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sábado, 9 de enero de 2016



Jessica Wolf, superando un duelo después de un suicidio

Por Héctor Medina Varalta

Los oídos no pueden escuchar ni la lengua
puede describir las torturas de ese infierno interior.
Lord Byron.

Guadalajara, Jalisco, enero de 2016, ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no habló conmigo? ¿Por qué no pudo encontrar otra solución a sus problemas? ¿Por qué no pensó en mí? ¿Por qué no pensó en sus hijos? ¿Por qué?. La pregunta por qué está presente en forma casi obsesiva en la mente de quienes han perdido a un ser querido por suicidio. No tener una explicación trae consigo una carga de dolor adicional a la experiencia, terrible como es, del acto mismo del suicidio. El suicidio no es natural; de hecho, muchos piensan que “no es correcto”. Se le considera una situación permanente-y equivocada-a un  problema temporal. Sin embargo, y por desgracia, la cifra de estos casos van en aumento: en el mundo en los últimos 45 años, las tasas de suicidio han aumentado en 80%. En algunos países, es ya una de las tres primeras causas de muerte entre las personas de 15 a 44 años de edad y la segunda entre los jóvenes de 10 a 24 años. En nuestro país estamos lejos de estas cifras; con 1% total de muertes, el suicidio es la decimocuarta causa de muerte y es llevado a cabo por cinco de cada 100 mil habitantes.
La autora estadounidense Adina Wrobleski (1995), especialista en el tema, asegura que en los casos de suicidio, lo externo actúa únicamente como un disparador, pero no es la causa del evento. El satanismo, la música, la imitación, pueden ser ejemplos de disparadores, pero nadie le da una idea a la persona de matarse si ella no lo ha contemplado antes. Nadie es responsable del suicidio de otro.


¿Qué se siente intentar suicidarse?
La escritora e investigadora, autora del libro Superando el duelo después de un suicidio (Las experiencias de los que se quedan), comenta que le tomó tres años escribir el libro y le tiene mucho cariño y mucha humildad, ya que en texto referido narra su experiencia de haber perdido a un ser querido por suicidio, y tuvo la fortuna-porque la gente se abrió de corazón-de que le contaran sus experiencias en relación a otros suicidios. Hay diez experiencias narradas en el libro en forma completa, no quiso que las editaran ni que hicieran pequeñas viñetas, para que se publicaran las historias completas de lo que la gente vivió a lo largo de su proceso de duelo, como testimonio para otros para ayudarlos a sanar.



El dolor emocional
Al preguntarle a Jessica, qué piensa la persona que momentos antes decide suicidarse, qué lo orilló hacerlo, ella contesta. La forma en que cada quien vive el intento de suicidio de unos y otros es muy diferente. hay personas que después de haber sobrevivido a un intento están muy agradecidas al tener una segunda oportunidad y hay otras personas que lo intentan de manera recurrente, incluso sus intentos se vuelven cada vez más graves y más violentos: cortarse las venas, tomar pastillas, tal vez usar un arma. Esto nos hace saber que las personas que intentan suicidarse no siempre resuelven la situación en la que se encuentran. Algo común en todas las personas que intentan suicidarse, por lo menos desde la óptica de Wolf, es el dolor emocional. Hay un autor que habla que así como existe el dolor físico, existe el dolor emocional. Y como existe el umbral del dolor físico, existe el umbral del dolor emocional. Es decir, toda persona que vive una experiencia de dolor importante, puede considerar el suicidio como una salida. En realidad, lo que les sucede es que viven de forma completa y profunda la desesperanza. Tal vez han tenido alternativas o diferentes intentos de solución, al perder la esperanza es cuando llevan a cabo el intento. Por citar un ejemplo, Abraham Lincoln en un estado depresivo escribió: “Soy actualmente el más miserable de los hombres vivos. Si lo que siento se distribuyera por igual a toda la familia humana, no existiría un solo rostro alegre sobre la Tierra. No sé si alguna vez estaré mejor, tengo el horrible presentimiento de que jamás lo estaré. No puedo seguir viviendo así, creo que debo morir o mejorar.”


