viernes, 17 de marzo de 2017

Sara Alicia Casillas Villegas, sobreviviente de cáncer de mama



Hace 17 años, Sara Alicia fue diagnosticada con cáncer de mama. Ella sintió una bolita desde un año antes, inmediatamente acudió con su ginecólogo este le dijo que no se preocupara, ya que era una bolita de grasa. Sara Alicia se tranquilizó por lo que le dijo el médico y dejó pasar un año. El ginecólogo sólo le recomendó que regresará con él en el caso de que le salieran otras bolitas y que le molestaran para mandarlas analizar. La bolita siguió en el cuerpo de Sara Alicia, pero no le dolía ni crecía. Pasó un año y la bolita creció 5 centímetros, alarmada acudió nuevamente con su médico, quien le dijo que habría que abrirla para hacerle una biopsia y así poder analizarla. Una semana después se comunicó con el ginecólogo la recibió con la mala noticia de que tenía cáncer de mama y que estaba en una etapa avanzada.
Cuando recibí esta noticia-vía telefónica-sentí que la sangre se me bajo hasta los pies y lloré mucho; al principio no lo podía creer, ya que también me dijo que era necesario hacerme una mastectomía. Considero, de mi parte, no haber pedido otra opinión. Mi hija y mi mamá al verme llorar también lo hicieron, pues no nos imaginábamos que esa bolita era cáncer y como nunca me había hecho algún estudio, ahí estaban los resultados. Además, el ginecólogo realizó la biopsia en su consultorio, pues primero debió canalizarme con algún especialista para hacerme un eco, un ultrasonido mamario o algo más, pero no lo hizo.
De susto en susto
El galeno únicamente le indicó que tenía que hacerle una mastectomía, pero ¡ya! “Tiene que ser pronto porque cómo ya cortamos, es como echarle leña al fuego”. También  le dijo que tal día le haría la mastectomía a las 7 de la mañana con un estudio de sangre previamente realizado. Nuestra entrevistada, no podía asimilar lo que ese “médico” le estaba diciendo. Sin embargo, esa misma tarde, Sara y su esposo acudieron con el ginecólogo tan sólo para escuchar que el cáncer estaba en grado 3 y que la mastectomía tenía que ser rápido. Lo que nos extrañó bastante fue cuando el galeno dijo: “Ve a tal hospital dentro de dos días y te cobro tanto”
Como el esposo de Sara Alicia estaba muy asustad, de inmediato accedió, sin embargo, Sara Alicia lloraba mucho, ya que no podía aceptar que le quitaran unos de sus senos y buscó otra solución. Pronto encontró a una amiga que es enfermera a quien le platico su problemática, la amiga le recomendó a un médico especialista en oncología y pidió una cita para el día siguiente, porque según ya tenía programada la mastectomía; el oncólogo vio el resultado de patología, le hizo muchas preguntas y fue muy claro, pues le dijo: “Ese médico no debe hacer la mastectomía, pues es ginecólogo. Le recomiendo que vaya a una institución a oncología y ahí atiéndase, o si tiene Seguro Social, de lo contrario puede acudir al Hospital Civil en cancerología.”
Su esposo la apoyó
Como Sara no estaba afiliada al IMSS, el oncólogo la canalizó al Hospital de Zoquipan. Ese mismo día se presentó en ese nosocomio, pero el médico que la auscultó la asustó más, pues le dijo que todo estaba muy mal. “No debieron de haberle hecho la biopsia sin haberle hecho un estudio antes. El cáncer se va a regar rápido si no le cortan la mama”. Y como el ginecólogo también le dijo: “Yo la puedo operar, pero por fuera, ya que tenemos muchos pacientes y tardará tiempo para que le toque, pero hay que hacer rápido la mastectomía.”
Salí peor del Hospital de Zoquipan, llorando y muy asustada, ya que no hallaba qué hacer, pues es terrible que le digan a uno eso. Entonces decidió acudir a oncología del Hospital Civil y me dije lo que me digan ahí eso es lo que voy hacer.
Sara Alicia siempre contó con el apoyo de su esposo y estaba dispuesto a saltar cualquier obstáculo con tal de ver bien a Sara.  En cambio, como a cualquier mujer, Sara Alicia no quería perder su mama, pues no lo aceptaba. Sin embargo, el médico que la recibió le dijo que si quería estar completa pero tres metros bajo tierra o viva aunque esté sin su seno. Ella contestó que quería vivir, pues tiene tres hijos. Aun así se le hacía muy drástico que le quitaran la mama, ella estaba aferrada a encontrar un tratamiento o lo que fuera para evitarlo.

