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miércoles, 15 de febrero de 2017

Por Leopoldo Mendívil López (Al Momento)
 

*Renuncia el asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn - por mentir


*Mintió sobre una llamada con el embajador Ruso – ¿La llamada era un “cobro” ruso por intervenir las elecciones?


 
Así como en 1974 las mentiras del presidente Richard Nixon lo obligaron a renunciar –en el escándalo llamado “Watergate”, así puede estarse iniciando hoy un efecto dominó con la renuncia del asesor de seguridad nacional de Donald Trump, Michael Flynn
 
La mentira que hizo renunciar al asesor del Presidente. La mentira que se pronunció para ocultar un complot. El complot que significa que muy probablemente Rusia maniobró para colocar a Donald Trump en la presidencia, por medio de los hackeos de correos electrónicos al equipo de Hillary Clinton (a su jefe de campaña John Podesta -ver abajo-). La llamada en la que el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak exigió a Michael Flynn el pago a Rusia por sus servicios “políticos”: levantar las sanciones económicas que Obama había impuesto contra Rusia.
 
En resumen: primero Michael T. Flynn –General Teniente del Ejército de los Estados Unidos, ex director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA)- negó haber mencionado de forma alguna el tema de las sanciones económicas con Sergey Kislyak. Después, bajo las presiones del Washington Post, comenzó a bambolearse. Sus asistentes mencionaron que el asesor “no recordaba” haber mencionado las sanciones con el embajador ruso.
 
Finalmente, bajo el “calor” de la prensa, Michael Flynn no puede sostener su mentira: en su carta de renuncia confiesa que sí aseguró a Sergey Kislyak que el gobierno de Trump levantaría las sanciones de Obama “en los primeros momentos de la administración,” lo cual, además de violar la Ley Logan de 1799, representa el mejor indicio de que Donald Trump tenía una deuda con Vladimir Putin, y que debía pagarla; y que las acusaciones de la CIA en los últimos momentos del régimen de Obama eran ciertas: las elecciones presidenciales fueron intervenidas por una potencia extranjera, y fue violada la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, lo que es motivo -incluso- de guerra.
 
Este es el Rusia-Gate
 
¿Por qué tanta conmoción por una llamada? En el momento en el que sucedió esta “fraternización” de Trump con Rusia –o bien de su hombre de confianza, Michael Flynn-, Rusia era considerada como “adversaria” por el gobierno de los Estados Unidos –debido al conflicto entre ambas naciones por Ucrania-. Ahora bien: el Acta de Fraternización con el Enemigo de 1917 (“Trading with the Enemy Act of 1917”), decretada el 6 de octubre de ese año –ver United States Code, Title 50ª, ACT OCT 6, 1917, CH 106, 40 STAT, 411-, establece que es un delito “negociar” o “trade” con un “enemigo”, y que ese acto o acción es, por ejemplo, “Entrar en,  llevar a cabo, completar, o realizar cualquier contrato, arreglo u obligación” con una entidad declarada “enemiga” y en guerra con la Unión Americana –ver apartado 2 “definiciones”; definición “trade”, inciso “c”.
 
Pero Donald Trump asegura y asegurará que él mismo no sabía nada sobre esa llamada. Parecerá como si Michael Flynn hubiera actuado todo el tiempo por su cuenta. El señor general Michael Flynn inició este “escándalo” que puede llegar a consecuencias inauditas, si se comprobara que Rusia efectivamente intervino en las elecciones "americanas" de 2016, y si el gobierno de Trump no logra antes ahogarlo o tapar el aquelarre, o si la población no descubre que este es el camino hacia la libertad; pero además Flynn rompió un record en la Casa Blanca: sólo duró 24 días en el cargo.
 
 

Antecedentes del Rusia-Gate:
 

(Lo que sigue es un fragmento del libro en proceso de edición “Plan México contra Trump” [Leopoldo Mendívil López - Grijalbo]), pronto en librerías:
 


Vladimir ya tenía al Caballo de Troya. Ahora sólo necesitaba asegurarse de que este Caballo ganara las elecciones.


Para derrotar a Hillary Clinton y que Trump se convirtiera en el Presidente de los Estados Unidos, Putin debía darle las herramientas decisivas. Trump quedaría para siempre en deuda con él, y probablemente haría gran parte de lo que Putin deseara, por ser su amigo, y también por medio de enviados “encantadores” y “persuasivos” que siempre tendría Trump en la Casa Blanca –rusos o no: simplemente “agentes”.
 
 
La estrategia maestra
SIEMPRE SE PUEDE
(óomo David en los hechos agarró a Goliath):
 
 
Un día –el jefe de campaña de la candidata estadounidense Hillary Clinton, el flaco y chupado John Podesta, en mangas de camisa, frente a la pantalla de su computadora vio un mensaje que decía:
 


“Tu cuenta de Google ha sido hackeada. Modifica aquí tu contraseña”
 


El hombre se inquietó. Tal vez pensó: “deben ser los rusos. Modificaré mi contraseña”.


Procedió a oprimir el “link”.