Sólo en la oscuridad brillan las estrellas
El libro habla más bien sobre los sobrevivientes, no de aquellos que intentan y fallan, sino de los sobrevivientes: familiares, amigos o allegados que viven ya el suicidio consumado de un ser querido. Jessica Wolf los considera sobrevivientes, otros no les agrada llamarlos así, pero la autora reafirma su posición, porque la experiencia de duelo y la experiencia de pérdida por un suicidio es desgarradora, puede ser dramática y puede marcar para toda la vida. Por otra parte, en la década de los años 60, los profesionales de la salud mental aseguraban que los niños no se deprimían. El Psiquiatra Ernesto Lammoglia, en su libro Las máscaras de la depresión menciona que algunos casos de accidentes infantiles como un atropellamiento o tragarse una canica, en realidad son suicidios. De acuerdo a nuestra entrevistada,  el suicidio es un tema tabú y se habla muy poco de él, entonces cuando un niño se suicida es algo que nos afecta muchísimo como sociedad y preferimos ocultarlo o esconderlo. Parecen temas oscuros que no nos gusta escuchar, pero hay que entender que la vida está hecha de oscuridad y de luz; sólo en la oscuridad brillan las estrellas y necesitamos de ambas. Por lo tanto, este libro aunque habla de un tema muy oscuro trae mucha luz. Y así como hay personas que padecen depresión, bipolaridad o cualquier otros trastorno emocional o simplemente dolores emocionales o situaciones de la vida. No obstante, todos vamos a pasar por dolores de la vida, es como parte del contrato que firmamos antes de venir a vivir la experiencia humana. Es muy importante saber que estos dolores son oportunidades de crecimiento y sin experimentarlos nos quedamos como a la mitad de la experiencia; los dolores pasan, a veces regresan y nos hacen mejores personas.


Adolescentes y niños tienen poca tolerancia a la frustración
Quienes logran atravesar el dolor con la frente en alto y con el corazón abierto, crecen y se vuelven seres más sensibles, más empáticos que pueden hacer cambios muy importantes en la sociedad en el contexto que le rodean. Esa es la idea detrás de este libro, que no sólo nos codeemos en lo oscuro y en lo doloroso sino que sintamos el dolor como una tierra fértil. Jessica aportó algo no menos importante, es decir, el suicidio no aparece dentro de los genes, aparece más bien como un aprendizaje. Nosotros como padres o como familia modelamos con nuestras conductas y eso es lo que estamos enseñándoles a aquellos que nos siguen, que eso van a vivir porque eso es parte de la vida y se les está ofreciendo esta alternativa como una opción. Algo que también está pasando entre adolescentes y niños actualmente, es que tienen poca tolerancia a la frustración; todo lo que quieren lo obtienen de forma inmediata, no queremos que sufran, no queremos que nada les duela; si el maestro les grita vamos a la escuela para exigir que corran al maestro. Entonces los niños están aprendiendo la no frustración o la poca tolerancia a la frustración. Entonces, si juntamos estas dos cosas que estamos mencionando: la vida está hecha de momentos de dolor, momentos de felicidad, de luz y de oscuridad, pero si a los chicos se les prepara para enfrentar esta vida, desde la no capacidad de frustrarse, están corriendo un gran riesgo. Los niños tienen que aprender en su desarrollo emocional, que la frustración existe, tienen que aprender la capacidad de demora, que las cosas no siempre salen como ellos quieren y que los dolores son parte de la vida, que si nos dan limones hay que hacer limonada y hay que exprimir la vida del dolor, pues es una oportunidad de crecimiento.


Toca el dolor de otro y el alivio llegará
El dolor emocional no se ve, puede uno estar en el Estadio Jalisco, estar trabajando y la gente no percibe el dolor emocional de su prójimo. Esto se vuelve una experiencia privada, secreta en muchas ocasiones, pues nos aísla de todo lo que nos rodea. Es importante tener confianza, compartir lo que nos sucede y compartir el dolor, pues en la actualidad hay muchas oportunidades de tratamiento y de ayuda. Hay muy buena medicación psicotrópica que no tienen tantos efectos secundarios, hay muy buenos especialistas y con un muy buen diagnóstico llevar una buena calidad de vida. Así como si se padece de diabetes y tiene uno medicamento de por vida, es lo mismo en los casos emocionales. “Otra forma que yo he encontrado, que la gente se puede ayudar, es no sólo tocando su dolor sino el dolor de otros; vinimos aquí para servir a los demás y nos es muy útil en la salud emocional hacer algo por lo demás. Entonces, si no lo puedes hacer por ti, hazlo por otro y si uno padece depresión, el alivio de seguro llega.”


