- La Comisión publicó un documento en el que plantea, a partidos políticos y futuros candidatos, acciones específicas para que a través de la competencia se favorezca la equidad y la entrada de nuevos competidores a los mercados.
- Fortalecer la competencia debe ser un esfuerzo conjunto de autoridades y legisladores, pues existen barreras cuya erradicación es de atribución exclusiva de instancias públicas distintas a la COFECE.
- En el marco de las elecciones federales de 2018, el Pleno de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) pone a disposición de los partidos políticos y de los próximos candidatos a la presidencia de la República Mexicana, así como a Senadores y Diputados Federales, el documento “Competencia Económica, Plataforma para el crecimiento 2018 – 2024”, una herramienta de apoyo para diseñar propuestas de política pública que favorezcan la competencia en los mercados, el crecimiento, las oportunidades de inversión y el emprendimiento.
El
documento expone las fortalezas y desafíos de México en materia de
competencia económica, así como los efectos positivos que esta genera en
el crecimiento
nacional, la integridad en el ejercicio de las contrataciones públicas,
el impulso a la vocación emprendedora, la apertura comercial y la
vigencia del estado de derecho. La propuesta busca ayudar a pensar
propuestas transversales para eliminar los privilegios
de unos cuantos agentes económicos asentados en algunas actividades
productivas del país, además de detallar retos puntuales en sectores que
se consideran fundamentales para el desarrollo nacional, como el
financiero, energético, transporte, comercio exterior,
contrataciones públicas y salud.
La
competencia es un instrumento útil para hacer que las empresas
-especialmente las pequeñas y medianas- tengan acceso a insumos de
producción, capital,
tecnología e infraestructura indispensables para emprender, crecer,
generar empleos y satisfacer la demanda de los consumidores. Asimismo,
la competencia genera importantes beneficios sociales al incrementar la
capacidad adquisitiva de las familias, pues les
acerca bienes y servicios de calidad a los mejores precios posibles.
Los
beneficios de la competencia son claros: precios bajos, mejores bienes y
servicios, mayores alternativas de compra para el consumidor y, en
general,
eficiencia en los mercados. Los costos de la falta de competencia
también lo son: altos precios, baja calidad, poca variedad, falta de
innovación, privilegios para unos cuantos y mercados pequeños e
ineficientes.
Por
décadas, la protección de privilegios a partir de políticas y
regulaciones deficientes, así como de acciones de gobierno que
distorsionan la actividad
económica, han generado mercados concentrados y con poca presión
competitiva, dejando cautivos a grupos de consumidores frente a empresas
que carecen de incentivos para ofrecer productos de calidad y a los
mejores precios posibles. Corregir estos mercados
requiere del apoyo y esfuerzo sostenido de autoridades de los tres
niveles de gobierno y legisladores, porque existen barreras cuya
erradicación es de atribución exclusiva de instancias públicas distintas
a la COFECE.
En
el contexto de la renovación del Ejecutivo Federal, el Congreso de la
Unión y de nueve elecciones estatales a realizarse el próximo año, se
abre una
importante ventana de oportunidad para articular una política económica
respaldada en la competencia económica.
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