- Su personaje alcanza una santidad simbólica al final de cada película: Valentina Velázquez
Enemiga acérrima de Eva Perón, Libertad Lamarque vino exiliada a México a revolucionar el papel de la madre en el cine. Su inserción en el star system mexicano, “dio lugar a uno de los fenómenos más productivos como resultado del intercambio cultural trasnacional entre Argentina y México: la canonización de Libertad Lamarque”, afirmó Valentina Velázquez Zvierkova durante su ponencia “La canonización de Libertad Lamarque: La maternidad lacrimógena en el cine nacional”, que se realizó este 6 de octubre en la Sala 4, Arcady Boytler.
Durante la conferencia organizada por el Centro de Documentación de la Cineteca Nacional, la doctora en Literatura latinoamericana por la Universidad de California-Davis explicó el nuevo arco dramático que la actriz argentina introdujo al cine mexicano, al que ella denomina “canonización” porque implica que el personaje de Lamarque alcance una santidad simbólica al final de la película.
El trabajo de la cantante como símbolo maternal tuvo que crear una ruptura con el modelo establecido en la Época de Oro: el de Sara García. La llamada “madre de México” caracterizaba personajes maternos tradicionales que se resistían a la modernidad y protegían a su progenie desde casa.
Aunque no pudo deshacerse de ese molde completamente, Lamarque sí creó a un nuevo tipo de madre en la cultura fílmica mexicana, una que tenía que trabajar, sufrir y, finalmente, sacrificarse para levantar a su familia. “Ella le da otra dimensión al rol de la maternidad”, comentó la profesora.
Ejemplificando con escenas de Canción del alma (Tito Davison, 1964), Stella Dallas (King Vidor, 1937) y con la proyección deSoledad (Miguel Zacarías, 1947), Zvierkova explicó que el nuevo modelo requería que la madre transgrediera de alguna manera su papel, abandonara a sus hijos para salvarlos y, por último, se sacrificara por ellos para redimir su personaje y elevarse “al nivel de santidad”.
“A diferencia de Stella Dallas, las madres de Lamarque trascienden la dimensión terrenal cuando sacrifican su maternidad y se elevan al estrato de lo divino”, aseguró. “Por su virtud, por su abnegación y por haber purgado los pecados de sus hijos y los propios, encuentran la redención”.
El catolicismo que caracteriza a estas mujeres santificadas era reforzado en la imagen cinematográfica utilizando elementos religiosos en la puesta en escena, como crucifijos en las paredes y grandes estatuas de Cristo que decoraban la escenografía en los momentos cruciales de la película. De igual manera, Lamarque enfatizaba estos rasgos con poses melodramáticas y con gestos de abnegación resaltados en los close-ups que usualmente capturaban su rostro.
La presentación de Valentina Velázquez Zvierkova estuvo basada en una de las propuestas que presentará en su libro Divas sin límites: mujeres extranjeras en la Época de Oro del cine mexicano, que aún no tiene fecha de lanzamiento oficial pero que se espera para el año siguiente.
Las Charlas de cine del Centro de Documentación continuarán el martes 13 de octubre con la conferencia de Erika W. Sánchez Cabello, “Leopoldo Méndez y los usos de la plástica mexicana en el cine nacional”, que se acompañará de la película Río Escondido (Emilio Fernández, 1947).
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