El peor peligro para Jalisco en las próximas elecciones es, sin duda, el candidato a la gubernatura por Morena, Carlos Lomelí Bolaños, quien ha llegado ya al colmo de la desvergüenza al intentar borrar, por medio de un amparo, sus antecedentes penales, tal como lo publicó recientemente un conocido medio nacional: Animal Político. Afortunadamente un juez federal ha denegado esta petición presentada por la defensa del candidato a la gubernatura por Morena, quien además ha sido ampliamente señalado de lazos con el narcotráfico y de lavado de dinero, principalmente por sus empresas farmacéuticas, en especial Lomedic, la cual fue ligada al negocio criminal a través de sus lazos con el cártel de los Amezcua Contreras, situación que fue incluso denunciada por el servicio de inteligencia de los Estados Unidos.
Lo que ha querido hacer Lomelí Bolaños al intentar borrar sus antecedentes penales (esto por una portación ilegal de arma de fuego) lo pinta de pies a cabeza como un político dispuesto a lo que sea con tal de conseguir sus siniestros fines políticos, sin importar que en ello no solo arrastre el buen nombre del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien lo ungió su candidato en Jalisco, sino también a toda la sociedad jalisciense que teme que, de llegar a la gubernatura, el gobierno se llene de pillos y maleantes.
Si bien, en términos legales Lomelí Bolaños no tiene ningún impedimento para continuar como candidato de Morena a la gubernatura de Jalisco, lo cierto es que éticamente es reprobable que se siga alentando su candidatura teniendo en cuenta el negro pasado de Lomelí Bolaños, ampliamente difundido en los medios de comunicación, y más de la mano de un candidato presidencial que, en reciente entrevista en Milenio, se declaró no sólo ajeno a las mafias del poder sino también a la corrupción y a la impunidad.
El propio Ricardo Peralta, especialista en temas penales y de anticorrupción, dijo a Animal Político que “con este amparo lo que se pretendía era destruir un documento que en el proceso electoral que se vive pudiera generar un estigma al candidato, pero que de ninguna manera le impide competir por un cargo de elección popular”.
No es lo legal, entonces, lo que se discute, sino lo moral y lo que es justo, y lo que conviene más a la sociedad en términos de bienestar y armonía social.
Por eso, ¿dónde está Andrés Manuel López Obrador en un caso tan polémico como el de su candidato en Jalisco? La ciudadanía jalisciense exige que así como el día de su ungimiento como candidato le levantó la mano a Lomelí Bolaños, así mismo sea el propio López Obrador quien se la baje y ponga en el banquillo de los acusados a quien representa un peligro real y verdadero para el futuro de esta entidad.
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