Sanando a través de nuestros dolores
La autora comenta que el caso de su amiga que se suicidó le afectó mucho. “Hace 20 años, estaba estudiando en la universidad-para aquellos que dicen que podemos detener los suicidios no es tan sencillo-.”Estaba estudiando psicología y justamente una amiga mía que también estaba estudiando psicología, tomó la decisión de terminar su vida y para mí fue una experiencia impactante, me lastimó, me marcó, me cimbró, fue demasiado fuerte el impacto, porque vi algo que sucedió con la misma con alguien de la misma edad que la mía, en las mismas circunstancias que las mías, pasando la experiencia que yo estaba viviendo en ese momento. Poco después decidí hacer mi tesis profesional sobre ese tema,  y escribí este libro sobre el suicidio, que cuando uno le da significado a sus pérdidas la experiencia de transformación es totalmente diferente, tenemos la oportunidad de sanar a través de nuestros dolores, es decir, tenemos la oportunidad de sanar a través de nuestros dolores. Se quedó en la tesis y años después tuve la oportunidad de escribir y ojalá que llegue a muchas personas, no sólo a las personas que viven la experiencia de suicidio de un ser querido, sino también a aquella personas que les interese el tema, que quieren hacer un trabajo de prevención, que vinieron aquí a hacer servicio, que vinieron aquí a no sólo vivir su experiencia sino a transformar la experiencia de otros y que este libro les sirva de guía. Jessica Wolf comenta que no tiene título de tanatóloga, pero se considera tanatóloga por el tiempo que ha estudiado el tema de la muerte y del suicidio, es autodidacta en ese tema.

La estela de dolor que deja el suicida
La atractiva psicóloga y escritora, menciono esta frase: “El suicida deja su esqueleto psicológico en el clóset emocional de los sobrevivientes.” Cuando hablamos de esqueleto psicológico, hablamos de una gama de respuestas que no tienen fin, que vienen descritas en el libro de todo el proceso por el que pasa un sobreviviente. Si una muerte natural es un proceso difícil que implica todo un duelo, una muerte por suicidio tiene características especiales, específicas que atender y que ayuda a transformar. Por lo tanto, es un duelo muy particular y hay que sensibilizarlos a él. Más adelante, Jessica dejó muy claro que cuando una persona dice que se va a suicidar, hay que tener mucho cuidado, pues algunas personas consideran que es un chantaje, manipulación o una llamada de atención. “Yo creo que cualquier persona que habla o juega con la idea de: ‘me voy a matar’ o ‘me quiero suicidar’ hay que tomarla en serio. Primero, porque no nos vamos a arriesgar a que eso ocurra y dos, creo que ninguna persona en un estado sano, emocional, psicológicamente, en un momento de su vida va a decir: ‘voy atentar contra mi vida’. “Cualquier amenaza, cualquier señal hay que tomarla en serio, podemos estar previniendo una muerte, sin embargo, el suicidio es un acto individual y una responsabilidad también individual. Nadie es culpable de que alguien se suicide; yo puedo ser mal padre, pude haber terminado con mi novia, pude haber castigado a mi hijo y nada de eso significa que la otra persona haya decidido suicidarse por mi culpa. No somos culpables de las decisiones de otros. Vinimos a esta experiencia terrenal a ser responsables de nuestra vida, de nuestro proceso y también de nuestra muerte. Eso es una responsabilidad individual. Pero, claro, si uno está detectando que un familiar o un amigo, es importante ‘prender’ la alarma, que retumben las paredes y hagamos lo posible por evitarlo. Pero a fin de cuentas, la decisión está en sus manos.”

Trayectoria profesional
Jessica Wolf, tiene 20 años de practicar la psicología, después se formó como terapeuta familiar, tiene una especialidad en psicología clínica, tiene un diplomado en terapia de pareja, otro más en terapias narrativas, terapias de juego. Le gusta el estudio y la docencia; le encanta impartir clases e impartir sus conocimientos, se dedica a la consulta privada. Hace unos meses empezó con un programa de radio que disfruta muchísimo, pues considera que tanto su libro como la radio hablan de su momento de comunicar un poco más allá lo que en veinte años ha logrado aprender a través de las personas que la consultan. Le encantaría escribir otro libro, de hecho tiene uno bajo la manga, todavía en pláticas con la editorial, nada en forma. Curiosamente después de hablar del suicidio, se dio cuenta, no sabe por qué se le da por hablar de temas oscuros. Posiblemente el siguiente libro sea de infidelidad y divorcio y desmitificar, sacar a la luz esos monstruos que nos dan tanto miedo, verlos a la cara y tocar lo que es la experiencia humana y sensibilizarnos y transformarnos. Si Dios quiere el siguiente libro se llamará El Canto de la Sirena (Historia de Infidelidad y Divorcio).Contacto: Facebook y en la página de radio que se llama Mujeres Infinitas.

 Material gratuito descargableeditorialpax.com/jessicawolf.asp  

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