Llegó a una página semejante a la de Google, donde proporcionó su “actual contraseña”, para modificarla; y también ingresó una “nueva contraseña”. Ambas le llegaron en ese instante no a Google, sino a un grupo de jóvenes que estaban a muchos kilómetros de distancia: los hackers de la legión cibernética “Fancy Bears”.


Seguramente gritaron “¡Mordió el anzuelo!” –en ruso, pues son rusos en su mayoría.


A continuación dejaron sus refrescos y comenzaron a teclear. Entraron con total libertad a la cuenta de correo de John Podesta, donde pudieron ver datos de su vida personal –de quien fue también el jefe de oficina del presidente mismo, Barack Obama-. Durante muchas horas estuvieron “bajando” miles y miles de correos del jefe de campaña de la candidata Hillary Clinton –un total superior a los 30 mil.


Ahora sólo se requería que alguien los leyera; alguien que procesara esta cantidad estratosférica de información, y que encontrara un “trapo sucio”.


Ese trapo, debidamente difundido a los medios del mundo –en el momento preciso, es decir, en octubre, pocos días antes de las votaciones, en lo que los “gringos” llaman normalmente “la Sorpresa de Octubre” con la que algunos “complotadores” hunden a uno de los candidatos para hacer ganar al otro, y esto lo realizan justo días antes de las elecciones, o sea, a finales de octubre-, sería suficiente para destruir en la prensa al asesor de la candidata Hillary Clinton, y a ella misma.


Pero este “trapo sucio” debía ser realmente explosivo y “aterrador”, como para lograr que la población estadounidense realmente aborreciera a Hillary, y votara por Trump.  


Los correos “hackeados” fueron enviados a Wikileaks. Se ignora cuánta gente participó en analizar 30 mil correos en busca de “trapos sucios”.


Los encontraron.


Había dos realmente “bomba”.


Primero:
 
De Hillary Clinton
A John Podesta
Agosto 17, 2014
 
…los gobiernos de Qatar y Arabia Saudita, […] están proveyendo clandestinamente apoyo financiero y logístico a ISIL [rama occidente del Estado Islámico] y a otros grupos radicales sunnitas en la región.
 


Este correo significó algo impactante: Hillary Clinton sabía desde hacía un tiempo no definido que alguien le estaba metiendo dinero al “Estado Islámico”: Arabia Saudita, y que esta organización estaba asesinado a cristianos en el Medio Oriente y planificando masacres en todo el planeta para crear una nueva ola de “horror” y desestabilizar al mundo y urgir una nueva militarización de las naciones “asistida” por los Estados Unidos [y su instrumento: la OTAN], operación semejante a la Operación Gladio de la CIA –ver Secreto Vaticano [Grijalbo]-; pero, si esto lo sabía Hillary, nadie en la administración del presidente Barack Obama, en la que ella era la responsable de la política exterior, jamás inició ninguna investigación pública seria contra Arabia Saudita.
¿Por qué?


Estados Unidos había invadido países como Afganistán e Irak (2001, 2003) bajo la “teoría” de que sus gobiernos habían estado protegiendo a los terroristas del 9-11 –lo cual se demostró falso después de que los estadounidenses mataron ahí a miles de seres humanos-; sin embargo, Arabia Saudita es “intocable”. Nadie se mete con Arabia Saudita.


¿Por qué?


El correo electrónico significó algo mucho más grave: el gobierno de Arabia Saudita podía estar trabajando este plan sangriento y siniestro de desestabilización del mundo en complicidad con petroleros estadounidenses ocultos, y Arabia Saudita le pagaba (como donaciones, desde 1997) entre 10 y 25 millones de dólares a la Fundación Clinton.


¡La Fundación Clinton! Esto era el trapo sucio.


Esto había que difundirlo.
 
El otro correo “bomba” fue verdaderamente la “bomba nuclear”:


 
Marina Abramovic a John Podesta:
 
Querido Tony […] Tengo tanta emoción por el Banquete Espiritual en mi casa. ¿Crees que puedas decirme si tu hermano va a venir con nosotros? Todo mi amor, Marina.


 
Parecía un correo absolutamente inocente. El problema es que Marina Abramovic es una conocida estrella de tintes “satanistas”.


Los exploradores se apresuraron a investigar qué demonios es el “Banquete Espiritual” y se enteraron que la artista solía embarrar sangre de puerco durante esas fiestas.


Aún peor: en un mail de esa misma secuencia, el mismo Tony Podesta respondió a la invitación “satanista” de su hermano y de Marina Abramovic:


 
John Podesta a su hermano
 
¿Estás en NYC [New York City] este jueves 9 de Julio? Marina [Abramovic] quiere que vayas a su cena.
Enviado desde mi iPhone
 


Bingo. Bravo.


Esto era justo lo que se necesitaba.


De todas las sectas religiosas existentes en los Estados Unidos –incluyendo a todas las denominaciones protestantes-, la más grande es la católica, con el 22% de toda la población estadounidense -70.41 millones de ciudadanos-. Sólo había que decirles lo siguiente:


 
HOW HILLARY CLINTON MET SATAN
CÓMO HILLARY CLINTON SE ENCONTRÓ CON SATÁN– THE NEW YORK TIMES
Octubre 29, 2016 / Por Susan Faludi.
 

RUSIA-GATE: Renuncia Michael Flynn

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