- El maestro ruso reflexiona sobre la trascendencia del arte y repasa las consecuencias que tuvo la ocupación nazi para la cultura francesa
En 1940, a inicios de la Segunda Guerra Mundial, la ocupación alemana en Francia abarcó todos los aspectos de esta nación, incluyendo la cultura: el Museo del Louvre, cuna del arte parisino y europeo, también fue comprometido. A medida en que la guerra avanzaba, crecía la incertidumbre del gobierno francés por saber qué ocurriría con un elemento tan importante para su identidad en manos del enemigo.
Bajo esta premisa, el cineasta ruso Aleksándr Sókurov presenta Francofonía (Francofonia, 2015), un documental con tintes de dramatismo que invita a reflexionar sobre una situación tan crítica como lo es un conflicto armado y que expresa una cuestión: ¿Qué importancia tiene el arte para la humanidad? La película forma parte de la 61 Muestra Internacional de Cine y se exhibirá del 15 al 20 de noviembre en la Sala 3, Fernando De Fuentes.
El filme de Sókurov es difícil de catalogar, tanto por el género como por su estructura. Principalmente, se encarga de entrelazar dos historias; una ficticia, en la que un navegante a bordo de su buque protege toda una colección de piezas artísticas; la otra, inspirada en hechos verídicos, muestra la sociedad formada por Jacques Jaujard, director del museo, y el oficial nazi Wolff-Metternich, cuyo fin era rescatar las obras de la usurpación germana.
Por otra parte, Francofonía se apoya en imágenes de archivo, fotografías, filmaciones aéreas de París y voz en offpara contar la historia particular de algunas de las obras que el recinto alberga. En otros momentos de la cinta, es el realizador mismo quien aparece a cuadro, en su apartamento, rodeado de libros y compartiendo sus reflexiones sobre lo divino y lo humano.
El rodaje tuvo lugar en las instalaciones del Louvre gracias a que el museo se asoció con distintas compañías para la producción, por lo que el director de fotografía Bruno Delbonnel y su equipo dispusieron del espacio para recrear con la mayor fidelidad posible la atmósfera del conflicto. Al mismo tiempo, podemos observar a un pintoresco Napoleón Bonaparte (encarnado por el actor Vincent Nemeth) recorriendo los pasillos del lugar, orgulloso de lo que su país ha construido.
El realizador ha revelado el principio sobre el que gira toda su filmografía: la plasticidad del tiempo en la realización de sus historias. Como parte del largometraje The Art of Time (2009), el ruso concedió una entrevista a su colega Fergus Daly, en la que explicó: "He aprendido que el tiempo y el espacio son inseparables, uno no existe sin el otro; éste es un potencial problema para los directores y la mayoría de ellos busca ganarle al tiempo con edición y trucos modernos, pero todo eso es una simple ilusión".
Estrenado con éxito en el Festival de Venecia, este documental fue bien aceptado entre la crítica. Por ejemplo, A. O. Scott, del New York Times, señaló que el director "tiene un don, quizá único entre sus semejantes, para convertir lo intelectual en cine visualmente llamativo".
Aleksándr Sókurov es un director con una vasta trayectoria especializada justamente en documentales, tanto históricos como biográficos. Obtuvo reconocimiento a nivel internacional con El arca rusa (Russkiy kovcheg, 2003), una entrega sobre el Museo Hermitage de San Petersburgo que resultó por demás innovadora al estar filmada en un solo plano con steadycam. Conectando los temas recurrentes de Sókurov —arte, historia y política—, Francofoníase convierte en la síntesis ideal de toda su obra.
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