Los magos sacan monedas de las orejas y conejos de los sombreros. Los escritores hacen que de la hoja en blanco salten personas, sonidos, lluvia, miedo, risa. Son ilusionistas. Eso es lo que hace Mónica Lavín y su hija María Perujo: magia, y no sólo eso, también hacen magos. En el libro Es puro cuento. Guía práctica y fácil para escribir relatos de todo tipo. En realidad, es un manual para aprender a escribir, es decir, es un Taller literario ambulante en el cual se puede llevar a todos lados para utilizar las herramientas que Mónica Lavín enseña. María Perujo es la diseñadora del libro, que hace que la lectura sea más amena. La idea de publicar este texto, nació hace varios años, ya que Mónica Lavín ha impartido muchísimos talleres, ha sido maestra de la SOGEM, en la UNAM es profesora en licenciatura de Creación Literaria. De alguna manera, durante muchos años ha conducido y acompañado no sólo a jóvenes sino a gente de todas las edades que quieren escribir y, sobre todo un cuento. Esa es el área en la que se ha especializado como escritora y novelista y cuentista, pero en la conducción siente que el cuento le permite en más corto tiempo a ayudar a alguien que llegue a una meta, que es tener un texto redondo, un universo pequeño que tal vez no está listo para publicarse, pero que ya habiéndolo escrito se puede trabajar a fineza. Lavín sintió que era oportuno, ya que muchas personas se le acercan para preguntarle cómo se escribe un cuento, como si con una sentada uno pudiera decir cómo se escribe un cuento.
Todo toma su tiempo, pero creo que hay una manera de acompañar, no necesariamente presenciar porque sería imposible. Por lo tanto, considero que este libro es una guía es una manera de acompañar sin estar físicamente presente, de ayudar a que alguien lleve su cuaderno y sepa cómo hacerle para tener la experiencia de la escritura y después a lo mejor le gusta lo suficiente, como para acercarse a un taller literario o a una escuela de escritores. Ya que querer escribir una historia todo mundo tiene ganas. Además, yo quería hacer equipo con mi hija, que es ilustradora y diseñadora gráfica y pensé que este tema, que debería ser interactivo, de plasmar ideas en el libro, ensayar ejercicios, era un buen momento para combinar nuestros haberes.
Por su parte, la talentosa joven, María Perujo comentó que hicieron varias propuestas para la portada, seleccionaron una y la fueron trabajando.
Mónica Lavín, añadió que desde la historia que se quiere contar, luego cómo se estructura, qué partes tiene un cuento y lo más difícil, cómo empezar, porque se toman decisiones, como se estructura y llega al clímax, cómo lo acabo, cómo lo termino, pero antes, quién cuenta la historia y quiénes son los personajes que la habitan y cuánto tiempo transcurre y el espacio. Todo lo que uno intuitivamente hace. Uno se pone a escribir una historia y todos esos elementos están en juego, pero uno no los está dominando ni tiene consciencia de ellos y aquí los ordenamos. Además hay un diálogo con la lectura porque para Lavín toda escritora o escritor es lector antes. Por lo tanto, aprendemos de los escritores.
Cuentos de grandes escritores
Entonces, hay un diálogo con fragmentos de lectura o cuentos completos, para que cada cuento que escriban que sea un ejemplo, que nos diga: “Aquí podemos ver cómo este arranque funciona muy bien o cómo en este cuento sepan quién cuenta la historia, si es la primera persona o si es omnisciente, o este cuento es epistolar, es decir, una carta. Les llamamos los disfraces del cuento: como carta, como diario, como libro, como una lista del súper mercado para que sientan todas las posibilidades que hay dentro del ámbito riguroso que es el cuento; cómo hay una libertad creativa y de una manera de abordarlo y de soltarlo. El libro está tan bien diseñado y estructurado, que la lectura se hace muy amena y los ejercicios para despertar la creatividad literaria son muy interesantes. También el libro contiene cuentos de grandes escritores: Julio Cortázar, Edgar Allan Poe, Agatha Chistre, Isaac Asimov, Cervantes, entre otros.
María Perujo, señaló que el editor les dijo que su libro no sólo enseña a escribir también a leer. Para nosotras era un proceso de escribir un cuento, pero al final está desglosando todas las partes de un cuento o un libro. También el libro enseña a describir los espacios; aunque no pongan las características hay que tomarlas en cuenta para que la historia sea realista. Cada punto es importante, es decir, si quiero escribir cuento policiaco o cuento de ciencia ficción, fantásticos o de vampiros, cuáles son las características para que también jueguen a explorar. El libro también es un acompañante para explorar, es un texto que alude a la inquietud de cada uno. Pero cómo sabemos qué nos gusta si no lo ensayamos.
Metáforas
Por ejemplo, Mónica compartió que escribió un cuento titulado Placeres cárnicos, en el cual hay ambigüedad en el lenguaje donde el lector puede pensar una cosa, pero el cuento trata de una pareja que le gusta ir a una carnicería: su placer es ver cómo el carnicero aplasta los bisteces. Les gusta, tienen fascinación. La esposa le regala a su marido taquetes y cuchillos. Eso es lo que hacemos en este libro, juegos con el lenguaje, por ejemplo, este lenguaje figurado como perder la cabeza. Al respecto encontramos un cuento de un escritor estadounidense, Philip K. Dick, que es fabuloso, ya que parece que es de otra era, que se encuentra un libro y dice: “él perdió su cabeza y tomó su mano y ella se lo entregó”. Lo lleva todo literal. Uno lo da por un hecho.
Los escritores hablamos con metáforas todo el tiempo. Entonces, podemos hacer consciente al que lea el cuaderno, que el idioma español es tan rico. Todos los idiomas tienen este uso figurado; no hablamos literalmente. Nos ponemos a hacer ejercicio con todas las partes del cuerpo, por ejemplo, me dio su mano. Asimismo, María lleva un diario de dibujos y tiene una parte, que es pie de ladrón y se puede pensar que pie de ladrón es darle ayuda a alguien, considera que los latinos hablamos más en metáfora.