Un ángel sin alas: la Dra. Kishi
 En cancerología los doctores le hicieron muchas preguntas, vieron los resultados de patología y primero le pidieron muchos estudios: hígado, huesos, riñones, pulmones, a ver si no había tumores malignos y le hicieron un tratamiento de quimioterapia en seis sesiones, después le hicieron la mastectomía y le dijeron que si fuera necesario, también le darían radioterapia también. De esta manera, optó por quedarse en cancerología del Hospital Civil. Eso le permitió asimilarlo y aceptar perder uno de sus senos y porque quería vivir. Entonces primero fue el tratamiento de quimioterapia para reducir las células malignas. La quimioterapia fue muy fuerte y se llevan lo malo y lo bueno, también se le cayó el cabello y tuvo mucha debilidad. Cuando terminó los seis ciclos de quimioterapia, Sara Alicia se encontraba muy delgada y bastante débil. La dejaron descansar un mes para realizar la mastectomía. Para eso, Sara había aceptado que iba a perder el seno; y le fue bien, pues el médico le mencionó que había técnicas de reconstrucción de seno y la envío al fundación DAR en el Instituto de Cirugía Reconstructiva  para que le explicara  con más detalle la reconstrucción mamaria. Eso no fue todo, después de la mastectomía siguieron las radioterapias y después otro ciclo de otras cuatro quimioterapias. Le empezaba a salir el cabello y de nuevo se le volvía a caer. Aproximadamente fue un año en el que estuvo en el tratamiento. Ya estaba muy cansada de hospitales y tratamientos. Entonces, cuando le dijo el doctor que ya se podía reconstruir la mama, y que acudiera con la Doctora Celina Kishi Sutto, jefa de Investigación del Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva (ICR) para esto habían pasado tres años. Al principio le daba miedo y estaba cansada de hospitales. Además de tantas consecuencias que trae la quimioterapia, es decir, tuvo problemas colaterales.
Grupo DAR
Cuando llegué a la fundación DAR se encontraban en sesión, ahí conoció a otras señoras que ya estaban reconstruidas; al verlas felices y plenas, le dio mucha confianza. Aun así, les pidió ver sus cirugías y quedó fascinada, pues lo que vio la acabo de convencer. Así fue como decidió reconstruir su mama, acudió a una cita donde le dijeron que la opción era tomar de una parte de su abdomen y esa misma grasa y piel le podría servir para darle forma a un seno nuevo. Por lo tanto, esa fue la cirugía que le hicieron. Al despertar de la cirugía, Sara Alicia lo primero que hizo fue palparse y sentirse completa. Fue una experiencia muy bonita.
Desde hace 13 años, Sara Alicia sigue asistiendo a las sesiones del grupo DAR para seguir dándoles ánimos y apoyándolas.
Es muy bonito compartir la experiencia y darles confianza a otras señoras que pasan por lo mismo y animarlas a reconstruirse para que se sientan con una autoestima sana, sentirse completas. Invito a las personas a quienes les han extirpado uno o los dos senos a que asistan a las reuniones del grupo DAR que son los terceros jueves de cada mes en donde tenemos conferencias de profesionales de la salud mental, nutriólogos, escritoras que imparten diferentes temas. Además, para que conozcan el trabajo de la doctora Kishi y para que conozcan a todas las mujeres que somos sobrevivientes de cáncer de mama, que como yo-tiene 17 años y han sido los mejores de mi vida, se los digo de todo corazón. Si tienen alguna duda, aquí les ayudamos y orientamos  para que se reconstruyan, pues para mí fue muy buen paso en la reconstrucción. Me ayudó muchísimo.
El dolor transformado en gratitud
El padre Novelo Pederzini, escribió: Dice  Goethe que el artista necesita alguna desgracia que haga más sutil su envoltura, más transparente su humanidad y lo ponga en contacto en los que están las raíces de los pensamientos y de los actos que se realizan aquí abajo;  John Milton ciego y enfermo escribe el Paraíso perdido: el Himno a la luz sólo podía brotar de unas pupilas extinguidas; A. S. Novaro, con el corazón lleno de angustia por la muerte de su hijo, dicta las páginas del Artesano armonioso, su mejor obra; Dostoyevski escribe sus novelas entre ataque y ataque de epilepsia; Cervantes concibe la idea de Don Quijote de la Mancha en la cárcel. Y los ejemplos podrían multiplicarse ilimitadamente.
Dice De Musset que los cantos más hermosos no han sido nunca escritos. Son aquellos que salieron del corazón de los poetas cuando lloraban solos, en el secreto de su habitación, y que nunca lograron expresar con palabras. No sin razón canto rima con llanto.
Sara Alicia, no es escritora ni poetisa, sin embargo el dolor la transformó en una mujer llena de gratitud, y la gratitud en ayudar a las mujeres que se encuentran en la situación en la que ella estuvo. 

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