By Rafael Meneses
El 2017 se acerca precipitadamente y con ello el inicio de la carrera presidencial de cara al 2018.
No es novedad que algunos políticos mexicanos estén haciendo méritos al interior de sus institutos políticos para ganar apoyo de facciones o grupos y así obtener la tan preciada candidatura a ocupar la Presidencia de la República.
En ese sentido pareciera que los medios y comunicadores se sujetan a su responsabilidad de “ser imparciales y balanceados al informar sobre noticias con respecto a una elección” e incluso respetan al pie de la letra lo establecido en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. No obstante también aprovechan los espacios que esta legislación ofrece, pues al no estar en un periodo electoral propiamente dicho, algunos medios de comunicación o bien que comunicadores “reconocidos” por amplios sectores del electorado nacional, están dando desde hace meses su apoyo o desaprobación a ciertos personajes políticos, disfrazando lo anterior con columnas, entrevistas o meras notas informativas.
Los ejemplos para ilustrar semejante aseveración son tres, el del periodista y columnista Ricardo Alemán; el de Javier Alatorre, periodista y presentador; y por último el del economista y comunicador Carlos Loret de Mola. Sus objetivos respectivamente fueron Ricardo Anaya, actual presidente del Partido Acción Nacional; Rafael Moreno Valle, Gobernador de Puebla; y José Narro Robles, ex Rector de la UNAM y actual Secretario de Salud.
El primer caso se cita luego de la controversia en la que se vio envuelto Ricardo Anaya tras la publicación de la columna “Anaya en las nubes: viajó 125 veces a Atlanta en 36 meses” [31 de octubre de 2016], en la cual como conclusión Ricardo Alemán plantea serios cuestionamientos al posible precandidato presidencial del PAN, preguntas que son el resultado de un ejercicio de investigación que dejó al descubierto las contradicciones políticas que vive el Presidente de dicho instituto político.
El segundo ejemplo, es el que dio Javier Alatorre. En el espacio noticioso que conduce, presentó una entrevista grabada con el Gobernador Moreno Valle el pasado 16 de noviembre, donde preguntó abiertamente al político poblano sobre sus aspiraciones a la candidatura presidencial por el PAN, a lo cual él respondió abiertamente con sus argumentos por los que incluso se ve como el futuro Presidente de México; lo interesante de esta entrevista no son las declaraciones, más bien es el momento en el que se presentó, ya que en días y semanas previos se ofrecieron de manera constante en el noticiero notas alusivas al estado de Puebla, ya sea por los proyectos de infraestructura o actos políticos de su gobernador, por lo que bien pudiera calificarse dicho “encuentro periodístico” como la presentación del candidato por parte de Televisión Azteca.
En lo que respecta a Rafael Loret de Mola, este comunicador presentó el 17 de noviembre una columna en el periódico el Universal titulada “¿El Bernie Sanders mexicano?”, donde de una manera sutil y tras analizar algunos rasgos de la carrera política reciente de José Narro, le identifica como una clara opción que suma a “la baraja” de contendientes a ocupar la Residencia Oficial de los Pinos en 2018.
Claro está que no se pretende cuestionar o criticar la el ejercicio periodístico de estos tres personajes del medio o bien de sus filiaciones partidistas; tampoco de aplaudir o repudiar la actividad de los tres políticos mencionados; menos aún el de mostrar favoritismos a algún instituto político, simplemente esta reflexión resulta del “poder real [que los medios de comunicación y comunicadores tienen] dentro de cualquier proceso electoral” y de los matices políticos que este último trimestre de 2016 está mostrando.