El patrimonio arquitectónico de las ciudades no debe ser una concepción únicamente material de edificios y objetos, sino que debe tener un contexto histórico y cultural que lo respalde, afirmaron los arquitectos Mauricio González González y Santiago Camacho Aguirre, de la Universidad Central de Ecuador, en la conferencia “Producción espacial patrimonial. La realidad quiteña y las aportaciones a la teoría de la arquitectura y la ciudad”.
“El patrimonio es un componente vivo de las ciudades, y está sujeto a cambios y
actualización permanentes”. En ocasiones, el hecho de “monumentalizar” obras las convierte en una especie de “edificios momias” intocables, que finalmente serán un problema para sus dueños, afirmaron los académicos, quienes tuvieron a su cargo la segunda sesión del foro internacional “Ciudad y Arquitectura. Formas diversas de habitar, 2020” que organiza la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Guadalajara, junto con la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Central de Ecuador.
En su exposición vía Zoom, los académicos ecuatorianos hablaron sobre la ciudad de Quito, fundada en 1534 y cómo se fue construyendo el centro histórico que fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, en 1978 por la Unesco. Quito y Cracovia, Polonia, fueron las primeras ciudades que recibieron esta distinción mundial.
La capital de Ecuador, situada en un terreno muy accidentado, tiene el centro histórico más grande de América Latina y sobresalen los edificios religiosos de la época colonial. En la ciudad se tienen inventariados 8,611 edificios de todo tipo, algunos recientes del siglo XX.
Las inquietudes planteadas por los expositores se centraron en cómo proteger dicho patrimonio y también cómo seleccionarlo, pues no toda construcción debe estar en el catálogo simplemente por su edad. Relataron, por ejemplo, que en el centro de Quito hay castillos contemporáneos que se construyeron tan sólo porque estaban de moda unos chocolates que tenían esa figura, pero son antifuncionales y hoy parecen estar fuera de lugar. También se refirieron a un corredor comercial en el que se advierte de manera preponderante la iniciativa de los vendedores, y a dos construcciones grandes en cuyos diseños predominan las ideas políticas del momento en que se construyeron.
Finalmente, señalaron que el arquitecto debe trabajar no solamente con la teoría de su profesión, sino que es indispensable apoyarse en distintas ciencias sociales para diseñar espacios y objetos congruentes con la realidad de quienes los van a habitar y usar.
El foro, que inició con la participación de la Universidad Nacional de Colombia, finalizará con la ponencia “Escalas, procesos y conformación del habitar urbano. El caso de Guadalajara, México”, que será expuesta por Jorge Alberto Navarro Serrano y Carlos Alberto Crespo Sánchez, académicos de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
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