“A pesar de la pandemia, que nos tomó a todos y al mundo por sorpresa, que cambió la vida como la conocíamos, la ciencia no para y debemos seguir investigando”, así piensan tres egresadas de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) que hoy hacen sus tesis de investigación en temas de Biotecnología y Farmacéutica.
Ellas son la Ing. en Biotecnología, Ileana Olmos Arriaga; la Q.F.B. Aranza Rivera Casas y la Q.F.B. Gisela Barraza Quevedo, egresadas de la Autónoma que pasan en el Laboratorio 309 del Edificio “E”, del reconocido investigador nacional de la UAG, Dr. Miguel Beltrán García, más de 10 horas inmersas en sus trabajos de tesis.Sin embargo, esto no ha sido sencillo y las egresadas han tenido que esforzarse para llevar esta “nueva normalidad” de la vida académica al siguiente nivel. Por ejemplo, la Ing. Olmos Arriaga quien egreso en abril y se tituló en el mes de Julio pasado, estudia de manera virtual y presencial su Maestría en Ciencias en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
“Gracias a una alianza entre los laboratorios del Dr. Beltrán García y el Dr. Benjamín Valdés de la UABC (quien también fue profesor-investigador de la UAG y egresado de Ingeniería Química), puedo estudiar de manera virtual, asistir a clases, desde aquí en Jalisco y hacer mi maestría en Ciencias con la investigación de manera presencial en los laboratorios de la Autónoma”, relató.
Su investigación denominada: “Respuesta genómica y metabólica de plantas de banano, con uso de tierras raras y bacterias endófitas”, busca el resolver dos problemas que afectan a esta planta y sus frutos.
“Buscamos cómo responde, a nivel de biología molecular, entender la respuesta de las plantas de banano cuando ponemos tierras raras, que son sustancias conocidas como Lantánidos, ubicadas en la parte baja de la tabla periódica. Estas sustancias se utilizan en las pantallas de teléfonos celulares y televisión para aumentar la nitidez y dar esos colores espectaculares que vemos”, explicó y continuó.
“Queremos usar tierras raras para resolver dos problemas: hacer un estimulador de crecimiento de las raíces que funcione a muy bajas concentraciones (en el orden de nanomolar) que beneficie a las plantaciones de banano que hay en Jalisco, Michoacán, Nayarit y Colima y darles un uso a estas moléculas, que en un tiempo breve se convertirán en un problema por las altas cantidades de teléfonos celulares y pantallas que se desechan anualmente”, dijo.
Señaló que la situación ha sido difícil, el cambio fue radical y tuvo que realizar su último cuatrimestre en línea, pero la UAG no dejó de trabajar y organizó diversos eventos (como su graduación), la impartición de clases en línea y otras acciones que le permitieron terminar y continuar con sus estudios de manera satisfactoria.
La egresada mencionó que los maestros ayudaron a su vez por lo que no fue complicado el seguir su preparación; ella ha usado los laboratorios de la universidad donde ha tenido clases tanto presenciales como virtuales en diversas plataformas.
“Este fue un gran reto, el cambio radical causado por la pandemia me obligó a cambiar hábitos, pero a la vez me ayudó a descubrir que podía venir aquí a trabajar, me ayudaba a relajarme, a cambiar la rutina y aprovechar el tiempo. De mi casa aquí, eso ayudó mucho”, manifestó.
Por otro lado, la Q.F.B. Aranza Rivera Casas, quien está por terminar su tesis de titulación que trata sobre bacterias endófitas de la uña de gato, una planta medicinal, donde busca probar su efectividad contra bacterias uropatogénicas, resistentes a antibióticos de humanos, comentó su experiencia en estos laboratorios de la Autónoma.
Lleva dos años en el laboratorio 309 en el que realizó sus prácticas, servicio social y ahora su investigación con la cual espera abrir panoramas de la investigación de endófitos y una visión diferente sobre los mismos y descubrir si las bacterias que habitan en las plantas medicinales son las que producen las moléculas que ayudan a sanar al ser humano.
La egresada afirmó que al principio esta interacción fue complicada, “estuve dos meses encerrada en casa y cuando tuve la oportunidad de volver al laboratorio lo hice; con todas las medidas de seguridad, claro, pero fue como volver a una realidad diferente. Fue difícil adaptarse, porque en estos meses me adapté a la nueva normalidad, y ahora estoy acostumbrada a todo y esto ha sido gracias a las medidas que han tomado aquí en la UAG para hacerlo sencillo y llevadero”.
Este último punto lo apoyó la Q.F.B. Barraza Quevedo, ella desarrolla su tesis de titulación de la carrera que ha dedicado a la creación de un gel adicionado con extracto de plantas para la inhibición de las bacterias relacionadas o causantes del acné.
“Está en los últimos experimentos y presentará sus resultados a principios de diciembre de este año y a pesar de que ha sido difícil, yo sigo investigando y haciendo mi trabajo con una compañera de toda la carrera, también egresada de la UAG de Q.F.B. Sandra Andrade. Yo soy de otro estado y tuvimos que pedir permiso, hablar con nuestros padres para venir aquí a seguir nuestro trabajo, lo que hemos logrado gracias a todos los cuidados que tienen aquí y los tiempos que nos dejan estudiar y trabajar en el laboratorio, que exigen dedicación y organización”, expuso.
Lo anterior ha significado todo un reto para la egresada y a la vez le ha permitido aprender nuevos hábitos y mejorar sus habilidades como el organizarse, ser cuidadosa, cuidar a otros y conocer mejor su carrera en muchos sentidos.
Al igual que sus compañeras de laboratorio, la Q.F.B. Barraza Quevedo puntualizó que ha podido estudiar e investigar de manera virtual y presencial, gracias al modelo que ha implementado la UAG y aunque el esfuerzo lo ha calificado de pesado, las facilidades que se prestan le han permitido desarrollar sus tareas de manera más sencilla a su vez que los laboratorios y aulas tienen todo lo que ella necesita.
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