Raquel Guerrero: educando a los papás para que ellos eduquen a sus hijos
Por Héctor Medina Varalta
Los abuelos riegan polvo de estrellas sobre la vida de sus nietos.
Proverbio.
Guadalajara, Jalisco, diciembre de 2015. La tarea de ser padres es la más placentera y, a la vez, la más compleja. Educar a un hijo y velar por él o ella es la mayor responsabilidad que una persona puede asumir. Y, como bien se dice, ¿quién nos capacita para ello? Raquel Guerrero, experta en el diagnóstico y tratamiento de problemas de aprendizaje, lenguaje y conductas infantiles, pero también experta en educar a sus propios hijos, aborda este tema tan relevante y necesario, vigente a lo largo de los siglos y de carácter universal.
Raquel Guerrero es autora del libro: Y tú… ¿cómo educas a tus hijos? Por tus hijos te conocerán.
El texto está enfocado a ayudar a los padres de familia a educar a sus hijos. Uno de los capítulos habla sobre la importancia que tienen los abuelos en la vida de los padres.
La escritora opina que nosotros como padres lastimamos mucho a los abuelos, sin embargo, los abuelos también lastiman muchas veces a los nietos. En uno de los capítulos, Guerrero escribe cómo apoyamos mutuamente entre abuelos e hijos adultos a los hijos; ya que sucede, en la mayoría de los hogares, como el niño se confunde ya que los abuelos le dicen una cosa y los padres otra. Esas actitudes le hacen mucho daño al niño, ya que para él no hay firmeza y ya no le creen ni a los papás ni a los abuelos.
Por esta razón, la atractiva escritora, insiste que el niño se dé cuenta de que somos congruentes.
No les enseñamos amarse a sí mismos
Cuando hay esa riña entre padres y abuelos, el niño piensa que el abuelito y la abuelita no saben. Por eso, la importancia de que exista unión, que estén de acuerdo en lo que van a darle al niño y antes que nada que el amor se establezca en la familia. Cuando abuelito, abuelita y papá y mamá se aman, obviamente el niño se va a sentir amado y bien educado. Muchos de los problemas se derivan porque los padres del niño culpan a los abuelos de mal educar a los nietos, y al niño le duele no ver a sus abuelos. El niño piensa: “tengo a mis abuelitos, porque no están conmigo”. Raquel compartió el hermoso epígrafe de esta entrevista y comenta: “Nosotros como padres de familia cuando tenemos un hijo les podemos dar los mejores colegios, que estudie un idioma, que aprenda un deporte, que tenga muchas actividades, que disfrute la vida, pero nunca le enseñamos amarse a sí mismo.” Lo que menciona la educadora y escritora me hizo recordar una frase del famoso chelista Pau Casals, que en más de una ocasión he citado: “Y qué les enseñamos a nuestros hijos en la escuela? Les enseñamos que dos y dos son cuatro, y que París es la capital de Francia. ¿Cuándo les enseñamos también lo que son? Deberíamos decirle a cada uno de ellos: ¿Sabes lo que eres? ¡Eres una maravilla! Eres único. No hay otro niño exactamente igual que tú en todo el mundo. Nunca ha habido otro niño como tú en los millones de años que han pasado... ¡Puedes ser un Shakespeare, un Miguel Ángel, un Beethoven. Tienes capacidad para cualquier cosa. Sí, eres una maravilla!”
Es muy importante que en la familia impere el amor
Ahondando en el capítulo de los abuelos y abuelas, Raquel Guerrero asegura que hay algunos tipos de abuelos que confunden a los nietos llevándole la contraria a los padres- pero también menciona lo contrario-. Es decir, cuando los abuelos quieren suplantar a los padres, anulan su influencia y autoridad. Esto puede suceder cuando el hijo tiene que alejarse gran parte del día debido a su trabajo y el niño queda al cuidado de los abuelos. Pronto, el padre o la madre comprenden que el niño prefiere a los abuelos porque le permiten hacer más cosas, le conceden más permisos, los consienten más, tratan de demostrar más conocimientos, incluso generan culpas, o desaprueban al hijo, en su afán de arrebatarle el amor del nieto. Esto daña profundamente la personalidad del niño. Lo mejor es enseñarle siempre que es el padre quien tiene la última palabra respecto a su atención, educación y cuidado. Aunque consulte la opinión de los abuelos, el padre toma la decisión final. Esto representará para el niño una familia sólida, con principios que respetar, y de este modo, aprenderá a respetar y amar a padres y abuelos por igual. En el libro, la autora recomienda: No te enfrentes a los abuelos de tus hijos, sean tus padres o suegros. Mejor dialoga con ellos. Valora la ayuda que se te ofrece. No te dediques a buscar problemas, no te quejes o señales errores continuamente. Mejor, agradece su apoyo. Aprende a escuchar sus consejos. Cada ser humano es único, aprende a respetar esto. No les exijas perfección, ámalos como son. “Para mí, es muy importante que en la familia impere el amor, ya que un hijo-padre que no ama a sus padres cómo va a amar a sus hijos”.
