viernes, 12 de agosto de 2016

El cine humanista de Jafar Panahi vuelve a Cineteca con Taxi Teherán


●     Premiada con el Oso de Oro, la cinta oscila entre la ficción y el documental para capturar un pedazo del espíritu de la sociedad iraní


El cineasta Jafar Panahi maneja un taxi amarillo por las vibrantes calles de Teherán, recogiendo a un grupo diverso de pasajeros en un solo día. Cada hombre, mujer y niño que aborda el vehículo expresa abiertamente su propia visión del mundo, mientras es entrevistado por el director/conductor. Su cámara, colocada en el tablero del auto, logra capturar un pedazo del espíritu de la sociedad iraní mientras explora la frontera entre la realidad y la ficción.

Así el argumento de Taxi Teherán (2015), la tercera producción que el iraní realiza bajo el arresto artístico que le fue impuesto desde 2010; tal y como lo hizo en sus dos trabajos anteriores, Esto no es una película (2011) y Pardé (2013). Tras su paso por la 60 Muestra Internacional de Cine, Taxi Teherán vuelve a la Cineteca Nacional a partir del 12 de agosto y podrá disfrutarse en la Sala 7, Alejandro Galindo.


Siguiendo los pasos de Abbas Kiarostami, Panahi realizó un sondeo de las calles de Teherán aprovechando la posición de chofer para ocultar su rol de documentalista. Más de 20 años después de haber trabajado como asistente de dirección en A través de los olivos (Zire darakhatan zeyton, Abbas Kiarostami, 1996), Panahi recurrió a la docuficción callejera que su mentor hizo famosa en Ten (Dah, 2002), en donde los pasajeros del automóvil podrían ser ciudadanos incautos o actores no profesionales.

Entre las personalidades que viajan en su taxi, sobresale la sobrina del director, una niña que reflexiona sobre la incongruencia de los reglamentos de cinematografía en Irán al realizar un proyecto escolar con la ayuda de su tío. Asimismo, la abogada y activista Nasrin Sotoudeh, que viaja a una prisión para visitar a una mujer en huelga de hambre, haciendo referencia a la propia vida política de Panahi.


Hace seis años, el cineasta fue arrestado bajo el cargo de crear propaganda antigubernamental en contra de la República Islámica de Irán: la sentencia incluía una condena en prisión —que no tuvo que cumplir—, la imposibilidad de dejar el país y 20 años de prohibición sobre su labor cinematográfica.

El carácter humanístico de su cine, especialmente en estas tres entregas recientes, ha sido apoyado por la comunidad cinematográfica internacional en vista del éxito que ha tenido Taxi Teherán. La división fílmica del gobierno de Irán (conocida como Cinema Organisation), celebró públicamente al filme por ganar el Oso de Oro.

“Filmar desde la dignidad. El trabajo más reciente de Jafar Panahi es una muestra elocuente de sus estrategias para proseguir su actividad fílmica, mantener su presencia en los festivales y distribuir sus películas, burlando inteligentemente a la censura", aseguró Carlos Bonfil en su crítica para La Jornada.


Durante el Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale), el filme recibió el Premio FIPRESCI por su valentía “personal y artística”, demostrando ser una obra que trasciende las restricciones estatales que obstruyen la libertad de expresión para mostrar un reflejo honesto de una nación.

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