniones familiares, no hay nada como el olor de uno natural impregnando el hogar, pero cada año se presenta un remordimiento por talar bosques para las decoraciones temporales”.
Frente a esa sensación de culpa, la solución más recurrida es la compra de árboles de navidad artificiales, pues debido a que pueden reutilizarse durante varias temporadas, se piensa que tienen un menor impacto ambiental, pero, ¿son realmente los pinos navideños postizos una opción más ecológica, comparada con los árboles naturales?
“Los árboles naturales viven de uno a 3 meses. Si se plantan en una maceta o jardín pueden tener una gran longevidad, con los cuidados pertinentes; aunque en ciudades con clima extremo se vuelve una tarea titánica. En cambio, los árboles artificiales pueden utilizarse por lo menos 10 años. En términos de reutilización, el único que no cumple con esta característica es el árbol natural talado, ya que los árboles artificiales y los plantados en maceta y jardín son completamente reutilizables”, detalló la docente.
Otro aspecto relevante es el impacto generado en el suelo. Mientras que los plantíos de árboles naturales y los plantados en maceta causan deforestación y monocultivo, para producir los artificiales se necesita construir y operar fábricas por lo que también contaminan el suelo, en comparación con los árboles plantados en jardín que tienen un efecto benéfico, ya que permiten la forestación del suelo.
Respecto a la pérdida de biodiversidad, únicamente los árboles plantados en jardín no la provocan, pues el árbol natural y el plantado en maceta comprometen la biodiversidad vegetal, animal y los microorganismos.
“Adicionalmente, debe considerarse que los árboles naturales y artificiales provocan el mismo impacto de emisiones de CO2 en función de su transportación, pues ambos tipos deben trasladarse hasta las localidades donde viven y los compran las personas. Sin embargo, la distribución y comercio de los árboles naturales talados emite alrededor de 16 Kg de CO2 al ambiente y la de los árboles artificiales puede llegar a aportar al menos 40 Kg de CO2, los árboles plantados, por el contrario, absorben CO2, ayudando a disminuir este tipo de contaminación”.
Sobre el precio, para el consumidor final los árboles naturales y artificiales tienen costos similares, que varían de acuerdo con la calidad, tipo y especie de cada uno, por lo cual, este factor no influye en la decisión desde la perspectiva ecológica.
Finalmente, una vez concluida la temporada navideña, los árboles naturales generalmente son recabados en los centros de acopio que aperturan las municipalidades, haciendo posible que se conviertan en composta u otra clase de abono, mientras que los plantados en maceta y jardín no necesitan ser confinados, pues continúan su ciclo. Por su parte, una vez concluida la vida útil de los árboles artificiales, su destino es el relleno sanitario, impactando significativamente al ambiente debido a su composición de metales y plásticos.
Todos estos datos indican que, en realidad, fuera de plantar y mantener vivo un árbol, no existe una verdadera opción ecológica para montar un pino navideño, por lo que “si realmente buscamos tener navidades más amigables con el medio ambiente, tenemos que ponernos creativos y encontrar maneras alternas para celebrar”, concluyó la especialista.
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