Hay padres que no saben amar
La escritora mencionó que en Durango, la ciudad en la que ella radica, sucedió un caso muy conocido de un hombre que mataron en la cárcel, había estado preso porque su hija de 15 años y el bebé fallecieron en el parto. Durante las averiguaciones, la policía descubrió que el fallecido era el padre y abuelo del niño, además cómo todo Durango se enteró, la hija mayor confesó que ella también tenía dos hijos de su padre, finalmente otro de los hijos también confesó que su padre lo había violado. Poco después, una madre de familia mencionó que hombres como ese así deberían de morir: en la cárcel y Raquel le contestó: “Cambiaría tu perspectiva de ese hombre del que estás hablando, desde la infancia fue violentado, vivió en la calle, padeció mucha hambre, sus padres que eran alcohólicos y drogadictos, lo prostituyeron, fue violado tantas veces y que vivió tanta violencia intrafamiliar, que un día en un pleito tan fuerte, su padre lo lanzó contra la pared causándole un daño cerebral, que desde ese momento le impidió pensar coherentemente. Ese hombre tan lesionado, tan enfermo, creció con la lesión en el cerebro con una incapacidad mental de reconocer el amor y los sentimientos, y solamente murió como toda la vida había vivido: en manos de un verdugo. ¿Merecía vivir así cuando era niño? Es la realidad: detrás de cada dolor de la familia, hay padres que no saben amar. Y es muy importante darnos cuenta de la enorme necesidad que hay que los padres aprendamos a amar a nuestros hijos. Aquella mujer, al escucharme, cambió su perspectiva; comprendió que las consecuencias de no saber amar a los hijos pueden ser terribles. ”Siempre hay procesos que forman a los hijos, muchas veces no son los adecuados para que estén relacionados con la vida del niño, en ocasiones es desde antes.
Exigencias maternas
Raquel relato la historia de uno de sus pacientes, un niño con problemas de lenguaje, que siempre llegaba enojado al consultorio y por más que trabajaba con él, la terapeuta se daba cuenta que su paciente no avanzaba. Finalmente, una pariente de su paciente que lo acompañaba al consultorio, hizo una prueba y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Resulta que al conversar con la madre del niño Raquel descubrió que cuando la primera tuvo al primer hijo estaba muy ilusionada porque era varón, todo sale perfecto, pero se vuelve a embarazar, ahora de una niña y ella quiere una niña. Muy emocionada pinta la recámara de color rosa, le compra todos sus juguetes, ositos, muñecas, la cuna, muy coquetísimo todo, porque estaba muy ilusionada de tener una hija, ya le había escogido el nombre. A los siete y medio meses de embarazo la niña se le muere en el vientre, la mujer no se da cuenta hasta dos días después. Los médicos sacan a la niña y la señora cae en un grado de depresión muy severo. Tres meses después se vuelve a embarazar de un varón. Ella no ha salido de la depresión y está embarazada de un niño que no quiere, porque ella quería una niña, pero ella se murió, ya no está. Ahora tiene que volver a pintar el cuarto de azul, cambiar todo y tirar o regalar los juguetes y muñecas, pues ya no le va a servir lo que ella quería para su hija porque ahora viene un niño. Había un gran enojo de parte de la madre y como el niño captaba todo, estaba enojado. Su madre estaba frustrada porque quería una hija no un hijo.
¡Por tus hijos te conocerán!
Hay veces que decimos: “¿Por qué este hijo y este otro no?” Es porque hay mecanismos inconscientes de parte de los padres que vamos heredando a nuestros hijos y no nos damos cuenta. Es decir, ella estaba enojadísima con su hijo, no quería un niño, no quería cambiar su habitación, no quería pintar todo de azul; ella rechazaba a su hijo. Pero no se lo decía a nadie, no es capaz de aceptar para ella misma y ante otra persona que ella está frustrada porque no quería otro hijo varón, pero el niño está absorbiendo ese enojo y luego cuando el niño es rebelde y grosero, no soporta a los adultos, le achacamos la culpa al niño. Pero siempre la responsabilidad de dar amor es de los padres. La autora refiere: “hace tiempo platicaba con mi hija, qué cómo podía-su hija-cómo podía ponerle freno a ciertas cosas. le dije que es muy difícil porque se lleva en el inconsciente. Cuando converso con las mamás me encanta decirles: ‘¿Qué da un limonero? ¡Limones!; ¿un peral?, ¡peras!; ¿un manzano?, ¡manzanas! ¿y una madre con conflictos emocionales?; ¡por tus hijos te conocerán!”
Trayectoria profesional
Raquel Guerrero tiene muchos años escribiendo artículos en diferentes periódicos, tiene dos programas de televisión en Durango. Está escribiendo la contraparte, es decir, los hijos adultos les hablan a los papás, hacen las paces con ellos, aprenden amar a los abuelitos y los abuelitos aprenden a amar a sus hijos adultos. Está en el proceso de su segundo libro y este es su bebé escrito, pero ya tiene tres hijos.
La escritora nos dice, los hijos no son cheques en blanco, hay que escribir en ellos los dígitos adecuados, fluctuando siempre entre dos extremos: la sobreprotección y la carencia afectiva. En esta difícil ecuación que busca el equilibrio, recordemos, por último las palabras del gran poeta libanés Gibran Kahil Gibran:
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
Y aunque estén contigo
No te pertenecen…